Sabios de Vertele

“La frívola imprudencia del Sr. Mainat”

Estimado amigo: Habiendo tenido conocimiento de la encuesta que están realizando sobre la televisión pública y, especialmente, del primer texto editado del Sr. Josep M. Mainat, con abundantes alusiones a mi persona, le ruego que publique en su portal-revista las siguientes consideraciones a modo de derecho de réplica: Vaya por delante que me parece muy bien que pregunten a profesionales del sector sus opiniones sobre la radiotelevisión pública y que leeré atentamente todas las propuestas; más aún porque que creo firmemente que mi misión es, por delante de mis propias ideas, testar las opiniones de todos los agentes sociales e institucionales implicados en este tema trascendental para España y buscar soluciones de amplio consenso. Otra cosa es que, aun contando en su lista anunciada de expertos con buenos amigos, creo que está un tanto escorada y que les convendría compensar con algunos partidarios más del servicio público, y, sobre todo, sin intereses económicos en uno u otro campo; tampoco las preguntas básicas parecen muy neutrales, pero eso pertenece al ámbito de su autonomía editorial y al pluralismo y credibilidad que quieran ustedes imprimir a sus páginas.

Lamento no obstante que la primera respuesta haya sido, como demuestra el texto del Sr. Mainat, tan alejada de esos principios que proclaman, de “opiniones con la debida educación y el respeto a las opiniones de los demás, así como a su ”decálogo de buenas maneras“. Y ello por las siguientes razones:

1º.-El Sr. Josep M. Mainat, antes de dar sus opiniones sobre la encuesta (en seis páginas de nueve), descalifica brutalmente al Consejo para la reforma de los medios de titularidad del Estado, nombrado por el Gobierno, y a cada uno de sus miembros, sin esperar a conocer uno solo de sus actos en este tema.

2º.-Con el mismo tono de acusaciones inculpatorias que roza el insulto, con un lenguaje frívolo y una considerable demagogia simplona, Josep M. Mainat parece tener una especial obsesión conmigo, dedicándome casi todos sus comentarios y propuestas en base a mi artículo del suplemento cultural de La Vanguardia, titulado “Cómo acabar con la dictadura de la audiencia”(26-5-2004). Evidencia así desconocer mis cientos de artículos y numerosos libros sobre la Televisión y las Industrias Culturales, publicados desde hace 23 años, entre los cuales se cuentan, como más recientes “La Televisión Económica” (Gedisa.1999), “Las Industrias Culturales en la Era Digital” (coord.. Gedisa 2002) y “Hacia un nuevo sistema de comunicación mundial ” (coord.. Gedisa. 2003). Las opiniones son libres y gratuitas, pero para escribir con autoridad hace falta leer algo, es decir, trabajar un poco. Por mi parte, conozco muy bien por mi dedicación y estudios del sector la historia profesional-financiera del Sr. Mainat, a quien en cambio le habría bastado buscar mi nombre en www.google.com (no el de mi homónimo cantante) para hablar con algún fundamento.

3º.-Resulta especialmente curioso que el Sr. Mainat se dedique a glosar, con lectura parcial e interesada, un artículo mio que, frente a otros muchos anteriores, sólo trataba de la televisión marginalmente y hablaba sobre todo del mundo del libro, del disco, el cine o los museos. Mi objetivo era en efecto mostrar cómo la ley de las máximas audiencias y los máximos beneficios (metafóricamente representados por el audímetro) deben ser compensadas por otros productos y servicios culturales destinados a las múltiples minorías de gusto e intereses que componen la audiencia masiva, para la defensa en suma de la diversidad que exige indicadores más cualitativos. Por ejemplo, a quienes no poseen una gran capacidad adquisitiva y están hoy abandonados, como los niños en la televisión comercial; pero también a los lectores de poesía o de ensayo en el libro, a los aficionados a músicas minoritarias, a los cinéfilos de cine experimental. En todo caso, este texto breve es coherente con mi trayectoria de años, trabajando y clamando por el conocimiento de la economía y el mercado del audiovisual y la cultura, como base para poder mejorarlos de forma posibilista y realista; pero también con mi permanente defensa de la especificidad de la cultura, con su cara vital para la democracia y la identidad de los pueblos y la necesidad, por tanto, del servicio público más allá de la simple lógica del mercado. Esos principios, esenciales para muchos profesionales del sector, quizás sean despreciables para quienes ven la radiotelevisión y la cultura sólo como una fuente de enriquecimiento o, según el propio ejemplo de su encuestado, como “una churrasquería”. Resulta ridículo asimilar a todo aquel que no guste de Operación Triunfo con el fundamentalismo islámico, como hace su colaborador, pero es verdad que el auténtico peligro para el pluralismo viene hoy de los “talibanes” fundamentalistas del mercado que no pueden tolerar un solo resquicio que se escape al totalitarismo de los grandes grupos privados, ni siquiera en las políticas públicas que tienen como función promover el pluralismo.

Respeto profundamente, en todo caso, las propuestas del Sr. Mainat, y no pienso entrar en absoluto a comentarlas, aunque no comparta para nada su visión neoliberal extremista. En todo caso, es bueno para este país, y para el debate democrático del futuro del servicio público, que cada uno firme sus opiniones y se retrate ante la opinión pública. Sólo puedo desear, en ese sentido, que sus próximos colaboradores eleven un poco el nivel intelectual de la discusión que, con tan mal pie, ha comenzado.

Atentamente:

Enrique Bustamante

Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Complutense de Madrid

Nota de la Dirección de Vertele: Queremos agradecer la réplica de Enrique Bustamante al artículo de Josep María Mainat, que contribuye al debate que Vertele quiere propulsar con su iniciativa de consultar a distintos sectores del mundo de la televisión sobre la reforma de la televisión pública. Pero, por alusiones, queremos señalarle que las decisiones que propondrá el Comité de Expertos sobre televisión pública modificarán el panorama audiovisual de las cadenas privadas, y del resto de operadores del sector. Por ejemplo, es muy posible que tras los trabajos de los expertos se decida la creación de un “Consejo Audiovisual” que también regule los contenidos que proponen las cadenas privadas de televisión. Es evidente, por tanto, que todos estos sectores deben tener voz y deben poder opinar. En lo que se refiere a las críticas sobre el panel de elegidos de Vertele, debemos señalar que hemos invitado a representantes de televisiones públicas como TVE o TV3, que han declinado la invitación y que es sorprendente que el Sr. Bustamante no considere, como voces que defienden la televisión pública o que mantienen posturas de independencia, a profesionales como Pío Cabanillas, ex Director General de RTVE; Alejandro Perales, que representa a un sector muy importante de usuarios; a Narciso Ibáñez Serrador, que ha trabajado 40 años en TVE, o a Eduardo García Matilla o Ricardo Vaca, representantes de destacadas empresas dedicadas al estudio del sector como Corporación Multimedia o Barlovento Comunicación. -Josep M. Mainat: “La inexperiencia del Comité de Expertos de RTVE”

-Eduardo García Matilla: “Merecería la pena preguntarse a quién le interesa la televisión pública y para qué”

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