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Los malos enganchan: los 10 antihéroes más queridos de la televisión

Los malos enganchan: los 10 antihéroes más queridos de la televisión

Es posible que no sean sus inquietantes impulsos por matar a gente inocente, sus peligrosos trapicheos con las drogas, su peculiar interpretación del juramento hipocrático, su despiadada estrategia por obtener el poder, o sus enfermizas ganas de hacer escarmentar a sus enemigos, entre otras cosas. Pero igualmente te atraen, aunque no entiendas el motivo. En realidad es natural y un sentimiento compartido por muchos más, así que deja de castigarte por ello y siéntete identificado con estos 10 villanos de la pequeña pantalla que han conquistado el corazón de medio mundo:

Anthony 'Tony' Soprano ('Los Soprano')

'Solo jodemos al que merece ser jodido', asegura El Padrino de la HBO, cómodamente envuelto en su característico albornoz con una taza de café en la mano. Quizá desde el despacho de su psicóloga, la Dra. Melfi. Muy hogareño y familiar, por supuesto, como casi todo padre de familia. Estampa que no deja de resultar chocante si tenemos en cuenta que es de un capo de la mafia, concretamente del de su otra 'Familia', la DiMeo de Nueva Jersey, de quien estamos hablando.

Su lucha constante por tratar de compaginar su vida doméstica con sus turbios negocios comienzan a provocarle ataques de pánico, que terminan por conducirle a la terapia de Melfi. Su complicada niñez y la búsqueda del equilibrio entre sus dos mundos, tan distintos, hacen que no tardes en empatizar con el personaje hasta el punto de que un día te descubres queriendo que sus planes, por viles que puedan parecer, tengan éxito. Además, hay que reconocer que ver a Tony impartiendo su propia visión de justicia resulta gratificante. Especialmente cuando esa jurisprudencia está dirigida a, como alegaba la frase de arriba, quien 'merece ser jodido'.

Dexter Morgan ('Dexter')

Un psicópata primario de manual, aunque sabiamente 'desviado' por su padre adoptivo Harry. Ese es Dexter Morgan, un reputado forense que, ya desde una temprana edad, siente un irrefrenable deseo por matar. Sin embargo, el denominado 'Código Harry' provoca que concentre su sádica ansiedad por el asesinato en personas que, en palabras de su padre actual, 'se lo merezcan'.

De personalidad fría y calculadora, despojado de todo sentimiento, así como de placeres primarios como el deseo carnal y enamorado del 'arte' de matar, Dexter es el encanto hecho carne. Parece difícil de creer, pero así es. De sonrisa brillante, mirada golosa y porte atlético, no duda en extender sus habilidades de seducción para integrarse entre sus compañeros y que nadie sospeche de su 'otro hambre' particular, algo prácticamente conseguido salvo por su Jefe, el Sargento James Doakes, quien usualmente se refiere a él como 'psicópata'.

Sin embargo hay algo, además de su amigable fachada de cara a la galería, que logra conquistarte; hacer que empatices con él, con su situación. Su difícil pasado es, posiblemente, una de esas cosas: germen del comienzo de su aniquiladora obsesión.

Francis 'Frank' Underwood ('House of Cards')

'El (su) fin justifica los medios', es la frase por excelencia que podríamos aplicar a este infame Congresista estadounidense. Al igual que Dexter, Frank también tiene otro tipo de hambre además del obvio: el del poder. La obtención del mismo, más bien, que en su caso se reduce, aunque 'reducir' no es precisamente el término apropiado, a terminar en el conocido despacho oval de La Casa Blanca. La única regla para llegar hasta él es justamente la ausencia de ellas: todo está permitido, y así nos lo demuestra con las nada ortodoxas acciones que no duda en ejecutar para conseguirlo.

'Frankie' es un capullo de sumario. ¿Qué importa traicionar, mentir o manipular a quien sea si con ello puede seguir sumando escalones a su negra trayectoria política? Es tan ególatra que si me dijeran que goza de su propia órbita gravitatoria me lo creería. ¿Y por qué nos gusta tanto entonces? A lo mejor es esa recurrente manía que tiene de dirigirse a ti, el espectador, para hablarte de él y de sus acciones, haciéndote así el único, además de él, digno de su nivel. El Congresista no te desprecia, te ve como un igual, mejor aún, como su igual. Al final, hasta terminas por cogerle cariño, por políticamente, nunca mejor dicho, incorrecto que sea.

Zulema Zahir ('Vis a Vis')

Posiblemente la interna más peligrosa de Cruz del Sur. Superviviente nata, manipuladora, extorsionadora y chantajista en potencia, traidora si es necesario, intensa, pareja de un peligroso delincuente internacional y con una mirada que podría congelar a la más valiente. En prisión, su ley es la única que debería importar a las otras reclusas si no quieren que su estancia allí se convierta en un absoluto infierno.

A priori, Zulema es un personaje digno de toda nuestra antipatía. Sin embargo, a medida que avanzan los capítulos, comienzas a descubrir esos matices grises de su aparentemente negra personalidad. Es una mujer de fuertes heridas, aquellas que no pueden verse reflejadas en la piel; las mismas que le han hecho ser lo que en la ficción representa. Humana, a pesar de todo. Y luego están sus frases del tipo 'no le llames criada, llámala asistenta' o 'solo muere quien es olvidado y a mí me van a recordar', que se graban en la memoria como acuarelas sobre un lienzo desnudo. En definitiva, un personaje dominado por sus propias circunstancias que facilitan esa conexión con el espectador.

Walter White/Heisenberg ('Breaking Bad')

Padre de familia e inmerso en un matrimonio feliz, así era Walter White, un lúcido profesor de química en Albuquerque. Al menos, hasta que le detectaron el cáncer de pulmón que seguramente pondría punto y final a su vida, dada la imposibilidad de operarlo. Es entonces cuando, movido por un loable propósito como es el de asegurar el porvenir de sus seres queridos, comienza a desarrollar un no tan honrado plan que consiste, básicamente, en fabricar metanfetamina para traficar con ella y obtener grandes cantidades de dinero rápido.

No obstante, de la transformación del 'bueno que hace algo malo por un buen fin', que quizá podría sobrevivir a nuestra línea de censura, pasa al 'bueno que se convierte en malo que hace algo peor por un en principio buen fin que se trunca en fatal'. El propio título de la serie ya advierte del villano que el personaje es: 'Breaking Bad' ('echado a perder'). Sin embargo, para cuando descubres la nueva personalidad de aquel fraternal personaje sumido en la desesperación por su cercana muerte y el futuro de sus familiares, ya es demasiado tarde: has empatizado con él, con un malo que quería hacer algo bueno por la peor vía al que, al final, todo se le hace demasiado grande. Un canalla forzado por las consecuencias al que el espectador no puede evitar perdonar.

Thomas Barrow ('Downton Abbey')

La primera impresión que tiende a merecer el lacayo de la ilustre Downton Abbey es, cuanto menos, desagradable. Los primeros planos que la serie ofrece del personaje ya nos muestran su lado manipulador y mezquino. Luego directamente no hacen falta muchos capítulos más para calificarlo como persona non grata. Y es que Thomas y su ambición por obtener un status superior le llevan a cometer todo tipo de traiciones, engaños, y a mostrar su lado más hipócrita con sus compañeros, el resto del amplio equipo de servidumbre de cuyas labores goza la familia Grantham, propietaria de la mansión británica.

Sin embargo, su condición de homosexual reprimido hace que vayas solidarizándote poco a poco con él. Especialmente si tenemos en cuenta el período temporal en el que se ambienta la ficción: las primeras décadas del siglo XX, un momento en el que la preferencia por personas del mismo sexo no solo estaba (muy) mal vista, sino que además era castigada por ley. Por otra parte, hay que reconocer que sus desvaríos con Jimmy Kent y sus salidas verbales, llenas de fina ironía, con sus colegas de trabajo tienen su gracia, por crueles que pretendan ser.

Incluso podríamos confesar que nos encanta verle fumar, un hábito bien entrenado que ejecuta con extremada precisión.

Cersei Lannister ('Juego de Tronos')

Despiadada, farsante, reconcorosa, traidora, embustera, ambiciosa, interesada y algo canalla. Esta mujer lo tiene todo. Desde su privilegiada posición como esposa de Robert Baratheon, Señor de los Siete Reinos, ya desde el inicio podemos verla urdiendo una y mil estrategias para favorecer su situación, la de su hermano Jaime Lannister y la de sus tres ilegítimos hijos: Joffrey, Myrcella y Tommen, todos ellos rubitos y de piel clara, curiosamente muy parecidos a su propio hermano...

De entrada, solo puedes odiarla. Sobre todo porque no resulta excesivamente complicado ponerte del lado de la familia Stark, los (más) buenos de la popular serie, a quienes no duda en intentar perjudicar siempre que tiene ocasión. No obstante, su afilada verborrea y su osadía y descaro para encarar a otros personajes, algunos de ellos con un status similar al suyo, así como el amor que siente por sus hijos, que la hacen ver como lo que es: una leona preocupada por sus cachorros, hacen que surgan matices en la aparentemente imperturbable opinión que en un principio formamos sobre ella.

Gregory House ('House M. D.')

Un médico extremadamente bueno en lo que hace (y malditamente consciente de ello), bastante antisocial, poco dado a la empatía, adicto a la vicodina, cínico a más no poder y con más labia que Barney Stinson ('Cómo Conocí a Vuestra Madre') con unas copas de más, son probablemente las palabras que utilizaríamos para describir a Gregory House, el doctor estrella del Hospital Princeton-Plainsboro.

Su amargada personalidad trae de cabeza a su equipo de diagnóstico, con quienes termina chocando a menudo. La tendencia a emplear tratamientos poco ortodoxos para intentar sanar a sus pacientes es sin duda también motivo de censura. Y ya no hablemos cuando le toca pasar consulta... algo que a todas luces se nota que detesta. Aún así, su impresionante habilidad para dar siempre con el diagnóstico adecuado, su atractiva locuacidad, el cómico bromance mantenido con su colega Wilson, o el conocimiento de la realidad que el personaje oculta más allá, en aquellos tímidos y a menudo solitarios momentos en los que se desprende de su propia máscara, le convierten en un personaje que, pese a todo, cae bien.

Julio Olmedo ('Gran Hotel')

Es, técnicamente, el bueno de esta 'Downton Abbey' a la española. Pero sus métodos para obtener su finúltimo, que es descubrir que ha ocurrido con su desaparecida hermana Cristina, no lo son tanto. La serie se ambienta a principios del siglo XX en un lujoso hotel de Cantaloa, el pueblo ficticio de Santander donde se desarrolla la trama. Julio, un joven de origen humilde, llega de visita al hotel preocupado por la falta de noticias de Cristina, quien no le escribe desde hace un mes. Entonces descubre que su hermana está desaparecida y opta por infiltrarse como un lacayo más, arrebatándole descaradamente el puesto a un joven camarero que había recorrido un largo camino por el trabajo.

Olmedo es embustero y un manipulador de campeonato. Va de inocente y esa media sonrisa, tan suya, logra cautivar a quienes le rodean, salvo evidentes excepciones que no comentaré aquí por no destripar por completo la historia. Es astuto y demasiado espabilado, así como un transgresor de normas en potencia. Pero empatizamos con él porque defendemos su noble causa. Y porque esa labia, descarada la mayor parte del tiempo, que tiene el muy condenado tiene su a qué.

Donald 'Don' Draper ('Mad Men')

Mujeriego e infiel. Narcisista. Manipulador. En lugar de Don Draper perfectamente podría haber encajado como Don Juan Tenorio, si no fuera porque llega a ser un personaje que nadie, salvo él mismo, llega realmente a conocer. Resulta que es director creativo y uno de los socios fundadores de la afamada agencia de publicidad Sterling Cooper Draper Pryce, situada en la Madison Avenue de Nueva York.

Destila ironía, cinismo, arrogancia y machismo, aunque esto último puede estar condicionado con la época que le ha tocado vivir: la década de los 50-60. Ah, también bebe como un cosaco. En resumidas cuentas, el creativo goza de un cúmulo de ingredientes en dosis lo suficientemente altas como para que no cuente con nuestra inmediata aprobación. Pero, aunque nos cueste reconocer, la tiene. Muy en el fondo, quizá, pero ahí está. Y evidentemente todo ello va mucho más allá de su agradable apariencia física e impecable indumentaria. Es, posiblemente, su carácter insondable lo que hace que nos aferremos a él; el hecho de que la ficción vaya desgranando su misteriosa personalidad en pequeñas porciones, como quien va desenvolviendo con pasmosa lentitud el delicioso caramelo que nos morimos por probar. Es la atracción que el personaje despierta en nosotros, surgida por el desconocimiento general que le rodea, lo que hace que toleremos (e incluso simpaticemos) a Draper.

Por supuesto, en esta lista seleccionamos a diez de ellos, pero lo cierto es que existen muchos más: Omar Little ('The Wire'); Jox Teller ('Sons of Anarchy'); Quinn King ('UnReal'); Nicholas 'Nick' Brody ('Homeland'); Petyr Baelish/Meñique ('Juego de Tronos'); Matt LeBlanc ('Episodes'); y Charlie Harper ('Dos Hombres y Medio') son algunos de estos ejemplos. ¿Echas de menos a alguno(s) más?

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