Lo que supone la marcha de Bisbal de 'La Voz' y quién sería su sucesor perfecto

David Bisbal deja La Voz. Esta mañana el almeriense soltaba la ‘bomba’ en la presentación de su nuevo disco. Visiblemente emocionado, aludía a “la imposibilidad de compaginar su gira y otras obligaciones” con la participación en el talent musical de Telecinco.

El rasgo que hace diferente La Voz respecto a otros programas musicales reside en el peso y responsabilidad que los coaches tienen en el resultado final. El casting de voces y el presentador, a pesar de su también elevada importancia, pasan a un segundo plano. Si ellos funcionan, salvan el programa.

Al enfrentarnos a la primera edición, antes del boom mediático de Malú y Melendi, Bisbal era el principal y casi único reclamo para ver el programa. Por ello, muchos se preguntan ¿qué supone su marcha? ¿Hay ‘voz’ sin el ‘coach estrella’ David Bisbal?

SÍ. Y en mayúsculas.

Un cambio que da un giro y refresca ‘La Voz’

Los coaches son parte fundamental del programa, pero quien se crea superior a un formato internacional que triunfa en todo el mundo, debe bajarse de la nube.

Para muchos, David fue un gran coach. A mí, su paso por la televisión me deja un sabor agridulce. Me faltó ese plus que, no sabes muy bien por qué, te hace saltar del sofá o darle un grito a la televisión.

Hay futuro sin David Bisbal y en mi opinión, mejor. Aire fresco que muchos piden para el programa y grandes candidatos con un potencial mediático sin límites.

Dani Martín, el coach perfecto

Comienza el baile de nombres pero yo no tengo ninguna duda de quién sería ideal para el puesto: Dani Martín.

Número uno en ventas, líder de una de las bandas con más seguidores en nuestro país que ahora triunfa en solitario, compositor... y lo más importante: muy carismático. No tiene pelos en la lengua y suele decir siempre lo que siente. Mi instinto me dice que puede regalarnos grandes momentos como coach.

Sea Dani o no, espero que haya un trueque 'estrella por estrella'. Ya no vale “el presupuesto” como excusa...

Esto es televisión. Puedes cantar a las mil maravillas y ser número uno en todo, pero necesitas llegar a la audiencia. Hace falta alguien que derroche pasión, espontaneidad, naturalidad, show. Ejemplificándolo: ser capaz de cargarte tu atril en plena final (¡y ganarla!).

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Hablar de “desgaste del formato” y otros delitos capitales

La bajada en audiencia (y eso que la final cosechó ¡un 28.4%! ante otro programón comoTop chef) ha sacado la palabra “desgaste” a relucir. Permitidme que aproveche para decir que hablar de “desgaste” de un formato como ‘The voice’ tras dos temporadas debería estar penado con cárcel (pero a lo Prison Break en Sona, no divertida a lo Orange is the new black).

Si ‘nuestra’ voz flaquea será por cualquier motivo excepto el “desgaste” de un formato. Coaches, presentadores, productora, cadena, iluminación, sonido, contaminación de la atmósfera o el deshielo ártico. Pero no del “formato”.

Una de las máximas de la televisión (que prácticamente nadie cumple pero todos repiten) es “si algo funciona, no lo toques y si no funciona... tócalo lo menos posible”.

¡David gracias por hacer de la TV un rinconcito mejor!

David Bisbal nos ha regalado grandes momentos a los seguidores de La Voz. Pero más allá de su labor en su silla roja, es justo recalcar, que se ha implicado al máximo en el proyecto. El último año, compaginó su labor en España con la edición mexicana del talent, y en ningún momento mostró su agotamiento o desidia, sino todo lo contrario, dio todo lo que tenía.

¡Gracias David!