Espía de la tele

¿Qué pasa con las nuevas cadenas privadas en abierto?

La “ofensiva de los editores” parece haber provocado que el Gobierno se tome un respiro antes de autorizar a Sogecable para que emita su Canal + en abierto. De momento, se ha pospuesto la decisión, que debía ir al Consejo de Ministros del pasado viernes y se han abierto reflexiones para barajar las distintas posibilidades en relación a las otras peticiones “de oportunidad” que han realizado Net TV y Veo TV. La batalla mediática, mientras tanto, no para. El diario “El Mundo” es la punta de lanza de la batalla mediática. En su edición del miércoles, el periódico de Pedro J. Ramírez daba portada y cuatro columnas a la siguiente noticia: “El Partido Popular acusa a Caffarel de perder audiencia y publicidad en TVE para favorecer a Jesús Polanco”. El mismo periódico había acusado al Comité de Sabios de servir a los intereses de PRISA con su informe. Melchor Miralles, Director de “El Mundo TV” había declarado en el programa “La mirada crítica”, días antes, que “en Televisión Española sobran 5000 trabajadores”, lo que ha provocado que todas las paredes de Prado del Rey estén empapeladas con su imagen y el lema “El enemigo en casa”. Los sindicatos denuncian que alguien que colabora en “59 segundos” y en Radio Nacional de España pueda disparar contra la empresa que le paga un generoso sueldo, y que tenía en antena, hasta hace poco, el programa “Esto es vida”, producido por la productora de televisión del diario. ¿Pero que camino van a seguir las autorizaciones para que existan nuevas cadenas privadas? Parece claro que, aunque se demore, Sogecable tendrá muy pronto su televisión en abierto. En los cuarteles generales de Tres Cantos hay tranquilidad y se trabaja con intensidad para definir la nueva imagen corporativa y para localizar los formatos de entretenimiento de éxito que pueden dar notoriedad a la futura cadena generalista y comercial. “Es cuestión de días o semanas, pero la autorización llegará pronto”- afirman fuentes de Sogecable. Pero esta decisión puede no llegar sola. Las licencias en abierto en lugar de una, pueden ser tres. Hay claros indicios de que Veo TV y Net TV podrían acompañar a Canal + en este camino hacia la competencia. ¿Un regalo envenenado? Podría ser. Realicemos un somero análisis de la situación. Canal + tiene una estructura técnica preparada para emitir en abierto. Tiene que reforzar su plantilla y deberá adaptarse a las nuevas necesidades de una televisión generalista, pero tiene la inmensa fortuna de que la cadena está sintonizada en todos los hogares españoles. La mayoría de televisores de este país pueden ver el actual Canal +, para seguir su programación “libre” o para ver, bromas de nuestra España, el porno en codificado y echar la imaginación al vuelo. Si autorizaran a Veo y a Net a seguir el mismo camino, las circunstancias no son las mismas para ellas. Las dos cadenas tendrían que realizar una inmensa inversión para conseguir la estructura organizativa y técnica adecuada y para conseguir que todos los hogares españoles sintonicen nuevos canales que no tienen frecuencias asignadas, lo que no sucede con Canal +. ¿Cuánto tiempo pueden tardar estos canales en tener carta de naturaleza y en crear nuevos hábitos de consumo? Un mínimo de dos o tres años, lo que pondría a estas cadenas en puertas del “apagón analógico” y de la irrupción de la TDT. ¿Les compensaría caminar por esta senda por un tiempo tan limitado? En Antena 3 y Telecinco prefieren esta segunda posibilidad. Aunque públicamente manifiestan su total oposición a la autorización de nuevos canales analógicos, internamente están ya resignados a competir con Canal +. Pero preferirían que se autorizaran tres nuevas cadenas. ¿Por qué? En la vieja lógica del “divide y vencerás”, parece que una nueva única cadena (Canal +) lo tendría mucho más fácil. Si nacen tres televisiones a la vez, las tres podrían darse el gran porrazo. A la espera de las decisiones de Moncloa, las cadenas privadas trabajan intensamente para fidelizar plantillas, blindar a sus ejecutivos y bloquear todos los posibles formatos de éxito. Se trata de que el enemigo se encuentre con tierra quemada: ni presentadores, ni directivos, ni programas. Para ello se han diseñado todo tipo de estratagemas: desde vincular la retribución de los ejecutivos a los beneficios de los próximos años y complicar las excedencias (Antena 3) hasta proponer ambiciosos planes de opciones sobre acciones para sus principales gestores (Telecinco). En lo que se refiere a los presentadores – estrella, la lógica ha sido la misma: nada de contratos por obra para los principales comunicadores sino que se ha optado por compromisos de larga duración. Una vez redactado este artículo, “El Confidencial Digital” aporta en su edición del viernes 4 de marzo el siguiente rumor: El calendario que maneja el Grupo PRISA en su proyecto de emisión en abierto de Canal Plus tenía marcado el viernes 4 de marzo como fecha en la que el Consejo de Ministros iba a tramitar esta medida. Las previsiones han quedado trastocadas: voces dentro del PSOE han aconsejado al Ejecutivo que no se precipite y espere, antes de dar luz verde, a la aprobación de un documento favorable que elaboran los servicios jurídicos del Estado.

El Confidencial Digital pudo saber de boca de directivos de Canal Plus que el Secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Barroso, había asegurado a los responsables de PRISA que en el Consejo de Ministros de hoy, 4 de marzo, el Ejecutivo aprobaría la emisión en abierto de la cadena.

Destacados miembros del PSOE y del Gobierno han aconsejado al Ejecutivo que no se precipite en la concesión de esta licencia a Canal Plus y que espere a que los servicios jurídicos del Estado elaboren un informe favorable a dicha concesión.

Con amparo jurídico de peso –razonan dentro del partido- el Ejecutivo tendrá las espaldas cubiertas ante las medidas anunciadas por algunas cadenas de recurrir esta decisión ante el Tribunal de Defensa de la Competencia.

Los servicios jurídicos del Estado buscan ahora argumentos favorables a la concesión. Por este camino también se busca legitimar la decisión ante una parte de la opinión pública que se ha levantado en contra de los planes del Ejecutivo y que califica esta concesión como arbitraria y poco favorable a la pluralidad del panorama mediático español.

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