Despedida

Los restos mortales del periodista Ricardo Ortega fueron incinerados en Madrid

Los restos mortales del enviado especial, asesinado por francotiradores el domingo en Puerto Príncipe (Haití), fueron incinerados ayer en el cementerio madrileño de La Almudena. Familiares, amigos y compañeros del corresponsal de Antena 3 despidieron al periodista en la capilla ardiente instalada en el tanatorio madrileño de la M-30. Alrededor de las 14.20 y procedente del Tanatorio de la M-30, llegó el coche fúnebre con los restos de Ortega, acompañado de dos coches en los que viajaban sus padres y sus dos hermanos. El féretro estaba cubierto con una tela blanca y estaba acompañado de una corona en la que se leía “Todos”. Su hermano, Mario Ortega, agradeció visiblemente emocionado “las muestras de cariño y afecto de mucha gente, de sus compañeros, de todos los que le querían” así como también “a los vecinos y amigos de Denia”. “Queremos agradecer a todo el mundo el poco consuelo que podemos tener y todo el cariño que estamos recibiendo”, afirmó. El presidente de Antena 3 Televisión, José Manuel Lara Bosch, calificó a Ricardo Ortega de “gran profesional” y “gran persona” y destacó que era querido por todo el mundo y por tanto “toda la cadena, toda la empresa, los accionistas, el consejo y sobre todo los compañeros están sumidos en la más absoluta consternación”. Sobre sus circunstancias profesionales reconoció que “no estaba en la mejor situación ya que no tenía todavía un destino definitivo” aunque incidió en que “siempre ha estado en nómina y nunca ha salido de la plantilla”. También acudieron al crematorio el consejero delegado de la cadena, Maurizio Carlotti y el director general de Antena 3 Televisión, Silvio González, así como sus compañeros de los Servicios Informativos de Antena 3,entre ellos Pedro Piqueras y Matías Prats, Ernesto Saenz de Buruaga -ex consejero delegado de la cadena-, Olga Viza, Rosa María Mateo y Carlos Hernández, que fue corresponsal en Irak y posteriormente dejaron Antena 3 a causa del ERE. También pasaron por el tanatorio otros corresponsales de guerra como Mercedes Gallego y Jon Sistiaga así como Mónica Prieto, de El Mundo. Carlos Hernández dijo de Ricardo Ortega que era un “periodista en estado puro, extraordinario; él en los conflictos consideraba que era bueno para la población civil que hubiera periodistas, ya que así pensaba que se mitigaba el sufrimiento de los más débiles”. “Es verdad -añadió a los informadores- que cada vez hay más periodistas en los conflictos, aunque existe una situación general de desprotección en la que nosotros también tenemos culpa porque, a veces, vamos sin protección; aunque las empresas tienen que velar porque vayamos en condiciones seguras”. El periodista Pepe Oneto recalcó que era un periodista “que llevaba la noticia en la sangre y sobre todo un gran reportero” así como un hombre “especialista en contar historias” . Apuntó que si existe una definición noble de periodistas no es el que está metido en un despacho “sino sobre todo el que cuenta historias”. Concluyó resaltando que en “las condiciones en las que ha ido a Haiti, otro profesional nunca hubiera ido pero podía más su deseo de contar historias que la voluntad de quedarse tranquilamente en un sitio”. Las cenizas de Ricardo Ortega serán trasladadas a la localidad alicantina de Denia, donde la familia del periodista residía desde hace varias décadas. Ricardo Ortega fue blanco de un francotirador que fue a por los corresponsales extranjeros En las últimas horas se han conocido más datos de la muerte de Ricardo Ortega. Parece que al finalizar la manifestación, se empezaron a oír tiros. Un grupo periodistas trató de acercarse al lugar donde sonaban los disparos y se encontraron e medio de un baile de tiros. Cuando intentaron protegerse se dieron cuenta de que los francotiradores iban a por ellos. Los enviados especiales, entre ellos varios fotógrafos estadounidenses, empujaron la puerta más próxima y se metieron en una casa. Algunos se escondieron en los armarios y bajo las camas, convencidos de que los chimeres, partidarios del expresidente, iban a entrar a buscarlos, según cuenta Toni Cano, enviado especial de “El Periódico de Cataluña”. Un fotógrafo norteamericano llamó por el móvil a los marines y éstos, a su embajador. “No os mováis de ahí. Voy a enviar a un grupo de marines a rescataros”, les contestó el diplomático. La espera, de una hora, resultó interminable. De repente, el fuego pareció cesar y oyeron un revuelo afuera. Ricardo Ortega creyó que eran los marines y se aventuró a salir a la calle. Uno de los francotiradores había estado apuntando a la puerta esperándolos y al verle, disparó los dos tiros mortales. Ricardo Ortega tenía pensado irse pronto de Haití. Seis muertos En la refriega del domingo murieron seis personas, una de ellas por disparos de los marines norteamericanos, según anunció ayer el responsable de la fuerza internacional de seguridad en Haití, el coronel estadounidense Mark Gurganus. Entre la veintena de heridos se encuentra el fotógrafo norteamericano Michel Laughlin, de un periódico de Florida.

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