Entrevista

“Mi personalidad caótica e imprevisible encaja muy bien con la tele”

Carlos Sobera regresó a Antena 3 el pasado jueves 22 con “Supershow”, un magacín “familiar y nada transgresor” con el que espera convencer a la audiencia para que vuelva a aficionarse por el “entretenimiento blanco”. Sin embargo, su nuevo programa ha tenido un discreto arranque (17.7% y 17.1% de share en sus dos primeras emisiones). Aunque se considera un comunicador polifacético, Sobera reconoce que donde más a gusto se siente es en la televisión, porque su personalidad “caótica e imprevisible” encaja muy bien con el medio. Pero no descuida su faceta de productor. Tiene entre manos muchos proyectos de cine y teatro y ha presentado a las cadenas una serie de ficción titulada “Profesor en la Habana”. Eso sí, nunca le veremos al frente de un programa como “Gran Hermano” (de hecho, rechazó la propuesta de Telecinco para presentarlo), porque no le gusta ese género televisivo que él llama “intimity”. En cuanto a la retirada de “¿Hay trato?”, no tiene ninguna “sensación de fracaso”, ya que considera que se perdió un programa exitoso por culpa de la contraprogramación y el nerviosismo de Antena 3 por proteger sus series de ficción. ¿A quién va dirigido el “Supershow”? “Supershow” es un programa claramente familiar, participativo, que no tiene contenidos transgresores o irreverentes que puedan ofender. Sólo un sentido del humor que pretende dar la vuelta a las cosas.

Me pareció muy interesante que una cadena apostara por un producto de entretenimiento puro en un momento en el que la ficción abarca todo el prime time, y el resto de la parrilla se dedica al reality o “intimity”. Aunque es un gran riesgo, porque hay que recuperar a ese público que ha perdido de vista el espectáculo en todo este tiempo. ¿Podríamos decir que el “Supershow” es una prueba de fuego para demostrar a la audiencia tus dotes de “showman”? No, creo que ya he demostrado todo lo que tenía que demostrar. Este programa no me lo tomo como una prueba de fuego, sino como un reto profesional, una forma de crecimiento. Ni única obsesión es hacer bien el trabajo, divertirme, y luego, el éxito o el fracaso te acompañan según las circunstancias. ¿Te sientes más cómodo presentando o interpretando? Me gusta todo lo que hago, pero donde más cómodo me encuentro es en la tele porque yo tengo una personalidad caótica e imprevisible, y la tele fundamentalmente es caos (un caos ciertamente ordenado, pero caos). Y yo en ese desorden me encuentro muy a gusto. Como presentador, doy rienda suelta a aspectos míos naturales, lo cual es una terapia excepcional. ¿Sigues queriendo producir una serie? Mantengo mi labor como productor porque es una faceta que también me gusta. Ahora mismo estoy produciendo mucho teatro y zarzuela. La serie “Segundo matrimonio” que presenté hace tiempo a Telecinco era un proyecto muy concreto que surgió de la propia cadena cuando acabó “El Millonario”, porque a mí no me apetecía seguir presentando concursos ni “Gran Hermano”, que fue lo que me ofrecían en su momento. Yo quería volver a hacer ficción y Telecinco me propuso producir esta serie, pero luego no hubo acuerdo y se quedó en el tintero. Ahora he presentado un proyecto de ficción a las cadenas que se llama “Profesor en La Habana” y estamos esperando respuesta. Pero yo sigo haciendo cosas mientras tanto. El próximo año volveré a producir un largometraje, que no producía uno desde 2002. ¿Qué opinas del tipo de televisión que triunfa actualmente, la llamada “telebasura”? No me gusta, ni como espectador ni como presentador. No es un género que sea de mi agrado. Es por ello que rechacé presentar “Gran Hermano”, porque es un programa que no veo ni me gusta como televidente. Cuando no crees en el producto, es mejor no hacerlo. ¿Te asusta que Telecinco “contraataque” con especiales de “Salsa Rosa”? No, porque en los años que llevo trabajando me ha tocado competir con todo. A veces me ha ido bien y otras mal. Es ley de vida. Nosotros presentamos nuestra oferta con la mayor honestidad y diversión del mundo, y luego el público decide lo que quiere ver. ¿Qué pasó con “Hay trato”? ¿Es cierto la audiencia cayó con el 11-M? No entiendo por qué los periodistas tenéis la idea de que funcionó mal. La explicación es muy sencilla. El programa comenzó con 3.300.000 espectadores y una media del 19%. Durante diez semanas seguidas, fuimos creciendo en audiencia. En marzo, antes de los atentados de Madrid, el programa hacía una media de cuatro millones y 23%. ¿Qué ocurrió? No tuvo nada que ver el 11-M, sino que cómo hacíamos daño a “Pecado original”, Telecinco decidió adelantar su emisión de manera que sus series comenzaban a las 22 horas. A partir de ese momento, Antena 3 se encontró con el problema de que sus series comenzaban un cuarto de hora después que las de las de Telecinco y eso le perjudicaba. Tomó la decisión entonces de suprimir “Hay trato” los días que había series. Algunos días se emitía y otros no. Es decir, mareamos al público y a partir de ahí el programa comenzó a ir hacia abajo. Es cierto que al final la gente se cansa de todos los programas, pero el problema en nuestro caso fue que despistamos a la audiencia. No tengo en absoluto una sensación de fracaso, sino de tristeza porque creo se perdió un éxito por culpa de la contraprogramación y del nerviosismo de Antena 3 a la hora de defender su ficción. Fuimos víctimas de todo eso. ¿Y por qué crees que la audiencia no se cansa del “Millonario” en otros países, en los que continúa arrasando? Porque se explota inteligentemente. En España se hizo una sobreexplotación del formato. Llegamos a hacer 600 programas en dos años y medio. Era el comodín de Telecinco. Se caía una serie o un programa, y allí que iba el “Millonario”. Pero yo creo en la recuperación de los formatos clásicos a lo largo del tiempo, tanto “El millonario” como “Hay trato”. Lo más cercano al “Supershow” que has hecho hasta ahora es “La gran evasión”. ¿Cómo valoras tu experiencia en el programa de ETB? Es cierto que es lo más parecido que he hecho al “Supershow”, aunque el contenido era diferente porque, aunque se emitía en prime time, el concepto y el look eran de late night. La experiencia fue buena porque hay que tener en cuenta que competíamos desde un canal autonómico con un prime time potentísimo en las nacionales (“CSI”, los peliculones de Antena 3 y “Ana y los 7”). Y aún así tuvimos momentos de gloria y una audiencia aceptable (alrededor del 15%) para un canal autonómico. Tampoco podíamos pedir más.

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