Sabios de Vertele (3)

“La idea de la privatización parcial de TVE carece de sentido ahora”

1. ¿Cómo solucionaría la crisis actual en TVE? La crisis actual de TVE es una crisis de modelo, con derivaciones económicas, políticas sociales y de oferta. Sin ser la panacea, es necesario un nuevo modelo:

· Que sea coherente con el cumplimiento del servicio público. Este cumplimiento no puede ser “de mínimos” (como, en el mejor de los casos, ocurriría con las privadas) sino “de máximos”. Ello es, además, lo único que justifica en el marco comunitario la existencia de la televisión pública.

· Que dé prioridad en sus contenidos a la calidad y a la innovación, convirtiéndose en oferta de referencia. Ello no significa ser una televisión “bonsaï” o marginal. No se trata de renunciar a audiencias importantes, pero éstas deben conseguirse más por la vía de la variedad de parrilla y por la suma de targets que por su acumulación en programas de “mínimo común denominador”. Debe cubrir aquella oferta de interés que, por diferentes motivos, no es rentable para las privadas. Un ejemplo es la programación infantil. Otro, la producción europea de calidad. Otro, los programas de participación y acceso social.

· Que se financie fundamentalmente (aunque no exclusivamente) vía impuestos indirectos. El porcentaje de ingresos publicitarios debe estar restringido (y tasado); ello libera mercado para las privadas, pero la medida debe acompañarse con un aumento de oferta de éstas para que los anunciantes no caigan en manos de un oligopolio de operadores (como ahora ocurriría). Para la televisión pública existe una tercera vía de ingresos a potenciar: la venta de contenidos. Y una vía a no utilizar o utilizar al mínimo: el endeudamiento. La crisis económica de RTVE no se debe tanto a un exceso de plantilla (que se combina con una progresiva externalización de las producciones) sino a la combinación perversa de falta de subvención pública y crecimiento brutal del endeudamiento. El Gobierno debe asumir la deuda (con un plan de pagos razonable) y cambiar esta filosofía de “ingeniería financiera”.Con la digitalización, la televisión pública puede encontrar nuevas oportunidades de negocio: venta de servicios de valor añadido (enhaced tv) como las EPG's, el desarrollo de un portal de Internet o el archivo audiovisual; gestionar canales múltiples con programas de operadores diferentes; poner en marcha ofertas complementarias temáticas de acceso condicional; etc. Los actuales y futuros modelos de contabilidad analítica permitirán desagregar costes e imputar a la financiación pública los relacionados con la función de servicio público.

· Que se “desgubernamentalice” y, en lo que se pueda, se “despartidice”. Ello implica entre otras cosas el nombramiento del director general por mayoría parlamentaria suficiente; la separación de funciones entre el Consejo de Administración y la Comisión de Control Parlamentario; la puesta en marcha de los Consejos Asesores previstos ya en el Estatuto del 80 y que nunca se crearon, como una instancia de participación social

2. ¿Está a favor de la privatización total o parcial de TVE? ¿Por qué? Radicalmente en contra. Porque creo que la televisión debe responder no sólo a una lógica económica, sino también a una lógica social que tiene que ver con la existencia del propio sistema democrático, con la creación de una opinión pública libre y plural, con la generalización de la formación, la información y el conocimiento; con el acceso universal; con la atención audiovisual a los diferentes segmentos sociales, sea o no rentable esa atención. Es un sector socialmente estratégico. Y desde este planteamiento, una de dos: o se obliga a las privadas a cumplir (pero de verdad) un amplio catálogo de funciones de servicio público, creando un fondo de servicio universal con aportaciones de todas ellas, sindicando contenidos, etc. o se mantienen ofertas públicas orientadas fundamentalmente a ese fin, que no compitan en el mercado en igualdad de condiciones. Por eso debe existir la televisión pública.

La idea de la privatización parcial (por ejemplo de una cadena) podría haberse discutido hace 10 ó 15 años, pero ahora carece de sentido. Con la digitalización desaparece el problema de escasez de espectro, que hubiera hecho interesante “liberar” una cadena para conceder su gestión indirecta a algún grupo mediático que quedó en su momento sin televisión generalista en abierto. Si vamos a una dinámica de multiplicación de ofertas ¿Qué sentido tiene restringirla en el caso de TVE?. ¿Que beneficio económico real o reducción real de costes proporcionaría?. Si algunos, despreciables.

Finalmente, hay que tener en cuenta (enlazando con lo primero) que por razones de viabilidad económica, es posible que en el nuevo entorno digital las televisiones públicas sean las únicas ofertas generalistas en abierto que acaben existiendo.

Otras entregas anteriores: -Enrique Bustamante: “La frívola imprudencia del Sr. Mainat”

-Josep M. Mainat: “La inexperiencia del Comité de Expertos de RTVE”

-Eduardo García Matilla: “Merecería la pena preguntarse a quién le interesa la televisión pública y para qué”

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