Censura

¿Quién quiere ver la pecera de Gran Hermano?

Gran Hermano es un concurso reincidente. No sólo porque repita el tipo de casa, de rutinas y de programa en general, sino por su mala costumbre de dejar al espectador mirando a la pecera de la casa como un pasmarote y sin posibilidad de ver o escuchar lo que realmente está ocurriendo. Los realizadores (los mismos del año pasado) siguen con su manía a pesar de las críticas que recibieron en la primera edición de Gran Hermano. Por primera vez en GH 2001, el jueves 29, un día después de la expulsión de Marta, se produjeron las primeras desconexiones. Dos, para ser más exactos. Y una de ellas duró alrededor de media hora. De lo que ocurrió entretanto no se sabe nada con seguridad, aunque los foros de las páginas no oficiales dedicadas al reality están en ebullición. El argumento más creíble insiste en que la organización les instó a abandonar la conducta pasiva y aburrida en que estaban sumidos. Acompañado todo ello, se rumorea, de una bronca monumental, ya que su actitud podría estar repercutiendo en los niveles de audiencia. Inmediatamente después de la desconexión pudimos ver a todos los concursantes afanados en la limpieza de la casa, del jardín, de la piscina... Pero la actividad no acababa aquí, Emilio dejó atrás también su pudor y le propuso a Eva entre susurros que fueran al dormitorio a la hora de la siesta a hacer algo... a lo que ella repuso que a esa hora no dejarían apagar la luz. Él respondió: “Umm... con los nervios de que nos ven”. Carlos se suelta... Parece que las conversaciones privadas entre los chicos de Gran Hermano y la organización dan su fruto. Finalmente pudimos ver algo de actividad y animación en la casa. Pero, inevitablemente, el movimiento se extendió hasta las lenguas de algunos de ellos, que comenzaron a vibrar. Parece que en una conversación nocturna Carlos, Karola y otros concursantes dieron rienda suelta a sus opiniones acerca de alguno de los colaboradores de Sardá en el programa de Telecinco Crónicas marcianas. El joven catalán se ensañó particularmente con Coto Matamoros, del que dijo que era “un feo y un vividor; tendría que picar piedra para que supiera lo que es trabajar”, añadiendo que “le soltaría un guantazo que movería las orejas hasta que el jueves santo caiga en domingo”. Siempre según afirmaciones de páginas no oficiales de Gran Hermano, Carlos, en un momento de acaloramiento durante la conversación, llegó a sacar su miembro viril y decir: “Mira Matamoros, tienes la cabeza como la punta de mi capullo”. Como esto siga así, pediremos todos a gritos ¡qué nos dejen ver esos maravillosos pececitos más a menudo! Para enterarte de estas noticias y ver los vídeos, no dudes en consultar el reportaje especial de Latino-television.

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