Entrevista (parte II)

“La televisión es el ojo de Dios”

VerTele.- El filósofo Gustavo Bueno dice que en España “tenemos la TV que nos merecemos”, ¿está de acuerdo con esta afirmación?

Boris Izaguirre.- Por supuesto, la TV tiene el don de reflejar con fidelidad el país donde sucede. La TV es el ojo de Dios, mira a la gente y la retrata como es, sólo que un poco más gorda. La TV es muy criticada, porque es popular, y los intelectuales tienden a denigrar de lo evidente y popular, pero yo creo que debería ser al contrario, que habría que abrazarlo. (Ver vídeo 2). V.T.- ¿Cuál es el secreto de las cuatro temporadas de Crónicas Marcianas

B.I.- Crónicas Marcianas no se hizo a la medida de Sardá ni de ninguno de sus colaboradores. Yo creo que todos hemos colaborado en inventar un programa que es como buque, un transatlántico invencible. La verdadera fascinación de Crónicas Marcianas es que es imprevisible, nunca sabes lo que va a pasar. (Ver vídeo 1). V.T.- La diferencia de audiencia entre Crónicas Marcianas y Crónicas MarcianasMaldita la hora

B.I.- No esperábamos nada porque no sabíamos cómo iba a ser. No puedo opinar porque he visto muy poco el programa de Máximo Pradera, pero creo que todo aquél que se arriesga a hacer un programa de TV merece un enorme respeto y admiración. Yo he vivido la desagradable experiencia de fracasar con un programa y es algo que no le deseo a nadie. V.T.- ¿Se considera un “monstruo mediático”? ¿Cree que es bueno que los contenidos de un programa estén a la medida del comunicador?

B.I.- Más que “monstruo mediático”, yo me considero “revelación mediática”. En mi caso, El anfitrión se hizo a mi medida y fue un gran fracaso, porque yo creo que no hay “programas sastre”, no existe esa medida para uno y no es buena idea que uno se la busque. V.T.- Hablando de “animales televisivos”, ¿cuál cree que es el poder de comunicación que ejerce Javier Sardá? ¿qué transmite a los espectadores? ¿Y Ana Rosa Quintana? ¿Mª Teresa Campos? ¿Máximo Pradera? ¿Boris Izaguirre?

B-I.- Sardá transmite una enorme simpatía. En el caso de Ana Rosa Quintana, defiende bien su espacio en la parrilla y seguramente las mujeres la ven elegante y querrían vestirse como ella, aunque ella nos diría que es por su sencillez y humildad. De Mª Teresa Campos destacaría su llaneza, es adorable. En mi caso, creo que transmito sinceridad e inteligencia, aunque hay una locura por pensar que yo soy más inteligente de lo que realmente soy. El éxito mío en TV radica en que yo nunca he intentado ser otra persona de la que ya soy. V.T.- Los concursantes de Gran Hermano

B.I.- No lo sé porque no los conozco, sólo conozco a sus personajes. Lo más importante de GH en mi carrera televisiva fue que, por mi experiencia como guionista de telenovelas, desde el primer momento me percaté de que, por más que Mercedes Milá lo llamara experimento sociológico, GH era una telenovela, que necesitaba un guionista, y eso es lo que yo hice en Crónicas Marcianas, ser el guionista que pedía el programa. V.T.- ¿Cuál es el verdadero poder de la televisión?

B.I.-Uno no puede negarle a la TV su inmenso poder, el del entretenimiento, pero sobre todo el de la inmediatez, que lo acabamos de comprobar con el atentado de las torres gemelas. V.T.- Usted conoce bien las telenovelas latinoamericanas, ¿por qué cree que Betty, la fea

B.I.- Es una novela extraordinaria, pero quizá necesita su tiempo para enganchar. Uno de los problemas es que la gente ya sabe que va a dejar de ser fea, y eso le quita interés. Por otro lado, quizá a los españoles les ha fastidiado que se la hayan vendido tanto. V.T.- Si tuviera la oportunidad de volver a hacer El anfitrión

B.I.- Jamás lo volvería a hacer, aunque estoy muy agradecido por haberlo intentado. Pero aquella experiencia fue una lucha despiadada conmigo mismo que generó una esquizofrenia innecesaria. >>Entrevista (parte I): Siempre he sido un observador de la realidad

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