Opinión

¿Hacia dónde va la telerrealidad?

Hace una decena de años, Televisión Española en Cataluña creó un programa paródico que se llamaba « Camaleó » que pasó a la historia por haberse anticipado al golpe de estado que estuvo a punto de acabar con Mijail Gorbachov. Era una serie de trece programas que ironizaba sobre las tendencias que marcaban la televisión.

« Camaleó », inspirado por Joan Ramon Mainat, actual Director de Programas de Gestmusic, puso un pie un « falso » concurso en el que el público jaleaba a los malos concursantes llamándoles « jilipollas » a los cuales, cada vez que fallaban una pregunta, se les cortaba un miembro : un brazo, un pie, una pierna, hasta que llegaban al premio final que era un ataúd y todos los gastos del entierro pagados. Era un anticipo de lo que vendría después : la humillación de los concursantes como ejercicio para entretener. En otro de los programas, un « reality » de crónica negra, los vecinos se « chivaban » de las actividades que suponían ilegales de su edificio. La policía, acompañada siempre por cámaras de televisión, acudía a detener a los ciudadanos infractores a los que, para escarnio público, se les llevaba al plató. En algunos casos se les condenaba a cárcel y, en el caso de que se cometiera un error judicial, lo que era habitual, se les volvía a convocar al plató para pedirles disculpas. Era todo una inmensa broma, divertida e inteligente, que le costó la cabeza a Joan Ramon Mainat por culpa de algunos periodistas que dieron como noticia auténtica el golpe de estado en la Unión Soviética « falso » sin comprobar –a pesar de que figuraba claramente en pantalla- que era una parodia, siempre sin citar la fuente, claro. La realidad supera a la ficción Y de aquellos polvos, vinieron estos lodos. De la broma se pasó a la realidad. En estos últimos años hemos visto que la televisión ponía en práctica lo que parecía imposible. Los concursantes son insultados y vejados en « El Rival más débil ». En « Cheaters », un programa de EEUU, las cámaras de televisión acompañan a las parejas « cornudas » a los apartamentos donde sus parejas fornican para pillarles « in fraganti » y mostrar al público, como escarnio, la infidelidad en estado puro. Un informativo supuestamente serio, el 20/20, también en EEUU, utiliza la a un bebé recién nacido para una competición de padres adoptivos que se disputan su custodia intentando seducir a la madre, una adolescente de 16 años con un embarazo no deseado. Y seguimos repasando : la humillación es la base también del « Factor miedo » : un grupo de aguerridos concursantes se prestan a que les pongan sapos y culebras –literalmente- en la boca, o que les enfrenten al asco, al horror y a la alergia visceral rodeados de escarabajos, ratones o cubos de basura. En Francia, « La Granja de los famosos » ha provocado en una parte de la población una revuelta, mientras que el grueso de los espectadores le otorgaba el favor de la audiencia y de convertirlo en el programa más seguido del país. En « La Granja », un grupo de famosos acepta lidiar con condiciones de vida medievales « sin agua, electricidad, ni teléfono móvil » a cambio de 20.000 euros semanales de paga. ¿Escarnio de la pobreza ?. La televisión rusa provocó también la polémica abandonando en Berlín a diez jóvenes que debían « buscarse la vida » para un concurso de televisión. No les dieron ningún tipo de recurso. Se temía que para sobrevivir y ganar el premio prometido se dedicaran a todo tipo de tropelías : a la delincuencia, a la prostitución y a todo tipo de actividades ilegales. La televisión que imita la forma de vida de « los pobres » ha generado éxitos legendarios. Gente forrada, sin problemas económicos, « jugando a ser pobres » ante las cámaras, mientras les ingresan, cadas semana, más de tres millones de las antiguas pesetas en sus cuentas corrientes. Nuevos ricos viviendo como si fueran muy pobres. En un artículo es difícil ser exhaustivo cuando de « realities » se trata. Podríamos hablar de la « Academia » para aspirantes a actores pornos, o de los « yuppies » encerrados en un monasterio, o del « aprendiz » de Donald Trump, que sortea nada más y nada menos que puestos de trabajo y que se refocila en la frase fatídica : « Está usted despedido », o de los aspirantes a jugar a fútbol en el Real Madrid. ¿Alguien da más? ¿Cuáles serán las próximas ideas que « sorprenderán » a los espectadores? Nos atrevemos a pronosticar que se recorrerán todas las escalas de los instintos morbosos del ser humano y de las más bajas pasiones, siempre para conseguir audiencia.

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