Glory Daze

“You gotta build a bridge to the future and open the doors to opportunities” “You gotta build a bridge to the future and open the doors to opportunities”Garrett Harrington, Glory Daze, TBS

Tras la renovación de su oferta nocturna con el fichaje de O’Brien, TBS sigue actualizando su parrilla con la incorporación, la noche de los martes, de Glory Daze, una comedia juvenil ambientada en el campus de una universidad de Indiana en los años 80.

Aunque Joel (Kelly Blatz) es el personaje a través del cual nos introducimos en los aspectos de la vida universitaria norteamericana, la serie utiliza a todo su grupo de nuevos amigos para desarrollar las tramas. La pandilla en cuestión no podría resultar más estereotipada (cosa que no tiene por qué resultar necesariamente negativa): un judío virgen, un jugador de béisbol ligón, un pijo religioso, una compañera de clase guapa y rubia, un profe chiflado, un compañero de habitación freak y un pardillo (seguramente demasiado para resultar creíble), el propio Joel, que espera que la universidad le enseñe todo aquello que la vida le ha negado hasta el momento, incluido, y por encima de todo, el universo femenino.

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Dicho así, el planteamiento no dista demasiado de cualquier serie o película juvenil que, con más o menos éxito, haya intentado trasladar al espectador la experiencia universitaria propia de un campus lleno de residencias, fraternidades, alcohol, sexo y fiesta. Supongo que Walt Becker y Mike LeSieur (You, Me and Dupree, 2006), creadores de la serie, estuvieron dando vueltas a cómo ofrecer algo nuevo al género y tuvieron dos ideas:

La primera, la de situar la acción en 1986, resulta desconcertante. Más allá de algunos peinados, las fotos de Reagan o alguna otra pequeña referencia, resulta completamente prescindible la ubicación temporal de la trama. No formo parte de la generación que descubrió el mundo en los ochenta, pero me hubiese resultado interesante comparar mi experiencia, preocupaciones y visión de mundo con la de los que formaron parte de una década tan atractiva, especialmente, para los jóvenes universitarios. No hay nada de eso en Glory Daze. Las tramas podrían trasladarse a la actualidad perfectamente sin verse afectadas y eso, teniendo en cuenta que la promoción de la serie se ha hecho en base a este dato, no es buena señal.

El otro aspecto en el que descansa la serie me parece, en cambio, más acertado. Además de las chicas (que, por lo menos en el piloto y aunque haya algún que otro personaje secundario femenino, representan simplemente un tema de conversación más), el alcohol y la formación académica, la serie habla de la relación que se establece entre compañeros de universidad. Los protagonistas de Glory Daze, y como nos ha pasado a muchos, se enfrentan en estos años de carrera a una de las etapas más intensas de sus vidas y muchos de los vínculos que establezcan en estos años permanecerán ahí para siempre convirtiendo a personas que hasta hace unos días eran perfectas desconocidas en hermanos de por vida. Creo que la serie acertará si este tema, como se apunta en el piloto, termina ejerciendo de columna vertebral, aún siendo evidente la necesidad de exprimir las tramas más estrictamente hormonales para mantener al espectador sonriendo.

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