Premio al surfero que cabalgó la ola más grande de la historia: 23.7 metros de altura

Según los expertos, 23.7 metros de altura. Eso es lo que medía la ola que el 1 de noviembre de 2011 surfeó en una playa de Praia do Norte de Nazaré (Portugal) el hawaiano Garrett McNamara. La ola más grande jamás cabalgada.

La hazaña ha tenido reconocimiento en la gala de los premios Billabong XXL, celebrada en el Teatro Grove de Los Ángeles (California) el 4 de mayo, recibiendo el Big wave award (Premio a la ola más grande), desbancando además el récord histórico de Mike Person, que en 2008 surfeó una ola de 23.46 metros.

El video muestra como McNamara parece un simple muñeco en comparación con el enorme tamaño de la ola, que hace empequeñecer incluso a la moto de agua que sitúa al surfista en el mejor punto para coger la ola.

“El récord del mundo tampoco me dice demasiado, así que quiero dedicar esto a todo el pueblo de Nazaré y a mi familia, para que estén orgullosos y esta hazaña les inspire”, confesó el surfista de Hawai cuando subió a recoger el galardón.

El español Axier Muniain estaba nominado en la misma categoría

Precisamente la hazaña de McNamara dejó sin premio a un español, el vasco Axier Muniain, que estaba nominado en la misma categoría por la ola que logró surfear el 15 de diciembre en las costas de Agiti en San Sebastián.

Sin el tamaño de la de McNamara, lo cierto es que el de Zarautz, todo un veterano en el circuito que ya ha sido diez veces nominado en los premios Billabong XXL, se permitió incluso adornarse en la cresta, recortando y retomando el rumbo con su tabla sin sufrir ningún percance.

McNamara también se llevó el premio al mejor “costalazo”

En el mundo del surf, un “gaje del oficio” puede ser el caer desde lo alto de una ola de más de 15 metros y descrubrir que el agua del mar no es tan blandita como se esparaba. Pues esto también se premia en estos prestigiosos galardones.

La categoría Wipeout, que “recoge” los mejores costalazos del año, también estuvo dominada por McNamara, que se cayó desde lo más alto de una enorme ola en las playas de Maui en su país natal, Hawai, en enero.

El surfista, aún así, fue modesto: “Tienes que elegir entre si te sientes cómodo con la situación o si quieres morir”, y agregó que las caídas nominadas del resto de sus compañeros eran, para él, mucho más peligrosas. “La mía no es nada si la comapramos con las caídas en Teahupoo (Tahiti) de Nathan Fletcher y Bruce Irons; en Jaws al tener más profundidad te sacan con la moto de agua más fácilmente, y encima igual te dan un beso”, bromeó.

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