Crítica

'Cardo', un retrato generacional auténtico y brillante que está llamado a dejar huella

En un panorama audiovisual con un ritmo de estrenos inabarcable para el espectador medio, se recibe como un milagro cuando una de esas series en las que hay puestas altas expectativas te agita, te duele, te hace reír y te remueve hasta el punto de que no puedes dejar de pensar en ella. Eso es lo que ocurre con Cardo, la nueva ficción original de Atresplayer Premium que llega este domingo 7 de noviembre a la plataforma con todos los ingredientes para dejar huella.

Tras el éxito inapelable de Veneno, Javier Calvo y Javier Ambrossi ceden su altavoz a Ana Rujas y Claudia Costafreda, dos creadoras con talento y sensibilidad que han conseguido plasmar en seis capítulos de 20 minutos una historia cruda y realista que ya es, a falta de dos meses para terminar 2021, una de las series españolas del año.

Producida por Buendía Estudios y por Los Javis a través de su productora Suma Content, Cardo abre una ventana a la vida de María, una treintañera con una sensación constante de vacío que vuelca sus problemas en las drogas y en las relaciones tóxicas. En lo laboral, ayuda a Puri en la floristería de su barrio de siempre para evitar que tenga que cerrar, y en lo personal se apoya en sus dos amigas del alma. Tras un humillante encuentro con su ex, un accidente le obliga a cambiar sus prioridades y a afrontar algunas verdades dolorosas.

Un retrato generacional honesto y auténtico

Por historia y objetivo, Cardo sigue la línea continuista de una tendencia que parece estar instalándose en la ficción española, donde títulos como Valeria y Todo lo otro reflejan -o lo intentan- las frustraciones, anhelos y preocupaciones de una generación que al llegar a los 30 no ha encontrado más que promesas incumplidas y sueños truncados. Lo interesante de la propuesta de Rujas y Costafreda es que se sirve de un contexto tan conocido para reflexionar sobre las expectativas que se nos imponen y otras cuestiones esenciales con una honestidad y autenticidad absolutas.

Frente a los relatos prefabricados y poco realistas que engrosan los catálogos de las plataformas, Cardo se presenta como un retrato generacional de autor capaz de conmover e implicar a todo tipo de perfiles, se vean o no reflejados en la realidad de María y sus amigas. Un soplo de aire fresco a la industria patria que pone de relieve que apostar por las nuevas generaciones de creadoras no debe ser una excepción, sino la regla.

Cuenta Ana Rujas que tras encadenar personajes secundarios y castings frustrados para series de televisión, sintió la necesidad de dejar de pelearse con la industria para buscar su propia voz. En esas aparecieron Los Javis, que cuando la vieron actuar sobre las tablas del teatro con La mujer más fea del mundo tuvieron claro que ese mundo debía escuchar todo lo que tiene que contar.

De su alianza con Costafreda, una inseparable del dúo de directores desde que fue guionista de Veneno, ha nacido una ficción muy en la sintonía de la factoría de Calvo y Ambrossi, pero con su propia identidad. Una dramedia que reivindica la imperfección, que enamora desde el costumbrismo y que permite a Rujas brillar en un papel protagónico que, evidentemente, está hecho a su medida.

'Cardo', identidad y diversidad

A través del personaje de María y de sus amigas Bego (Clara Sans) y Eva (Ana Telenti), Cardo representa diferentes realidades que cualquier chica nacida en los 90 puede experimentar en algún momento en un contexto como el actual. Desde lo más mundano del día a día, hasta situaciones indeseables que marcan una vida.

En ese sentido, la nueva serie de Atresplayer Premium se atreve a reflejar cómo de desprotegida se siente una mujer ante un caso de abuso, y cómo amenazan con recaer en ella las consecuencias de un acto que en ningún caso ha buscado. También dibuja, con mayor o menor sutileza, otras problemáticas como los excesos, las relaciones tóxicas con el cuerpo y los trastornos alimenticios.

El trío protagonista está arropado por un grupo de secundarios que respira diversidad, como la vida misma. Desde Diego Ibáñez, el vocalista de la banda Carolina Durante que debuta con soltura en su faceta como actor, hasta una Yolanda Ramos que siempre arranca una carcajada, asuma el papel que asuma. También destaca en el rol de Puri Juani Ruiz, que suma un nuevo proyecto tras su paso por Veneno, y Jedet, que firma una colaboración especial en otra serie con sello de Los Javis tras ser una de las tres Cristina Ortiz en el aplaudido biopic.

Capital en el realismo de Cardo es también su retrato de Madrid y de la vida de barrio, que no es que sea “un personaje más” como se habitúa a resaltar, sino el entorno propicio en un relato en el que todo funciona. Funciona el tono, el ritmo y la banda sonora compuesta por Álex de Lucas de The Parrots, que ha trabajado con el dúo de productores en ficciones previas.

Más allá de la música y de la fotografía, que también tiene sello de autor, la identidad de la serie se construye a través de una serie de decisiones que son importantes a nivel narrativo y como contrapunto cómico. Hablamos del recurso elegido para comunicar al espectador los pensamientos de la protagonista, un acierto tanto por la información que aporta, como por el desahogo que supone en una trama esencialmente dramática.

En paralelo, son constantes las referencias religiosas en una historia en la que a María no le queda más remedio que tener fe y mantener la esperanza de que todo va a salir bien. En este caso, a sus creadoras no les va a hacer falta rezar al Santo de los Imposibles que el personaje principal guarda como un talismán en la funda de su móvil, ya que la serie que han 'parido' está llamada a ser una revolución.