Crítica

'Dexter' vuelve fiel a su esencia como serie, pero con su protagonista desconectado de su 'Pasajero oscuro'

Dexter: New blood

Marcos Méndez

El 22 de septiembre de 2013, hace algo más de ocho años, la serie Dexter estrenó el último capítulo de su octava temporada (por si no te acuerdas de cómo acabó, te lo recordamos). Su adiós supuso el punto final a una alabada trayectoria en la que acumuló una enorme legión de fans en todo el mundo. Pero la forma de “cerrarse”, o más bien de quedarse abierto, fue tan polémica que acabó filtrándose que la cadena Showtime impuso el final a sus guionistas.

Muchos de los seguidores de la serie valoraban que lo único positivo de ese final, al que seguramente le sobraron los últimos minutos desde la escena en la que Dexter conducía su barco directo hacia el huracán, era que dejaba la puerta abierta a su regreso. Y así ha sido. Aunque el mal sabor de boca del equipo se confirmó en octubre de 2020, tras anunciarse que la serie volvería con una temporada especial, cuando su showrunner Clyde Phillips confesó que era “una nueva oportunidad para hacerlo bien”.

Más de ocho años después de ese adiós, y más de un año después de hacerse oficial su regreso, Dexter: New blood llega este lunes 8 de noviembre a España de la mano de Movistar+. Lo hace con una novena temporada especial (y esto es importante, puesto que marca su continuidad) compuesta por 10 capítulos y ambientada una década después de su despedida original.

Con el mismo creador a los mandos, sus meses de preparación han ido revelando que por supuesto Michael C. Hall repetía como protagonista; que el personaje de su hermana Debra encarnada por Jennifer Carpenter también iba a estar (y, sobre todo, cómo iba a aparecer); que tiene dos ausencias sonadas (las del personaje de Hannah McKay de Yvonne Strahovski, y el padre de Dexter, Harry, encarnado por James Remar); que su nuevo “villano” sería Clancy Brown; que también aparecerá el más mítico, Trinity, al que da vida John Lithgow; y hasta la nueva identidad de su protagonista.

Pero tras ver sus cuatro primeros episodios, ya podemos responder a la gran duda de los fans: “Toda esa información está bien, pero... ¿cómo vuelve Dexter?”.

Misma serie, distinto personaje

Comenzaremos tranquilizando a los fans: Dexter vuelve bien. No hay que dejarse engañar por su primer capítulo, en el que el protagonista enseña su nueva vida con el nombre falso de Jim Lindsay -homenaje al autor de los libros, Jeff Lindsay- en la pequeña ciudad de Iron Lake (Nueva York), y es feliz siendo un medio ermitaño enamorado de la jefa de policía Angela Bishop (Julia Jones). Saluda a todo el mundo, tiene un trabajo estable y común, baila, es sociable... vamos, que no parece Dexter. Y no lo es: es Jeff Lindsay.

Pero calma. Como el resto de su vida, su “Pasajero Oscuro” vuelve a aparecer muy pronto. Y lo hace con una innovación. Dexter: New blood, como serie, mantiene el sello inconfundible y el mismo estilo que la Dexter original, recurriendo a la voz en off de su protagonista para plasmar sus pensamientos, muchas veces cargados de ironía, y lograr que en todo momento empaticemos y nos pongamos en la piel y la cabeza del asesino en serie más famoso de la ficción. Sí es importante su cambio de contexto, al trasladar su localización de la ciudad a un entorno rural nevado y boscoso, lo que concentra la acción en los pocos habitantes del pueblo... y reduce los posibles culpables si se comete un crimen.

Pero en Dexter: New Blood, el protagonista Dexter ha cambiado. Quiere ser un “nuevo yo”, y no sólo por su falsa identidad. Tenía casi olvidado a su “Pasajero Oscuro”, y cuando reaparece le hace actuar de una forma impulsiva, sin casi preparación como nos tenía acostumbrados, lo que le lleva a cometer errores antes impensables y a transitar desde el principio por una fina línea que puede hacer que le descubran. La trama le pone más al límite, y como ya le había pasado en otras temporadas, él no es el cazador, sino que debe evitar ser cazado.

En ese conflicto entre su verdadero ser -el Dexter que representa su antigua vida- y su nueva identidad como Jim Lindsay -en la que no siente sed de sangre y quiere ser feliz aunque sea a base de mentiras- es indispensable el personaje de Debra. Su hermana es su “pepito grillo fantasmal”, que aparece cuando Dexter está solo para recordarle quién es realmente y que no repita los mismos errores. Es un recurso típico, sí. Pero hay que comprender que pocas más opciones tenían (salvo hincharnos a flashbacks) para dar relevancia a un personaje tan crucial para Dexter. Y es de alabar lo bien que lo han empleado para incrementar la tensión e introducir momentos de desconexión de la realidad y aportar incluso algo de locura.

La serie sabe que ha pasado mucho tiempo, y que es tan necesario explicar cómo es ahora Dexter, que hasta puede generar impaciencia con su tranquilidad al presentar al “nuevo” malo. Dexter: New blood primero quiere que comprendamos su nuevo contexto, y por eso aparca en un segundo plano (quizás demasiado) a su villano. Eso sí, lo que apunta en sus primeros cuatro episodios deja claro que éste alcanza un nivel de maldad y crueldad notable, y aparentemente introduce cierto valor de clase social.

Si en un principio Jim Lindsay se muestra en paz consigo mismo, e incluso con su conciencia representada por Debra, dos hechos provocan que el mundo de Dexter se ponga patas arriba. El primero, ese arrebato de impulsividad con el que vuelve su “Pasajero Oscuro”, y que le convierte en un cazador que evita ser cazado. El segundo, aún más importante, la reaparición de su hijo Harrison, ahora encarnado por Jack Alcott como un adolescente talludito que revoluciona interiormente al protagonista y le dota de una sensibilidad casi inédita en él, con el firme deseo de recuperar el tiempo perdido y ser padre.

Es esa historia personal, la de Debra y Harrison, la que marca que Dexter: New blood es una continuación, y que pese a “subtitularse” con esa Sangre nueva es la temporada 9 de la serie. Y como dijimos en el tercer párrafo, esto es importante para los que quieran verla: si no seguiste las ocho primeras, quizás acabes perdido entre nombres, traumas y vivencias. Dexter vuelve, sobre todo, para sus fans. Porque es necesario conocerle, y conocer su historia, para comprender esta nueva temporada.

Así que para los fans durante ocho temporadas, podemos decir que no lamentarán este regreso y acompañarán con gusto a este nuevo Dexter. Más dudas quedan para los que quieran sumarse directamente a esta New blood. Y eso que esa “Sangre nueva”, tras conocer a su hijo, da que pensar en una posible línea argumental que alargue la tradición familiar...

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