Crítica
'El Inocente' de Netflix, un inteligente rompecabezas que juega a confundir al espectador

Imagen de 'El Inocente' de Netflix

Laura Pérez

Como un inteligente rompecabezas cargado de interrogantes llega este viernes El Inocente, la nueva serie española de Netflix. La compañía de streaming, que no hace más que agrandar su lista de proyectos patrios, se atreve con el misterio con sello Oriol Paulo (Contratiempo) en su decimoquinto estreno español, un interesante thriller coral que no da tregua al espectador y que promete hacer las delicias de los aficionados a los puzzles... televisivos.

Esas son las sensaciones principales que deja el visionado de los tres primeros capítulos a los que hemos tenido acceso en Vertele. Tres de los ocho que componen la primera y única temporada de una miniserie que atrae por su físico –en este caso, por las caras y nombres que componen el elenco principal- pero que atrapa por su interior -una historia potente y bien ejecutada, como no siempre ocurre-.

Protagonizada por Mario Casas, Aura Garrido, José Coronado y Alexandra Jiménez, entre otros, El Inocente gira alrededor de Mat (Casas), un joven que se convirtió en homicida accidental nueve años atrás y que en la actualidad intenta empezar de cero con Olivia (Garrido). Sin embargo, una inexplicable llamada desde el móvil de su esposa mientras ella está de viaje le desconcierta al tiempo que empieza una carrera frenética por descubrir la verdad. Su inocencia será cuestionada de nuevo, esta vez por Lorena (Jiménez), una inspectora de policía que investiga un caso de suicidio.

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Con este punto de partida arranca una miniserie que huye de la narrativa lineal para presentar una historia en diferentes tiempos y con distintos puntos de vista. Al menos en su arranque, El Inocente plantea sus episodios como piezas desiguales de un mismo rompecabezas que, uniéndolas, van cobrando sentido. Un recurso que no es nuevo en la narrativa audiovisual, pero que en este caso marca la diferencia.

Un puzzle intrigante al más puro estilo Oriol Paulo

La nueva producción de Netflix es un puzzle intrigante al más puro estilo Oriol Paulo. Y es que aunque no se trata de una historia original, el relato de la novela de Harlan Coben le viene al cineasta como anillo al dedo y le permite desplegar todas las herramientas clásicas de su estilo cinematográfico en una serie que confunde e inquieta como lo hacen sus películas más distintivas.

No sorprende que la compañía haya puesto en manos del catalán este proyecto, visto el éxito internacional que tuvo hace unos años su cinta Durante la tormenta. Tampoco extraña que Paulo se haya rodeado de talento conocido para su nueva andadura en la ficción seriada, pues el resultado de sus uniones pasadas con Mario Casas, Aura Garrido, Ana Wagener y José Coronado ya recibió el beneplácito del público más fiel a su trabajo.

En El Inocente, el grupo de actores protagonista vuelve a demostrar su afinidad con el director, en manos del que rinden a buen nivel. En el caso de Mario Casas, que se enfrenta a su primer estreno tras llevarse el Goya, reafirma que se siente especialmente cómodo dando vida a personajes que no tienen el control de la situación. También destaca Alexandra Jiménez lejos de un rol cómico, así como el grueso de secundarios que no se llevan habitualmente los halagos, pero que completan el guiso hasta dejarlo en su punto.

'El Inocente' es un producto muy Netflix

Esta nueva ficción no es ni mucho menos un plato perfecto, pero sí encuentra la receta para hacerse apetecible tanto para las masas, como para los aficionados al suspense. Con sus cosas, El Inocente es un muy buen entretenimiento que engancha y que se antoja ideal para darse un atracón de fin de semana sin cuestionar en exceso aquello que chirría. En definitiva, es un producto muy Netflix.

Entre “sus cosas” están esos monólogos de los personajes que abren cada capítulo y que desconciertan casi tanto como los giros de guion que se suceden después. Un recurso que no termina de funcionar, pero que acabas “comprando” conforme te va atrapando la trama. Ese mérito hay que asignárselo al equipo de guionistas que forman el propio Paulo, Guillem Clua y Jordi Vallejo, que consiguen crear una atmósfera que atrapa mientras juegan a confundir constantemente al espectador con golpes de timón.

Además, a través del thriller sobre el que se vertebra la historia, la serie reflexiona sobre las segundas oportunidades y las mochilas del pasado, al tiempo que tira de la manta de la corrupción en el poder y de los clubs de alterne. Aunque en el arranque pasa de puntillas, siembra una semilla que promete germinar en el resto de la temporada.

En resumidas cuentas, El Inocente dedica su arranque más a plantear preguntas que a dar respuestas, algo totalmente lógico y que funciona a la perfección en los primeros episodios. Ahora bien, la serie deberá resolverlas en los capítulos restantes para hacer encajar todas las piezas y cerrar el relato de manera satisfactoria. 

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