'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder', el eslabón perdido de Tolkien hecho realidad

Imagen promocional de 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder'

Marcos Méndez

Quién sabe si, dentro de muchos años, los seriéfilos y todos los fans de la ficción recordarán estos 12 días en los que se estrenan dos de las series más esperadas, por lo menos, de esta década. Y es que si acabamos de dar la bienvenida a La casa del dragón, el primer spin-off de Juego de Tronos en HBO Max, la expectación vuelve a estar por las nubes para recibir a El Señor de los Anillos: Los anillos de poder.

La serie que escarba en el universo fantástico creado por J.R.R. Tolkien hace un siglo se estrena por fin este viernes 2 de septiembre en Amazon Prime Video, convertida en la principal apuesta del gigante norteamericano para conseguir, de una vez por todas, que los usuarios de su servicio Prime Video sepan que también pueden disfrutar de su plataforma de streaming. Y la mejor forma de hacerlo es no escatimar en gastos, por lo que es una de las series más caras de la historia.

La compañía, que ya ha anticipado que tiene previstas cinco temporadas y sabe hasta cómo será el último plano, aún tiene que mejorar sus mecanismos de promoción para estar a la altura de la experiencia de HBO Max, que ofreció a los periodistas seis capítulos de su serie para poder opinar con una buena base. Para hablar de El Señor de los Anillos: Los anillos de poder sólo hemos tenido acceso a los dos primeros de sus ocho capítulos de una hora de duración, ambos dirigidos por el español J.A. Bayona, que son los que sirven para su lanzamiento este viernes e inauguran su emisión semanal. Sin hacer spoilers, hablamos de ellos a continuación para explicarte qué puedes esperar de la nueva super-serie.

Vivir la nueva aventura desde el primer minuto

Para empezar, hay que aclarar que El Señor de los Anillos: Los anillos de poder se ambienta en la Segunda Edad, lo que a los fans del universo de Tolkien les sitúa en un extenso período de tiempo entre el destierro de Morgoth (el Señor Oscuro original) y la primera derrota de su siervo Sauron. Para los que sean más de la adaptación cinematográfica, cabe aclarar simplemente que se sitúa miles de años antes de las películas de El Señor de los Anillos, y también miles de años antes que la historia de El Hobbit.

Otra aclaración importante es que es una serie creada en base a los derechos que sí tiene la empresa, que son los de las películas. Es decir, por cuestión de derechos no pueden basarse en el Silmarillion ni en otras obras del universo de Tolkien, sino que reconstruyen la Segunda Edad en base a las anotaciones que hay en El Hobbit y El Señor de los Anillos. Pero resulta suficiente, y lo hacen con tal detalle y mimo que lo que a priori podría ser una contra, se convierte en una ventaja: gustará a los fans, y podrá gustar a los no-fans, ya que no les pierde.

Como en los libros, como en las películas, y como ahora también la serie, Los anillos de poder propone desde el primer momento una aventura, un viaje fantástico y repleto de tensión, enigmas, acción, misterios, amistad... e incluso amor. Pero como todo viaje, primero hay que prepararlo. Aunque es comprensible para introducir una ficción tan amplia y ambiciosa como esta, quizás la serie peque al principio de ser como una “presentación” de sus lugares y personajes.

La serie parte con una dificultad que las películas (sabiendo siempre que hablamos de los libros) no tenían: la dispersión de sus personajes. A nivel narrativo, también de forma audiovisual, era tremendamente útil que 'La Comunidad del Anillo' reuniese a representantes de los hombres, elfos, enanos y hobbits; porque simplemente con ese grupo se tenía una visión general de toda la Tierra Media, aunque luego separasen sus caminos. En Los anillos de poder, la paz reinante hace que cada uno de ellos viva plácidamente en sus respectivos reinos.

Para solucionarlo, la ficción opta por una sencillez que se agradece: si se mueve en el mapa de la Tierra Media, directamente muestra ese mapa para “viajar” en él y situarnos en los dominios de unos u otros; en las ciudades de elfos, enanos, hombres... o “pelosos”, los ancestros de los hobbits de La Comarca que son los representados en esta serie, y que auguran éxito también comercial como lo tuvieron los Ewoks en Star Wars.

El objetivo inicial es, tras haber ya enganchado al espectador con su aventura, situarle y hacer que no se pierda. Y para eso el mapa es un buen recurso, aunque al mismo tiempo se convierte en la prueba de que El Señor de los Anillos: Los anillos de poder sabe que puede tener un problema con su gran variedad de personajes y localizaciones.

Demasiados nombres y muchos sitios

Nadie dijo que fuera fácil adaptar el extensísimo universo de Tolkien. Su riqueza debe estar, y está, representada en esta serie. Pero ese mismo logro, al principio, hace que el espectador pueda sentirse un poco mareado entre tanto nombre, hasta el punto de quizás necesitar un “quién es quién” para situar rápidamente a cada protagonista.

Para evitarlo, la serie recurre con acierto a distintos recursos. El primero de ellos, y el que más agradecerán los fans de Tolkien, es contar con personajes ya conocidos. La vida de los elfos puede alargarse prácticamente de forma indefinida, y sólo no son inmortales si mueren en batalla, en ningún caso de forma natural. Por eso Galadriel (Morfydd Clarke) destaca en el inicio con mayor protagonismo que ningún otro, convertida en una valiente heroína, aventurera y guerrera; y conocemos de dónde viene su relación con Elrond (Robert Aramayo), ambos versiones rejuvenecidas de los mismos personajes que en las películas de El Señor de los Anillos interpretaron Cate Blanchett y Hugo Weaving.

Tras cientos de años de búsqueda, el futuro de la Tierra Media depende del tesón de Galadriel por dar caza y acabar con Sauron, al que todos dan por muerto. Ella, impulsada por una promesa, sigue en su incansable búsqueda mientras en otros puntos del mapa empieza a haber fenómenos que apuntan a esa misma teoría. Su creencia es tan férrea que la búsqueda la lleva también a ser ejemplo principal de otro de los recursos de la serie.

Nos referimos a las alianzas. Los creadores de la serie, y sus mismos tráileres de avance, ya habían anticipado que los distintos reinos y razas deberán unirse para acabar con Sauron. Los anillos de poder va de lo concreto a lo amplio, iniciando esas alianzas a nivel personal, con sus personajes, para seguramente dar pie a lo grupal, a una gran alianza entre hombres, elfos y enanos de la que ya tuvimos prueba en El Señor de los Anillos, con referencia concreta a esta época en la que se fraguaron los anillos de poder.

La confianza, a través de la amistad pero también del amor, se convierte en un ingrediente básico de los distintos viajes de los protagonistas. Sin entrar en más detalles para evitar spoilers, así será con Elrond y Durin (Owain Arthur), con Galadriel y Halbrand (Charlie Vickers), o con Bronwyn (Nazanin Boniadi) y Arondir (Ismael Cruz Cordova, que juntos prometen hacer las delicias de los fans del shippeo, y en solitario él va a ser un absoluto impacto tras The Undoing), entre otros. Las uniones de esos personajes marcarán los caminos de alianza que deben seguir todas las razas.

A nivel narrativo, la intriga y el misterio también serán recursos importantes. Más allá de la acción en la que destacan Galadriel y Arondir, o de la diplomacia que eleva a Elrond, Durin y Gil-Galad (Benjamin Walker), la mano de Bayona para ese tipo de escenas y momentos sobresale hasta provocar miedo y recordar incluso a la impresión que daba Un monstruo viene a verme. Ambos recursos, bien incluidos al servicio del espectáculo y la trama de la serie.

En este ámbito, uno de los grandes alicientes de esos dos primeros capítulos es saber cómo evolucionarán los misterios que se desarrollan en torno a los personajes del niño humano Theo (Tyroe Muhafidin), del que algo pudo verse en otro de los avances cuando sujetaba una espada rota; y de la niña pelosa -hobbit- Elanor 'Nori' Brandipié (Markella Kavenagh), encargada de “recibir” al gran misterio de la serie.

Disfrute asegurado, comparaciones innecesarias

En una época tan dada a la comparación y el enfrentamiento, Los anillos de poder no sólo tendrá que hacer frente al recuerdo de las películas de El Señor de los Anillos, sino también a la recientemente estrenada La casa del dragón. Una “rivalidad” que incluso Amazon Prime Video ha calculado, estrenando su serie con doble entrega para no coincidir ni con el principio ni con el final del spin-off de Juego de Tronos.

Planteada como un proyecto a largo plazo que se alargará cinco temporadas, la nueva serie cumple con las expectativas desde el primer capítulo -algo que ya es de un mérito destacado-, y sólo pide un poco de paciencia para poder situar al espectador y presentarle a todos sus personajes. Quizás de entrada “pierda” ese afán comparativo que tenemos en la actualidad, pero sus dos primeros episodios dejan claro que será muy disfrutable y que probablemente marcará un antes y un después para la plataforma. Tanto o más que La casa del dragón, dando ambas la posibilidad y la suerte de poder vivirlas a la vez, sin el estúpido intento por enfrentarlas como si fueran excluyentes.

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