Crítica

'Express', una serie adictiva que tropieza con las prisas en Starzplay

Bernardo Flores y Maggie Civantos en una escena de 'Express'

Gabriel Arias Romero

Imagina que recibes la llamada de alguien que ha secuestrado a uno de tus familiares y te pide miles de euros a cambio de liberarlo. ¿Cómo reaccionarías? ¿Irías a la Policía, o pagarías el rescate? Si eres un humilde ciudadano tendrás que elegir entre estas dos opciones; pero si en tu cuenta del banco hay mucho más dinero del que piden, tienes una tercera vía: contratar los servicios de Zentral Risk.

Este es el punto de partida de Express, la primera serie española de Starzplay. Para su bautismo en nuestro país –en el que lleva desde 2019–, la plataforma ha elegido un thriller de acción protagonizado por Maggie Civantos (a la que hemos entrevistado en verTele), que se reencuentra con Iván Escobar (creador, showrunner y guionista de la serie) después de haber trabajado con él en uno de sus mayores hitos profesionales: Vis a vis.

La actriz interpreta en Express a Bárbara, una psicóloga criminalista del cuerpo de Policía que negocia en los secuestros para que las víctimas no sufran daños y los criminales acaben en prisión. Pero a Bárbara no le gusta el trato que recibe de sus jefes, así que presenta su renuncia y se incorpora a Zentral Risk, una empresa que resuelve este tipo de chantajes utilizando métodos poco ortodoxos.

La primera temporada se resuelve en ocho capítulos de una hora que provocan sentimientos encontrados. La serie engancha al espectador desde el primer instante, pero ese ritmo trepidante que nos impide retirar la mirada es su principal aliado y también su mayor enemigo, porque no existe tiempo para justificar las trágicas decisiones de los protagonistas.

Una serie con trasfondo

La historia avanza en dos niveles. Por una parte está la actividad profesional de Bárbara en Zentral Risk, donde lidera al equipo que resuelve cada secuestro. Un equipo interpretado por los actores Kiti Mánver (Todo por la pasta), Vicente Romero (Malaka) Loreto Mauleón (Patria), Ana Marzoa (Vis a vis), Omar Banana (Veneno) y Bernardo Flores (La Doña). Y por otro lado transcurren los vaivenes de la familia de Bárbara, sumida en el caos porque ella no ha sido capaz de superar el secuestro que sufrió años atrás. Esteban Meloni (Los Internacionales) interpreta a su exmarido, Alba Planas (SKAM) da vida a su hija mayor, y la jovencísima Manuela Rojas encarna a la pequeña de la casa.

Con estas dos tramas que discurren en paralelo, la serie que firma The Mediapro Studio y dirigen Gabe Ibáñez e Iñaki Peñafiel se abre a otros géneros que rebajan la tensión acumulada tras las escenas de acción. El drama y la comedia aparecen tímidamente en cada uno de los capítulos, dejando por el camino algunas reflexiones sobre la vida exprés de sus protagonistas –la de muchos de nosotros, en definitiva– y cómo esto perjudica su salud mental y les impide tejer relaciones sociales sanas. No es una serie hueca; más bien al contrario, está permanentemente introduciendo mensajes de plena actualidad.

Pero es inevitable pensar que Express ha tropezado con las prisas. Los primeros episodios –cuatro se nos han facilitado a los periodistas– dedican muy poco tiempo a cuestiones que resultan forzadas y que se acumulan como si no tuvieran importancia. Resulta inverosímil y atropellada porque, en lugar de pisar el freno para armarse de argumentos, ha optado por una velocidad supersónica que nos mantiene pegados a la pantalla. En cualquier caso, es una serie que entretiene. Ese requisito lo cumple a la perfección. Está bien armada con esa trama general que se desarrolla a lo largo de toda la temporada, y con las subtramas que empiezan y acaban en cada episodio.

Quienes vengan buscando una historia de ficción que resulte creíble van a tener que esforzarse mucho para dar por buenos algunos giros difíciles de encajar; giros y parafernalias que son vistosos pero que recuerdan a las clásicas 'americanadas'. Por el contrario, quienes simplemente quieran su dosis correspondiente de adrenalina están ante una serie que se deja disfrutar sin exigir nada a cambio.

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