Crítica
'From': de 'Perdidos', al río en la serie de HBO Max

Harold Perrineau en 'From'

Vanesa Rodríguez

A veces soy ‘huérfana de series’. Vistos los episodios finales de las grandes producciones de la temporada, escarbo en busca de títulos más desconocidos a los que solo pido una buena dosis de entretenimiento, que no es poco. Es así, de casualidad, como llegué a From, que emerge del catálogo de HBO Max con esta sinopsis: “Una serie sobre un misterioso y terrorífico pueblo que atrapa a todas aquellas personas que lo visitan y sobre los habitantes que se ven obligados a vivir allí mientras encuentran una salida”. Toma ya.

Lo primero que me intrigó de esta serie es que no había oído nada sobre ella. From, creada por John Griffin y producida por el canal estadounidense Epix, se emitió en EEUU en febrero y aterrizó en HBO Max en España el pasado mes de septiembre. Consulté entonces la valoración que tenía en IMDB (7,6), Filmaffinity (6,7) y Rotten Tomatoes (96%). Nada mal.

Con las buenas notas como garantía le di al play. Visto el piloto se descubrió el pastel: muchas cosas en From huelen a Lost.

Para empezar, uno de los protagonistas es Harold Perrineau. El que en la isla encarnara a Michael, en el pueblo sin nombre ocupa el puesto de sheriff. Es el encargado de agitar una campana por las calles cuando cae el sol como si anunciara el fin de los días: de la oscuridad emergen los monstruos. 

From y Lost comparten también dos productores ejecutivos (Jack Bender y Jeff Pinkner) y el misterio que se plantea es similar: los supervivientes del accidente de avión de Perdidos no sabían donde estaba su isla; tampoco lo saben los habitantes de este pueblo al que todos llegan de casualidad y donde quedan atrapados tras dar vueltas sin parar por una carretera que siempre les devuelve al mismo lugar. 

From cambia la selva y el mar por el bosque para albergar los monstruos que acechan a los vecinos forzosos de esa ciudad imposible. El humo negro y ‘los otros’ se convierten una caterva de zombis con cerebro y bien vestidos que muerden pero no corren. Y sobre todo, From mantiene eso que tanto nos enganchó y cabreó a partes iguales en Perdidos: plantea muchas preguntas y no contesta ninguna. 

A pesar de ello, From tiene los elementos suficientes para que te tires conscientemente a sus engañosos brazos y te tragues un capítulo tras otro hasta terminar los 10 que completan la primera temporada: un café en el que en su gramola suenan canciones de The Animals, Pixies o Neil Young; el arquetipo del rarito amable que despierta tanta inquietud como ternura; árboles teletransportadores y secretos entre los habitantes del misterioso pueblo. 

La serie teje sus tramas siguiendo el patrón de esa carretera perdida que lleva al pueblo de From. Una vez entras ya no hay escapatoria. Y conducirás por ella horas a sabiendas de que acabarás siempre en el mismo sitio con la esperanza de encontrar una salida.

Etiquetas
stats