Crítica
'Germinal' se hace serie en Filmin para sembrar la semilla de la justicia social

El actor Louis Peres interpreta a Etienne en 'Germinal'

Gabriel Arias Romero

“Pero allí abajo también crecían los hombres, un ejército oscuro y vengador, que germinaba lentamente, para quién sabe qué futuras cosechas y cuya germinación no tardaría en hacer estallar la tierra”. Casi 140 años después de que fuera escrita, Germinal, la inolvidable novela de Émile Zola, asiste en estos días a un nuevo renacer.

Este martes 22 de febrero se estrena en Filmin la serie que recrea los acontecimientos ocurridos en ese pequeño poblado minero en el que la avaricia de los burgueses abonó la rebelión popular. Después de llevar siglo y medio en todas las librerías y de haber sido adaptada para el cine en varias ocasiones, Germinal necesita pocas presentaciones, por lo que bastará con recordar que la historia comienza con Etienne Lantier, un misterioso joven que se refugia en Montsou.

Desesperado por dejar atrás su pasado, Etienne busca trabajo en la mina hasta la que bajan cada día Maheu y su familia. Rodeado de seres ennegrecidos a los que cuesta reconocer, aquel parece un buen lugar para pasar desapercibido, pero las condiciones de trabajo son inhumanas y los patrones aprietan cada vez más. Cansados, los mineros de Montsou se rebelan contra los capitalistas iniciando una huelga de consecuencias impredecibles.

Una serie que se ajusta mejor a la minuciosidad de la novela

La inmensa novela de Émile Zola ha pasado por la gran pantalla en varias ocasiones dejando la impresión de que resultaba imposible abarcar tantísimos detalles como tiene el libro. Pero condensar los matices ha sido más fácil en esta miniserie de seis capítulos de 50 minutos que entrelaza con gran habilidad los precedentes que provocaron un estallido social entre las pobres gentes de este barrio minero secuestrado por el frío, el hambre y la codicia de quienes les habían hecho creer que la empresa funciona gracias al empresario.

Bajo la dirección de David Hourrègue (Skam France), la serie cumple el difícil reto de recrear ese caldo de cultivo que fue el origen de los dramáticos sucesos que se desencadenaron de manera irrevocable. El espectador se asfixia en las profundidades de ese pozo de carbón en el que se van calentando los ánimos cuando los capitalistas piden más por menos.

Aunque algunos acontecimientos chirrían porque aparecen de manera precipitada –ni siquiera esta serie ha podido pausar el ritmo lo suficiente–, se muestra verdadera y es capaz de remover las entrañas y la conciencia del público, algo que, por otra parte, resulta fácil con una historia ante la que no se puede permanecer impasible.

La BBC británica ya adaptó Germinal en 1970 con una serie de cinco capítulos que por supuesto no contó con los recursos técnicos que sí ha tenido esta coproducción italiana-francesa auspiciada por France TV y RAI. Con un presupuesto de 12 millones de euros, el renacer de Germinal es también un espectáculo audiovisual con efectos especiales que procuran ser discretos al abandonar los artificios innecesarios.

Con la tecnología y unas buenas localizaciones se ha logrado un escenario en el que, sin embargo, resulta chocante que las ropas y las casas de toda aquella gente ennegrecida no sean tan miserables como las describió Zola en 1885. Posiblemente sea un error de percepción, pero la novela parece ambientada en un lugar aún más gris, más oscuro y hambriento que el que se muestra en la nueva serie de Filmin.

La mujer gana protagonismo en este relato visceral

La serie es bella, desgarradora y se ha permitido algunas licencias para dar un mayor papel a las mujeres y evidenciar que, si los hombres en general ya eran desdichados en aquella época, las madres e hijas lo eran todavía más. Los personajes femeninos adquieren una tremenda fortaleza con matices que tumban algunos tópicos sobre el sosiego que siempre se les presupone a ellas. Cuando el hambre aprieta y el culpable está claramente identificado, la desesperación se impone a la mesura.

La dirección de Germinal se las ha ingeniado para que la rabia germine en el espectador a medida que se encienden los ánimos de los mineros. La serie afina su propósito mostrando la pobreza de los mineros y, a continuación, los lujos de sus patronos y las frívolas preocupaciones en las que andan entretenidas sus familias. A incrementar la indignación también contribuyen las notables actuaciones de un reparto que encabezan Louis Peres, Guillaume de Tonquédec, Alix Poisoson, Thierry Godard, Jonas Bloquet y Stefano Cassetti.

En definitiva, Germinal se ha hecho serie para traducir a nuestro lenguaje contemporáneo la novela de Émile Zola, rescatando para nuestro tiempo esta historia sobre la injusticia social, el sindicalismo y la comunidad. Hoy parece superada la crueldad de aquella época, pero la desigualdad sigue siendo una lacra siglo y medio después.

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