Crítica

'Hasta el cielo: La serie' se pone límites en Netflix y no termina de aprovechar lo que podría haber sido

Javier Atienza

Hasta el cielo: La serie llega a Netflix para continuar con el legado del largometraje que vio la luz en 2020 y que estaba protagonizado por Miguel Herrán, y dirigido por Daniel Calparsoro, quien sigue al frente de la dirección de este nuevo proyecto.

Estrenada este viernes 17 de marzo en la plataforma de streaming, la ficción cuenta con Asia Ortega (Sole) como principal protagonista, mientras que a esta se le suma Álvaro Rico, que se incorpora a esta historia ya iniciada como una pieza fundamental del entramado. Uno que da más cabida a Rogelio, el padre de Sole interpretado por Luis Tosar, a quien los espectadores podrán conocer mucho más en esta ocasión.

Hasta el cielo: La serie promete dar a sus espectadores unas buenas dosis de acción, y continuar con el legado del producto que la antecede, lo que de cierta manera la acaba atando demasiado al largometraje. Sin embargo, es el liderazgo femenino su principal apuesta para dar un enfoque distinto a una historia protagonizada generalmente por hombres.

Recoge bien el testigo

Si hay algo que la serie hace bien al comienzo es coger el relevo de la película, y saber hilar con su trágico final para colocar a Sole en su rol protagonista, dándole una trama y unos nuevos objetivos que la permitan establecer un arco durante el transcurso de la historia. Por lo que, si el espectador se lo pregunta, ver el largometraje hasta cierto punto llega a ser indispensable para poder entender a su personaje principal, ya que todos sus antecedentes se hallan en el material original, lo que permitirá al espectador conectar con este nuevo relato.

El formato serie cae en favor del trabajo de guion de Jorge Guerricaechevarría, quien a diferencia de la película original, aquí goza de mayor tiempo para dar a conocer a sus personajes, sus motivaciones, y darle un respiro a la acción cuando es necesario. Logra así superar algunos baches del primer proyecto, que se llegaba a sentir atropellado y torpe a la hora de profundizar en otras cuestiones diferentes.

Sin embargo, esto no significa que la historia de los mercheros abandone sus enérgicas escenas. La continuación que tiene lugar en Netflix posee numerosas escenas de acción que presumen de nivel presupuestario, y de grandes alardes técnicos. Aunque no todas mantienen el mismo nivel, ni resultan igual de fructíferas a la hora de inducir adrenalina al espectador. Esto provoca que a veces el nivel de las secuencias de acción se sienta descompensado.

Cumple con lo básico

Mientras que la ficción alardea de notables escenas de acción que resucitan a la serie, la historia dirigida por Calparsoro no logra solidez en sus tramas entre personajes. Su principal problema es que no explota los recursos que posee para generar interés y poner en verdaderos apuros a sus protagonistas.

Siendo una de las principales tramas la de un infiltrado de la policía dentro del equipo de ladrones, esta no logra latir con fuerza, ni transmitir el miedo a que le descubran. Su trama se acomoda, y le cuesta renovarse y, sobre todo, evolucionar hasta la catástrofe. Así, prefiere poner el foco de atención en una historia de amor entre Sole y Fernan que repite fórmula de lo que hemos visto con anterioridad en otros muchos productos, por lo que no llega sentirse fresca u original.

Esta es la tónica de Hasta el cielo: la serie, una ficción que goza de un gran despliegue técnico que enriquece una experiencia que, por otro lado, tan solo se limita a cumplir con lo básico, y no logra ir más allá. Los amantes del género la disfrutarán sin ninguna duda, pero puede que si buscas algo más que acción, la producción no termine por cumplir.

Potencial sin explotar

Hasta el cielo: La serie tiene todos los recursos para ofrecer un gran espectáculo, aunque lo consigue a medias. La coralidad de su trama juega en su contra ya que ofrece demasiada información de todos sus personajes, sin lograr que empaticemos completamente con ninguno. Los esfuerzos por explorar las historias individuales son de valorar, y se percibe un notable trabajo desde el guion, pero no terminan de compactar y en ocasiones ralentizan el ritmo de los episodios.

El punto que cae en favor es una compensación entre la acción y las escenas más íntimas, algo que la película no supo hacer. En cuanto a sus intérpretes, cada uno de ellos cumple a la hora de llevar adecuadamente su peso en la ficción, haciéndola creíble. En particular destaca Asia Ortega asumiendo el rol protagonista con contundencia y demostrando que el personaje le va muy bien. En la misma línea, Álvaro Rico funciona como el complemento perfecto, aunque en ocasiones desentona en su rol como infiltrado.

Por su lado, el intento de internacionalizar la serie cae también en su favor, haciendo que se perciba como algo grande, una característica indispensable para una ficción que parece buscar su renovación. Esa magnitud que ha ganado respecto a la película hace que se distancie de ese género quinqui al que recordaba el largometraje, y hace que la producción se sienta en un nivel más alto.

Como conclusión, Hasta el cielo: La serie cumple con lo que promete. Con sus más y sus menos, es una serie que satisfará al espectador hambriento de acción. Tiene los elementos establecidos para ser una gran ficción, aunque quizás por ello deja sentir que podría dar más de lo que realmente ofrece.