Crítica

'Dolores: la verdad sobre el caso Wanninkhof' da voz a quien nunca la tuvo y lo cambia todo

Este martes 26 de octubre llega Dolores: la verdad sobre el caso Wanninkhof a HBO Max, convirtiéndose en una de las ofertas que acompañarán a la llegada de la nueva plataforma que reconvierte HBO. Se trata de un documental sobre el mayor error judicial de nuestro país. Aún resuenan las secuelas de esa injusticia que dejó el nombre de Dolores Vázquez unido a la acusación de asesina y, sin embargo, a muchos les costaría recordar el nombre del culpable real (que nunca está de más recordarlo: Tony Alexander King).

La producción llega sólo cuatro meses después de que Netflix estrenara El caso Wanninkhof-Carabantes y por eso podría sonar a repetida, pero no lo es. De hecho, podrían ser consecutivos porque el que llegó primero se centra en la desaparición de ambas adolescentes y la investigación policial posterior para dar con el criminal. Pone en contexto todo lo que ocurrió, para que cuando el espectador empiece con Dolores, tenga claro que está a punto de ver 6 capítulos de la peor pesadilla que puede vivir una persona inocente.

Y es que la serie documental producida por HBO Max junto a Unicorn Content da por primera vez voz a una de las mujeres más silenciadas de nuestra historia reciente. La justicia, los medios y el pueblo la sentenciamos al creer sin pruebas el relato que nos contaron sin que ella pudiera hablar. Lo hace ahora, 20 años después, en una producción que episodio tras episodio te va a abriendo los ojos a la versión que nunca escuchamos.

“Ha llegado el momento de contar por primera vez mi historia”

“Ha llegado el momento de enfrentarme a mis sombras y contar por primera vez mi historia” dice Dolores Vázquez en el primer capítulo del documental que lleva su nombre. ¿Quién le iba a decir a ella en el 2000 que acabaría protagonizando una producción en la que podría hablar por fin?

Peor aún, ¿quién le iba a contar a ella que iba a estar encarcelada 519 días por un crimen que no cometió? Apagándole y encendiéndole la luz de la celda por la noche para torturarla. Gritándole “asesina” y “lesbiana” por los pasillos. Una mujer formada en la educación británica, bilingüe, que no tuvo que buscar nunca un trabajo porque le llovían. Cariñosa, divertida con los niños, disfrutona… características que se olvidaron de contarnos sobre ella cuando el relato que interesaba necesitaba subrayar que era “fría y calculadora”.  

La oímos por primera vez contando lo que vivió ella antes de la desaparición de Rocío Wanninkhof. Su relación amorosa con Alicia Hornos, que también habla. “La persona que más he querido como pareja ha sido Loli. Ha sido el amor de mi vida” llega a decir la madre de la víctima que sin embargo, a día de hoy, sigue creyendo que es la asesina de su hija . Hablan de la razón por la que rompen su relación y está muy alejada de los “celos” a la hija como se vendió en los medios. Hablan de sus sentimientos, silenciados en aquellos 2000 en los que aún se castigaba la homosexualidad.

Dolores Vázquez también cuenta cómo vivió el durante y el después de la desaparición de la joven. En una serie con una factura cuidada, con una intro a lo True Detective y detalles tan significativos como el ponerla frente a una pantalla de televisión para escuchar lo que decían de ella durante esos años en los que fue la única investigada por el caso. Esa televisión que sí hizo un crimen con ella. 

En contraposición a la versión que todos conocíamos hasta ahora

 Uno de los grandes aciertos del documental es eso mismo: mostrar la versión que todos conocíamos, junto a la que en realidad estaba viviendo Dolores. La mentira y la verdad. La supuesta asesina y la inocente que escogieron como cabeza de turco. El cuento que nos vendieron y el calvario real.

Como en los mejores true crime, no dejan de hacerte dudar. Pero en este caso no es sobre si ha sido ella o no (ya tenemos muy claro que es inocente), sino que reflexionamos sobre cómo fuimos capaces de creernos ese relato sin pruebas. Sin indicios. Solo conjeturas. Incluso miembros del jurado popular confiesan los errores: “No creo que estuviéramos preparados para ser jurado”, dice uno de ellos.

La investigación, la justicia, los medios y los espectadores fallamos a Dolores y, tras 20 años de vivencia personal, ella misma argumenta la razón: “La gente no quiere ver la verdad, solo el morbo”. Y por desgracia ahora sí que nadie puede llevarle la contraria.

El momento de las mujeres silenciadas

No es casual que el documental llegue ahora. Cuatro años después del #MeToo, cuando las mujeres han empezado a gritar, a hacerse escuchar y a denunciar su sufrimiento. No es casual que también ahora se estrenen documentales como el de Nevenka (Netflix) y que un juez apruebe la libertad de Britney Spears.

Como tampoco es casualidad que detrás de esta serie esté Toñi Moreno como productora ejecutiva, sin la que seguramente no se habría logrado una charla tan sincera como tienen protagonista y periodista. No es casual que oigamos hablar a la madre, y hasta a la suegra de Rocío. Porque también han aprendido a que es mejor hablar a estar calladas. Al contrario de lo que nos habían enseñado. Los que ahora sí callan son los responsables de la investigación de la Guardia Civil, el fiscal y el juez instructor que se negaron a participar en el documental.

“¿Qué le dirías a la Loli de ese 2000?”, pregunta Toñi. “Que tendría que haber gritado más, que se lo merecía”, responde Dolores.

 

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