Crítica

'Succession' vuelve con una trepidante temporada 3 para ganar la batalla a los tiempos actuales

Logan Roy (Brian Cox), en la tercera temporada de 'Succession'

Pedro Zárate

Una de las particularidades de Succession es que refleja en pantalla uno de los grandes conflictos a los que se enfrenta fuera de ella como serie de televisión. La batalla entre lo 'clásico' y lo 'nuevo' que representan Logan Roy (Brian Cox) y Kendall Roy (Jeremy Strong) es extrapolable al terreno televisivo, donde la ficción de HBO libra la suya propia contra el contexto que la vio nacer.

Se trata, grosso modo, de una batalla contra el tiempo y contra los nuevos tiempos. Y Succession, como el patriarca de los Roy, sigue empeñada en ganarla. Empeñada en marcar su ritmo igual que una serie de HBO lo marcaba hace 20 años. Pero como bien dice Siobhan Roy (Sarah Snook) en un episodio de la tercera temporada: “Papá no es el papá de hace 20 años, es el papá de ahora”. Y por eso su protagonista, como HBO dando luz verde a esta serie, van a contracorriente de las tendencias actuales. Porque ellos no han cambiado tanto como lo ha hecho la realidad que los rodea.

En este sentido, Succession se siente como una serie atrapada en una época que no le corresponde. Un producto que tiene la osadía de querer dejar huella y perdurar en el tiempo cuando las series se estrenan por días, se consumen por horas y se olvidan en minutos. La ficción creada por Jesse Armstrong no es la única que lo pretende, claro, pero sí una de las que más se esfuerza por conseguirlo. Su tercera temporada, que llega este lunes 18 de octubre a HBO España tras dos años de ausencia por culpa de la pandemia, es la mejor muestra de ello.

'Succession' aprueba con nota su tercera temporada

Esta primera batalla contra el tiempo cae de su lado, pues estos dos años de parón no han quitado ni un ápice de frescura a Succession. Todo lo que funcionaba en ella durante la primera y la segunda temporada también funciona en esta tercera. Si acaso, los puntos fuertes cogen aún más de fuerza para seguir primando sobre esos pocos que no terminan de cuajar, a menudo reducidos a la figura de Connor (Alan Ruck) o al componente más político de la serie.

En cambio, el ritmo vertiginoso de los diálogos -en especial los del primer capítulo, frenético-, el amplio abanico de personajes, la música, las impecables interpretaciones y un guion que se mueve con maestría entre el drama y la comedia vuelven a remar a favor de obra para sacar brillo a la nueva realidad de los Roy. Esa que recobra la rivalidad entre Logan y Kendall, ahora recrudecida tras la traición cometida por el hijo hacia al padre al final de la segunda temporada.

En vez de seguir el plan establecido y cargar públicamente con la culpa del escándalo de los cruceros, Kendall sorprendió a propios y extraños acusando directamente a su progenitor de estar al corriente de los hechos y mirar hacia otro lado. La tercera temporada comienza justo en este punto, con un Kendall eufórico y dispuesto a comenzar una “revolución” para llevar a Waystar Royco al siguiente nivel. A una nueva dimensión más acorde con los nuevos tiempos y en la que él asuma ese poder que tanto anhela.

Descubrir por boca de su padre su principal punto débil -“You are not a killer. You have to be a killer” / “No vas a degüello. Y aquí tienes que ir a deguello”-, lejos de hundirle, le ha envalentonado. El Kendall balbuceante, dubitativo y de perfil bajo de la segunda temporada ha dejado paso a un Kendall que alza la voz y le grita al mundo que no tiene miedo. Sin embargo, no todo será para él un camino de rosas.

Una temporada desafiante para sus protagonistas

Dejar a su padre en evidencia ante la opinión pública no tiene un impacto inmediato sobre sus pretensiones. Al contrario, ahora se enfrenta a una carrera de fondo que le exigirá paciencia, temple y poder de convicción, tres cualidades de las que no anda precisamente sobrado. Aun así, tendrá que hacer gala de ellas si quiere demostrar que ya no es el mismo de la primera temporada, cuando llegó tarde a su propio “golpe de estado”, y que es merecedor de ganar la guerra civil que su traición ha ocasionado. Una guerra civil inevitable dado el poco cariño que se profesan los Roy y que ha dejado a su padre ante un escenario poco habitual para él.

Ahora Logan no tiene la sartén por el mango, pero sí muchos problemas a su alrededor. La tercera temporada se presenta, por tanto, como un agobiante desafío para él y un estimulante entretenimiento para aquellos que disfrutaran de las dos primeras temporadas, que volverán a ver aquí todo un desfile de puñaladas, triquiñuelas, comentarios afilados y maniobras de dudosa ética entre los ya mencionados personajes y otros como Roman (Kieran Culkin), Tom (Matthew Macfadyen) y Greg (Nicholas Braun), que también tienen mucho que decir en esta contienda.

Una batalla sin cuartel que consolida a los Roy como una familia apasionantemente despreciable y a Succession como una serie superior a la media, merecedora de ganar la batalla al tiempo y perdurar en la memoria cuando muy pocas ya lo consiguen.

*La tercera temporada de 'Succession' se estrena este lunes 18 de octubre en HBO España. Un nuevo episodio cada lunes.

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