Crítica
'La Gran Confusión' se estrenó en TVE haciendo honor a su nombre y con algunos fallos importantes

Xavier Sardá y su clon en el estreno de 'La Gran Confusión'

Gabriel Arias Romero

'Confusión' es una buena palabra para resumir el estreno de La Gran Confusión, el nuevo programa de entretenimiento con el que La 1 quiere animar las noches de los sábados.

Con Xavier Sardá al frente, la gala inaugural, que tuvo como invitadas principales a Paz Padilla y Loles León, versó sobre las parejas y el amor. Ana Boadas se encargó de presentar junto al catalán con puntuales apariciones en el plató, y Mariló Montero, Víctor Amela, Judit Mascó y Gonzalo Miró integraron el equipo de tertulianos.

El nuevo talk show del que fuera presentador de Crónicas marcianas tenía elementos suficientes para ofrecer un buen espectáculo. Además de tener a todas estas celebrities de renombre, contaba con Xardá, especialista en la materia, tenía sobre la mesa un tema que a casi todos interesa, y disponía de un gigantesco plató que se prestaba a cualquier improvisación.

Sin embargo, La Gran Confusión arrancó así: provocando una gran confusión. Quizá era esa su intención, de ahí que tuviera un guion desordenado que a lo largo de dos horas dejó sorpresas y giros inesperados que lo convirtieron en un producto impredecible.

“¡Ritmo, ritmo!”, pedía insistente el clon de Sardá, obsesionado por darle agilidad al programa. Hubo ritmo, mucho más que el que suele haber en los formatos de la televisión pública, pero los fallos más destacados se cometieron en la trastienda, en la sala de edición.

Al tratarse de un programa grabado, se le pudo meter la tijera tanto como se quiso, lo cual provocó algunos cortes secos capaces de romper la 'magia'. La iluminación era demasiado directa, dura para quienes estaban bajo los focos del plató, y el sonido tuvo fallos importantes que, seguramente, serán corregidos la próxima semana.

La música no cesaba y estaba a un volumen tan alto que incluso dificultaba la comprensión de la tertulia, el ruido del ambiente se colaba por el micrófono de los invitados y se escuchaban pitidos constantes que incomodaron a más de un espectador, a juzgar por lo que algunos de ellos expresaron en las redes sociales.

En definitiva, La Gran Confusión, producido por RTVE en colaboración con Visiona TV, cumplió su misión en el prime time del sábado, donde compitió contra el análisis informativo de laSexta Noche, Déjate querer y el cine de Cuatro y Antena 3.

Pero el programa tiene muchos detalles que pulir si no quiere convertirse en la versión cutre de La Noche D que presentaban Dani Rovira y Eva Soriano. Porque, si bien es cierto que la competencia es baja en la noche del sábado, los espectadores tienen ahora muchas ofertas de entretenimiento dentro y fuera de la televisión, así que la paciencia del público escasea en estos tiempos y hay tropiezos de los que cuesta levantarse.

El programa fue visto en su estreno por más de 900.000 espectadores, el 9.1% de la audiencia.

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