Crítica

Tom Holland camina hacia la madurez en 'The Crowded Room', una serie con altas pretensiones que se boicotea a sí misma

Tom Holland, en una escena de 'The Crowded Room'

Pedro Zárate

El estreno de Vengadores: Endgame (2019) supuso el final de una etapa en el Universo Cinematográfico Marvel. El final de una etapa exitosísima y muy lucrativa para sus protagonistas, pero también absorbente en el terreno interpretativo. Repetir el mismo papel una y otra vez, sin apenas tiempo y espacio para explorar otra clase de personajes, fue el precio que pagaron la mayoría de actores y actrices que se unieron al engranaje marvelita con un rol de cierta relevancia.

Aun así, hubo quienes se las apañaron para seguir colmando sus inquietudes profesionales (Scarlett Johansson) y quienes, por el contrario, se fueron acomodando con el paso de los años en su privilegiada posición (Robert Downey Jr.). Sin embargo, el desenlace de la guerra contra Thanos acabó poniendo a casi todos de acuerdo: después de tantos años de pantallas verdes, trajes ajustados y peleas imposibles contra seres de otro planeta, había llegado el momento de cambiar de registro. La hora de dejar atrás -total o parcialmente- el humor y la acción marvelitas para apostar por personajes más complejos, más dramáticos y más merecedores de ese 'prestigio' que a menudo se les niega a quienes se embarcan en el género superheroico.

Tom Holland busca la madurez más allá de 'Spider-Man'

Subordinados de Nick Furia como Mark Ruffalo (La innegable verdad), Chris Evans (Defender a Jacob), Chris Pratt (La lista final) y el ya mencionado Robert Downey Jr. (la aún inédita The Sympathizer) entendieron que para encontrar y sacar adelante esos personajes lo más fácil sería protagonizar y producir sus propias series de televisión, pues así podrían desempeñar papeles especiales construidos para su propio lucimiento -Ruffalo, por ejemplo, ganó un Emmy por interpretar a un hombre y su gemelo esquizofrénico, mientras que Downey Jr. va a dar vida hasta a cuatro personalidades diferentes en su serie-.

Ahora, a todos estos nombres se suma el de otro 'vengador', Tom Holland, que produce y protagoniza The Crowded Room, la nueva miniserie de Apple TV+. El británico, a diferencia de algunos de los citados, aún forma parte del MCU, pues todavía tiene pendiente una cuarta entrega de Spider-Man. Sin embargo, él también entendió Endgame y su epílogo, Spider-Man: Lejos de casa (2019), como un punto de inflexión en su carrera. Uno con el que poder seguir siendo una estrella del mainstream dentro (Spider-Man: Sin camino a casa) y fuera (Uncharted) de la figura de Peter Parker, pero con el que poder caminar al mismo tiempo hacia una mayor madurez interpretativa.

Sus primeros pasos en esta dirección los dio en películas como El diablo a todas horas (2020), en la que encarnaba a un joven lleno de traumas. y Cherry (2021), en la que daba vida a un exsoldado de la guerra de Irak adicto al opio y con un trastorno de estrés postraumático. A partir de este viernes, 9 de junio, le llega el turno a The Crowded Room, un proyecto de altas pretensiones que permite a Holland ofrecer un trabajo serio, contenido y emotivo. Y con él, demostrar que es algo más que el trepamuros de Marvel, el mejor imitador de Rihanna o un adulto con cara de niño con una facilidad pasmosa para hacer spoilers.

Cuidado con los títulos de crédito

Esto último tiene su gracia porque The Crowded Room es una serie fácilmente 'espoileable'. Tanto, que resulta aconsejable saltarse sus preciosos títulos de crédito para evitar riesgos. Si los ves hasta el final descubrirás que la serie se inspira en un libro cuyo título, diferente al de la ficción, puede influir en el visionado según tu grado de conocimiento de los true crimes estadounidenses.

Si no eres muy fan de esta clase de historias, el título del libro te llevará a deducir, que no a confirmar, el gran giro que la miniserie lucha por esconder durante sus cinco primeros episodios. En cambio, si eres un seguidor acérrimo de los true crimes norteamericanos, te ves todas las docuseries que pertenecen al género lo normal es que sepas por dónde irán los tiros y cómo acabará todo. Más aún si te puede la curiosidad y acabas buscando directamente de qué va el libro, que no es lo más recomendable.

Aun así, descubrir la verdad desde el primer minuto no tiene por qué ser malo. Al fin y al cabo, cuando vemos Titanic sabemos desde el principio que un barco se va a hundir más pronto que tarde. La gracia de la película no es esa, sino ver cómo se llega al momento del hundimiento y cómo la historia que se ha construido hasta entonces se ve afectada por el choque con el iceberg.

Una serie excesivamente larga

En The Crowded Room también tenemos ese 'momento iceberg' que lo cambia todo, pero ni el antes ni el después funcionan a pleno rendimiento. Sobre todo en lo que respecta a los cinco primeros episodios, que evidencian el excesivo metraje que tiene la miniserie -10 capítulos de entre 40 y 55 minutos- en comparación con la historia que se nos cuenta, que se podría haber resuelto en prácticamente la mitad.

Dicha historia es la de Danny Sullivan (Tom Holland), un adolescente tímido e inseguro al que los problemas se le acumulan tanto en el instituto como en su propia casa. Un día, tras una serie de catastróficas desdichas, acaba mudándose a la casa del final de su calle, que después de un tiempo abandonada ha pasado a estar ocupada por Yitzhak (Lior Raz), un israelí mal encarado, y Ari (Sasha Lane), su joven inquilina.

Los tres pasan allí los días hasta que Danny y Ari protagonizan un tiroteo contra un hombre en pleno Rockefeller Center. Ella consigue escapar y la víctima salva su vida, pero el personaje principal es detenido y encarcelado a la espera de juicio. A partir de este momento, la interrogadora Rya Goodwin (Amanda Seyfried) empieza a hacerle toda clase de preguntas para descubrir el paradero de su compañera y por qué ambos hicieron lo que hicieron.

The Crowded Room se construye, pues, sobre estos encuentros entre ambos personajes. A partir de largos flashbacks, que abarcan la mayor parte del metraje, vamos descubriendo la vida que ha tenido Danny hasta acabar entre rejas. Su historia se va haciendo cada vez más compleja y enrevesada con el paso de los episodios, pero también excesivamente larga, siendo aquí donde empiezan los problemas.

Deficiente manejo de las sorpresas

El creador de la serie, Akiva Goldsman, guionista especializado en adaptaciones literarias de todo pelaje -ganó el Oscar por el guion de Una mente maravillosa, pero también el Razzie por el libreto de Batman y Robin-, se recrea en exceso contando el pasado del protagonista hasta que la segunda parte de la serie, totalmente diferente a la primera, recoge lo sembrado hasta entonces.

El primer capítulo es muy revelador al respecto, pues acaba con una ráfaga de imágenes impactantes con las que parece decir: 'Vale, hasta ahora no te hemos contado gran cosa, pero quédate y ya verás'. Pero los episodios que vienen inmediatamente a continuación tampoco ayudan a eliminar por completo esa sensación de desconcierto, de preguntarte en algunos momentos qué nos están queriendo contar aquí.

La espera hasta la gran revelación, hasta ese 'momento iceberg', resulta excesiva. Pero lo peor es que, cuando llega, ya no supone una sorpresa. El guion subraya excesivamente las contradicciones que Rya encuentra en el relato de Danny, Y esto, unido a otros detalles -por ejemplo, el camino que toma la conversación entre ambos-, provoca que acabes descubriendo demasiado pronto lo que hay detrás del protagonista. Es más, cuando el giro se plasma en pantalla lo hace de una manera fría y efímera, como si The Crowded Room tuviera prisa por pasar página, dar paso a Stan (Christopher Abbot), el abogado de Danny, y convertirse en el drama judicial que acaba siendo en su recta final.

A partir de aquí, la ficción de Apple TV+ va más al grano y se siente más cómoda con lo que cuenta, aunque vuelve a fallar donde falló en su primera mitad. Es decir, en la construcción de su misterio. La segunda sorpresa de la serie se resuelve de una forma aún más deficiente que la primera, lo que vuelve a situar al espectador muy por delante de los acontecimientos que se ven en pantalla. Más si cabe, en este caso.

Un reparto excelente eleva el nivel

Esto acaba siendo frustrante, claro. Y también una losa que pesa sobre The Crowded Room. Y es una lástima, porque la serie es excelente en el resto de apartados. A nivel visual presume de una imponente recreación de la década de los 70. Y en el terreno interpretativo, Amanda Seyfried se apunta otro brillante trabajo a su favor y Tom Holland da un paso hacia adelante en su camino hacia la madurez como actor.

Sólo por ellos dos merece la pena ver este thriller, aunque el reparto en su conjunto rinde a gran nivel. De hecho el elenco principal, -del que también forman parte Emmy Rossum y Jason Isaacs- sabe perfectamente lo que requieren sus personaje. Y por eso acaban siendo lo más destacado de una serie que, aun con sus evidentes imperfecciones, demuestra que Apple TV+ no está en el mercado del streaming para hacer series de saldo, sino producciones a la altura de la marca a la que representan. Algunas lo consiguen y otras, como The Crowded Room, no tanto, pero incluso en ésta última se aprecia un esfuerzo por hacer un producto diferencial. Y esto, con independencia del resultado final, siempre es digno de agradecer.  

Etiquetas
stats