¿Es realmente “Mad Men” tan buena?

Vuelve la serie que NO has de ver si estás intentando dejar de fumar, beber o ser infiel a tu pareja. Pero sobre todo, vuelve el carismático ejecutivo de traje impoluto, el creativo a cuyos pies caen rendidos los anunciantes, el semental del mundo de la publicidad: vuelve Don Draper.

17 meses después de la emisión del último capítulo, nos encontramos ante el estreno más esperado del 2012, el de la 5ª temporada de la mejor serie de los últimos años. ¿Y por qué es tan buena? Mad Men consigue transportarnos a una época en la que todo lo que sucede sería hoy en día socialmente inaceptable y, lejos de causarnos rechazo, disfrutamos de todas y cada una de las escenas, convirtiéndonos sin darnos cuenta en cómplices de situaciones que nunca apoyaríamos si sucedieran en nuestro entorno:

• Permanecemos anonadados viendo a los protagonistas ingerir alcohol de manera masiva a cualquier hora del día, pese a que sepamos la lacra que supone el alcoholismo.

• Sonreímos cada vez que Don seduce a una nueva mujer estando casado, aunque seamos defensores de la fidelidad en la pareja.

• Disfrutamos viendo al reparto fumando en oficinas, ascensores, aviones y hospitales, por mucho que seamos partícipes de las leyes anti-tabaco.

• Nos deleitamos viéndoles a ellos en traje y a ellas 24 horas al día perfectas con sus vestidos, a pesar de que rechacemos cualquier conducta machista.

Pero Mad Men es mucho más: la exquisita ambientación (vestuario, peluquería, atrezzo, programas de televisión…), la reproducción de los hechos históricos que acontecieron en los años que transcurre y, sobre todo, el elenco de personajes que rodean a Draper, protagonistas de sus propias tramas, que complementan y enriquecen la principal.

Sin embargo, esto no ocurre en la 4ª temporada de la multi-premiada serie de la AMC, que podría haberse llamado perfectamente “Mad Don”, ya que giraba totalmente en torno a su figura, caída a los infiernos y posterior resurgimiento. Los antaño interesantes secundarios pasaron a ser meras comparsas atrayendo cada vez menos al espectador, que fue perdiendo su interés por ellos. En los capítulos en los que el publicista asumía su alcoholismo, la serie comenzó a dar las primeras señales de desgaste, quedando patente que con él solo no bastaba.

Y es que aunque queremos volver a ver a un exitoso Don, también es necesario que las mujeres de la empresa (Peggy y Joan) adquieran un protagonismo capital, hace falta que vuelva la figura del antagonista de Draper (desaparecido Duck, Campbell sería un gran candidato) y conviene incrementar la presencia de personajes con potencial como Sally Draper en perjuicio de los que cada vez aportan menos (como su madre Betty). Pero puestos a pedir, en las 2 o 3 temporadas que parece que seguirá al menos la serie, los fans soñamos con un encuentro sexual entre los macho y hembra alfa de la manada, Don y Joan. No sabemos si los directivos de la AMC harán que se cumpla nuestro deseo, pero si lo hicieran, una recomendación: doble refuerzo para la cama donde se rueden esas escenas…

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