Entrevistado en Vertele

Así zanjó el creador de 'El Cid' las críticas por la espada: “Demuestran un desconocimiento enorme”

Jaime Lorente convertido en 'El Cid'

Redacción

La serie El Cid se ha visto envuelta en una tremenda polémica desde su estreno en Amazon Prime Vídeo este viernes 18 de diciembre. La producción ha recibido críticas de corte político relativas a dos cuestiones: por un lado, dirigidas contra su protagonista, Jaime Lorente (aunque este, en declaraciones a Vertele manifestó que politizar la serie es “horrible y no tiene ningún sentido”); y también está siendo cuestionada por supuestos “fallos históricos” en su trama.

Sobre esta última cuestión, algunos espectadores consideran que la serie –pese a haber dedicado varios años a la producción y preparación de sus textos– se ha “equivocado” atribuyendo la espalda de Carlomagno, 'Joyosa', al personaje de El Cid.

El creador y productor de la serie, José Velasco, se pronunció en Vertele (lee aquí la entrevista completa) sobre el objeto de estas críticas antes de que el nuevo serial de Amazon viera la luz. La entrevista con Velasco se realizó el lunes 14 de diciembre y se publicó el martes día 15. Estas son sus respuestas tal y como él las transmitió.

Hablaba de esa fidelidad histórica, y sin ser estrenada ni poder verse ya hay quejas por fallos. ¿Qué pasa con esa famosa espada de El Cid, que dicen que en realidad es la de Carlomagno?

Las críticas por la espada demuestran un desconocimiento enorme de todo el tema de las espadas de esa época. Porque se heredaban de padres a hijos, de generación en generación. Se sabe muy poco, pero lo primero es que ni la Tizona ni la Colada están en esta temporada, aún suponiendo que hubieran existido cosa que se duda, porque las referencias históricas del Cantar aparecen en momentos muy posteriores. La Tizona es una espada de Granada que se piensa que estaba forjada en el siglo XI. En toda esta temporada, con la edad que tiene El Cid, no aparecen ninguna de las espadas conocidas porque no las tuvo hasta mucho después, ya cerca de los 40 años. Así que lo primero es que es absurdo hablar de esas espadas, porque todavía no existían.

Lo segundo es la espada que utilizamos, que efectivamente se parece a una de las de Carlomagno. Pero la famosa Joyosa no era así, y la que tenemos nosotros es una inspirada, pero de 200 años después. En resumen, las espadas duraban cientos de años, era un bien preciado y caro que una familia no podía permitirse, y pasaban de generación en generación. Lo que quisimos es tener una espada que encaje con la época, y la nuestra encaja perfectamente con las del siglo X-XI, porque la de El Cid él la heredó de su padre, y encaja con que tuviera una o dos generaciones. ¿Tiene sentido que se parezca a una de las espadas de Carlomagno? Tiene todo el sentido el mundo, porque lo que pasaba entonces es que había espadas “best seller”, famosas, de las que se hacían más y se usaban como referencia y modelo. Y Carlomagno había sido el primero en venir a España, dos siglos antes, a combatir a los árabes. Por eso nos pareció que encajaba usar ese modelo, porque es coherente con las espadas del siglo X-XI. Pero no es la Joyosa de Carlomagno.

Para calmar a los críticos aún sin ver la serie: ¿La base histórica, entonces, está más que documentada y trabajada?

Respetamos mucho la historia. Lo que sí hemos intentado hacer, aunque esto no es un documental sino una ficción y nos hemos tenido que inventar muchas cosas, es ser muy específicos con cómo era la historia y qué pasaba. Hay una cantidad de anécdotas reales de alucinar. Por ejemplo la relación que tuvieron el Rey Fernando y Sancha, que era “La Bella”; las supuestas relaciones incestuosas entre el Rey Alfonso y su hermana Urraca, que hay canciones de la época que lo dicen, y nosotros no nos hemos metido en ese jardín. También el lanzazo en el ojo al Rey Ramiro, está estrictamente descrito en una crónica, que dice que un africano llamado Sádaba mató de un lanzazo en el ojo al Rey. Hasta cómo atacaban.

La realidad es que nos hemos permitido muchas licencias, sin duda, porque esto es una ficción. También se las permitió, y lo digo sin ningún rubor, El mio Cid, que cuando lo contrastas con hechos reales hay muchas cosas que no pasaron, como la jura de Santa Gadea por ejemplo. Pero es que en la ficción contamos historias. Lo que aspiramos es a recrear de una manera moderna y distinta, que le llegue igual a la gente que le llegó en su día el poema, las aventuras de este personaje. Eso sí, contando cosas que no se habían contado antes. Ese Cid obnubilado con el mundo árabe, al que admira y junto al que peleó la mitad de su vida porque formaban parte de su ejército personal, el ser uno de los pocos que utilizaba el astrolabio en las estrategias de ataque... todas esas cosas, que aparecen como pinceladas y detalles en la serie, están basadas en documentación real. Y nunca se habían contado.

¿Teme una posible politización, al ser un personaje histórico que apela a otra época de España, y viendo que sigue habiendo “dos Españas”?

Lo bueno que creo que pasa con El Cid es que es de cuando no había ni una España [ríe]. En esta serie todavía estaban por forjarla. A mí lo que me hace gracia de esta historia es que El Cid ha sido consecutivamente, incluso antes de la Guerra Civil en la República, un icono de la izquierda. Para luego apropiárselo Franco como un icono de la derecha. El pobre Cid ha cambiado de armadura cuando no tiene ideología.

Nuestro Cid es muy moderno. Primero porque cuestiona y se enfrenta a la autoridad real, que viene de Dios y lo ponía la Iglesia. Y él cuestiona “qué hacemos aquí haciendo esto”. Y no sólo fue así, sino que de facto él después de perdonarle Alfonso VI, él no volvió. Se fue, montó su propio Ejército, no llegó a ser Rey prácticamente porque no quiso, porque tuvo la posibilidad de haber sido Rey de Valencia, pero la realidad es que este hombre fue un poco revolucionario para aquella época. Su relación con Jimena, con la que estuvo casado 35 años; su relación con el mundo árabe, que admiraba y con los que trabajó y peleó por ellos, incluso leía historias de guerreros árabes y cuando tomó Valencia más de la mitad eran árabes y gobernaba para las dos culturas sin problemas. El Cid fue un tipo de su época, en la que España no era lo que es ahora sino que estaba por conformar, y en la que evidentemente las ideologías eran muy pragmáticas: sobrevivir, fundamentalmente. Y aún así, hay que reconocerle por ejemplo que peleó en favor del Islam vamos a llamarle “moderno”, el científico, inventor y comerciante; y contra los almorávides, que podría ser el Islam más extremo y equivalente al fundamentalismo actual. Si no llega a ser por él, podrían haber llegado bastante arriba, y no sé si hasta Europa otra vez.

Puedes leer aquí la entrevista íntegra con José Velasco.

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