Entrevista

Darko Peric: “Comparo 'La casa de papel' con las películas de Almodóvar porque fue transgresor”

El actor Darco Peric

Laura García Higueras

Ibiza —

“No voy a aceptar más papeles de matón ruso. No me interesa”. Darko Peric llegó a España en 2004. En concreto, a Barcelona, tras haber pasado por su Serbia natal, Rumanía y Berlín; y teniendo que cambiar sus planes de vida por las guerras yugoslavas. Tras conseguir varios papeles episódicos, formó parte del elenco de Crematorio en 2011, y en 2017 se incorporó al que acabaría convirtiéndose en un fenómeno mundial: La casa de papel.

Entre medias, se ha encontrado con numerosas propuestas para encarnar a personajes de 'matón', como el mismo reconoce, vendedores de armas y demás estereotipos ligados a su nacionalidad. “Si con mi acento me dieran un papel de, no sé, intelectual, sería otra cosa”, reivindica, y afirma: “Los que tienen problemas de clichés son los productores”.

El actor participó en el Serializados Fest celebrado en Ibiza el pasado fin de semana y recuerda en esta entrevista con verTele cómo fueron los inicios de la ficción, que compara con las películas de Pedro Almodóvar como Mujeres al borde de un ataque de nervios, por lo “transgresoras” que han sido. Enamorado del cine del manchego y de Bigas Luna, comparte que ha decidido lanzarse a producir “porque no tengo ofertas”.

La casa de papel está ya consolidada como un fenómeno a nivel internacional pero, cuando empezasteis a grabar, ¿qué sensaciones teníais?

Me pides flashbacks de hace cinco años. Cuando vine de Berlín a España y me dejé toda mi ropa de invierno, fue un gran error porque pensaba que aquí no hacía frío. En enero de 2017 vine a Colmenar Viejo, a un estudio de Vancouver que era una nave abandonada, y parecía que me había ido a rodar una serie a Berlín. Con frío, escasez.

Pero como todas las grandes cosas, una vez más se confirma la regla de que lo espiritual y lo creativo es mucho más potente que lo material. Esto lo puedes ver en lugares como por ejemplo Ibiza. Que tuvo su parte espiritual y creativa; y en un momento se ha transformado en un parque muy material. Con todos los millonarios que vienen del mundo...

La casa de papel al principio era más o menos esto, una cosa muy inocente, atrevida. Gente que quiso hacer una cosa que en España no se había hecho, poniendo nombre a los personajes de ciudades internacionales. Todo el mundo decía ¿qué vais, de los americanos? Mucha crítica. Algo parecido a lo que dicen en el documental de Locomía, de que en España la gente piensa que es muy moderna, pero son cuatro las modernas que hacen cosas aquí. Y una de estas cuatro modernas son Álex Pina y su equipo. Estos son los principios de La casa de papel para mí.

¿Qué te has quedado para ti de tu personaje, Helsinki?

Todos los personajes que habéis visto en la serie han crecido o se han disminuido ellos mismos, no sé si exactamente porque lo quisieron los guionistas, pero sí los actores. Recuerdo que en la primera temporada Paco Tous tenía otra serie y dijo “matadme”. Tal cual. Dijo “tengo otra cosa que hacer”.

Por eso la primera temporada duró tan poco, porque pasó lo que pasó. Uno tenía otro trabajo, el otro también. En Antena 3 esta serie iba para abajo y cada uno que era un poco famoso como Paco o Úrsula... Yo obviamente venía de hacer episódicos en España desde hacía diez años, me entró un fijo y dije “vale, hasta lo que dure”. Hasta que llegó la última temporada y dije que no quería ningún spin-off más [ríe].

Gracias a 'La casa de papel' hay series de habla hispana que se consideran de calidad

Darko Peric

Siendo de los actores que estuviste desde el principio en La casa de papel, ¿cómo viviste la evolución de la serie, con salto a Netflix incluido?

Es muy divertido porque formo parte de un grupo de personas que ha vivido un fenómeno histórico desde dentro. Y digo fenómeno histórico porque acabo de volver de Los Ángeles, en Hollywood, donde he estado con gente muy potente que me pedía fotos y eran súper fans de una serie española. Algo que nunca antes había sucedido.

Siempre comparo La casa de papel con las películas de Almodóvar como Mujeres al borde de un ataque de nervios, porque fue transgresor. Lo que era Locomía para los 80, La casa de papel lo ha sido para lo que son hoy las series españolas en el mundo.

Gracias a La casa de papel vino Netflix. Gracias a La casa de papel hay series de habla hispana que se consideran de calidad. Ya no son telenovelas como todo el mundo ha pensado durante décadas, sin tener idea. Porque la primera serie en la que tuve un papel en España fue Crematorio, de los hermanos Cabezudo, que fue la que un poco cambió la estética de las series españolas.

Para mí, un niño que nació en Yugoslavia y que en mi adolescencia sucedió toda esta mierda y guerra que pasó en los Balcanes y que estaba enamorado, empezando a odiar el cine americano de invasión. Lo que hacen cuando invaden Vietnam, Irak, todas estas mierdas. En mi país hicieron lo mismo. Ahí descubrí el cine europeo, a Almodóvar, a Bigas Luna.

Nunca hubiera soñado que iba a venir a vivir en España. Siempre quise irme a Nueva York, a Los Ángeles... Y cuando vine a España si alguien me hubiera dicho Darko, vas a estar en dos series españolas, una va a cambiar la estética a nivel nacional y la otra va a cambiar las reglas directamente, a nivel global, le hubiera dicho: “¿Cuánto tengo que pagar para hacerlo?”.

Yo no tengo ningún problema de clichés. El problema lo tienen los productores

Darko Peric

Más allá de Crematorio y La casa de papel, ¿cómo han sido las ofertas de papeles que has recibido? ¿Has visto mucho cliché en cuanto a por ser serbio ser considerado solo para hacer de matón, por ejemplo?

Ahora trabajo mucho en Francia. Esta semana vuelvo porque tengo un rodaje en el que hago de un vendedor de armas serbio. Pero ya a un nivel muy alto. Un vendedor de armas de Armani [ríe]. En España tengo a mis amigos magrebíes, del este, gente como Boré Buika, que nació aquí... Gente de color pero que les llaman actores africanos.

Nosotros somos pioneros y serlo siempre es difícil. Yo no tengo ningún problema de clichés. El problema lo tienen los productores, los que tienen que sentir algún tipo de responsabilidad porque nosotros estamos moldeando la opinión pública.

Por ejemplo, Mina El Hammani, que es muy amiga mía, hablamos en los Premios Platino de que si a ella le das el papel de una abogada marroquí, si a mí me das con este acento un papel de, no sé, un intelectual, ya es otra cosa. Esto lo llamo micro racismo, que existe en todos los países, no sólo en España. Vengo de Serbia y ahí hay un racismo impresionante, pero la gente es consciente.

El problema de la gente son sus nacionalismos, el catalán, gallego, vasco... Son estos micro racismos que, a ver, si eres una tía súper guapa y eres Jennifer López, no pasa nada. Si eres Ricky Martin, no pasa nada. Pero si eres una Laura de República Dominicana y eres una actriz estupenda, pues lo siento, tienes que hacer lo que te toca. Yo no tengo nada en contra de estos clichés pero sé que mucha gente como yo, los actores que hacemos este trabajo en España, somos unos guerreros y luchamos para que mis hijos y los hijos de esos actores hagan otros papeles.

Pero por lo que dices da la sensación de que está dependiendo sólo de vosotros.

Sí, depende de los productores. De hecho, me he hecho productor. Voy a producir cosas aquí porque no tengo ofertas. Me han dicho “esto es efecto Goya” o “esto es efecto una serie de éxito”, porque piensan que mi caché es... no sé. No voy a aceptar más papeles de matón ruso. No me interesa. Prefiero hacer eventos como este [ríe].

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