Entrevista

David Solans: “'Merlí. Sapere Aude' no hizo justicia con lo que se merecía la historia de Bruno”

David Solans

Laura García Higueras

Ibiza —

“Dejar Merlí. Sapere Aude fue un acto de amor propio”. David Solans pasó de ser uno de los grandes protagonistas de la ficción original para quedar relegado a un segundo plano en su spin off para Movistar Plus+, con el que el actor se sintió “incómodo”. La propia gestión de la continuación fue extraña para gran parte del elenco, ya que se enteraron de su existencia porque se “filtró a la prensa”. Así lo ha revelado el intérprete de Bruno junto a sus compañeros Albert Baró (Joan) e Iñaki Mur (Oliver) este fin de semana en el Serielizados Fest celebrado en Ibiza, donde han hablado sobre la serie junto a la periodista Alba Riera.

Al que sí le ofrecieron participar fue a Solans pero, según recuerda, “la cosa se empezó a enturbiar. Había cambiado la visión del proyecto a algo más industrial”. El catalán afirma que sintió decepción por el tratamiento que se le dio a su personaje, sobre el que posteriormente reconoce en esta entrevista con verTele que “no se hizo justicia con lo que se merecía su historia. En el sentido de que se le muere el padre y en toda la temporada no cuenta lo que siente al respecto”.

Aun así, sí que se utilizó su imagen para vender la serie -compartía cartel junto a Carlos Cuevas-. Algo que le sorprendió desde que comenzó a ver la promoción de Sapere Aude por las calles de Barcelona con su cara. El intérprete decidió que “no me compensaba” y optó por no salir en su segunda tanda. “Sentí ansiedad y al mismo tiempo liberación”, expone.

Eso sí, asegura que aún quedarían por contar muchas cosas de Bruno y que estaría dispuesto a liderar su propio spin-off. “Yo no soy el problema de cara a que se haga”, defiende, “hubiese alargado el personaje y lo alargaría”. Por el momento, tiene pendiente el estreno de La noche más larga el próximo 8 de julio en Netflix, una serie de acción en la que encarna a uno de los presos de una cárcel que es atracada en Nochebuena.

¿Qué significa para ti seguir hablando de Merlí y de tu personaje, siete años después del estreno de la serie?

Es muy bonito retomar el tema años más tarde, porque la distancia te da claridad a la hora de ver lo que pasaba en ese momento, en qué punto estabas tú, qué buscabas y qué pasaba realmente. Es bonito también poder profundizar un poco en qué pasa detrás de las cámaras, entender que lo que se ve en la pantalla es una parte de una realidad mucho más compleja. Detrás hay muchas personas que sienten muchas cosas, pasan por muchos momentos y transitan.

Está bien poder humanizar esa idea del actor famoso que se intenta vender. Si viéramos a la gente que se dedica a esto de forma más humana, sería otro paradigma. No ponerlos por encima de nosotros, sino a nuestra altura, igual que un médico o a una pintora. A veces ponemos a los actores en un pedestal y está bien humanizarlos, porque la gente los toma como referentes y sólo conocen una parte de la verdad; pero no saben si esa persona cuando se acuesta está bien o mal.

Es el “todos queremos ser como los que salen en la tele”, y los que salen en la tele también tienen muchas cosas a gestionar. No es oro todo lo que reluce.

No creo que un actor deba pronunciarse de política si no le sale

David Solans

En el caso del reparto de Merlí, la fama os llegó siendo muy jóvenes. ¿Cómo gestionasteis en ese momento ser tomados como ejemplo?

Yo me veo como un trabajador más. Vengo aquí y si alguien quiere mi opinión y me pregunta, la doy. Pero me gusta normalizar mucho nuestro trabajo y poner el foco en si podemos compartir algo que sea de ayuda. Si he aprendido algo en mi vida que puedo compartir y evitar que a alguien le pase lo mismo, me siento en la responsabilidad de sacar el tema, de poner esa semillita.

Si hay alguien que se quiere dedicar a la interpretación para ser famosa y ahora alguien lo quiere hacer para conocerse a sí misma, ya es un cambio que para mí vale la pena. Intentar cambiar las cosas.

¿Te has sentido y sientes libre para expresar tu opinión sobre cualquier tema? ¿Has temido alguna vez pronunciarte sobre algo?

Siempre he intentado hacer bandera de la verdad. Y la verdad es muy relativa. En mi vida he estado equivocado muchas veces. Cuando ahora veo lo que pensaba con quince años, no lo comparto. Y con lo que pensaba con veinte tampoco comparto algunas cosas. Otras sí. A la hora de pronunciarme, sólo me atrevo a hacerlo con cosas que para mí son verdades absolutas, como la libertad individual, el amor por el oficio, cosas que no han cambiado.

Luego ideas políticas es una cosa en la que puedo estar tan equivocado que tampoco es mi trabajo. No creo que un actor deba pronunciarse de política si no le sale. Intento pronunciarme sobre lo que me gusta y lo que tengo un mensaje construido. A lo mejor he callado cosas, pero porque no eran verdad o eran mi visión. Si tienes que poner el nombre de alguien y tacharlo de algo, prefiero callarme porque es mi punto de vista y no quiero ensuciar su nombre o su carrera. Mi forma de actuar es que si tengo algo malo que decir de alguien, no lo digo.

¿Fuiste tan consciente en el momento de la incomodidad que sentías dentro de Merlí Sapere Aude?

Es algo que te lo da la distancia y la vara de la experiencia. Entramos en el proyecto de Merlí desde un punto de vista súper romántico, de que estábamos todos en el mismo equipo. Y luego te das cuenta de que tú eres una parte de la industria, que no hay nada bueno ni nada malo. Pero sí que hubo una brecha, se rompió el núcleo que había de “estamos todos a una”.

Había unos productores, unos creadores y luego estábamos nosotros. Y cuando te necesitan te necesitan, y cuando no te necesitan o no les encajas tan bien; es un trabajo y una industria. Y la industria tiene estas cosas. Fue más la decepción un poco global de ver que no era como lo teníamos en nuestra cabeza. Nos volcamos mucho en un proyecto que a lo mejor no fue recompensado, ni de la misma forma.

¿Esta sensación ocurre sólo con Sapere Aude, o venía de antes?

En la primera parte hubo muy buen rollo, luego fue cuando desde mi punto de vista se comercializó el producto. Comercializar con el fin de que la historia inicial de Merlí era una historia que necesitaba ser contada. Sapere Aude es una muy buena serie, pero el motor que llevó a hacerla es otro muy distinto.

¿Fue una oportunidad perdida para haber contado la historia de Bruno?

Sí. A lo mejor entraron temas personales en el proceso de creación, y a nivel ya no mío, sino del personaje; no se hizo justicia con lo que se merecía su historia. En el sentido de que se le muere el padre y en toda la temporada él no cuenta lo que siente al respecto, ni tiene una trama. Puede que haya una escena de ocho capítulos. No tuvo ese espacio pero no creo que tampoco fuera culpa de alguien, sino que se tomaron otro tipo de decisiones por el motivo que fueran.

Yo no soy el problema de cara a que se haga un spin-off de Bruno

David Solans Actor

¿Crees que todo lo que no se ha contado daría para un spin-off? ¿Querrías retomar el personaje?

Sí. No siento que yo sea el problema de cara a que se haga un spin-off. Quiero mucho al personaje, lo hubiese alargado y lo alargaría. He demostrado hasta que lo intenté. Me fui de la segunda temporada de Merlí porque necesitaba salir del mundo de la fama que fue un tsunami para mí. Volví para cerrar bien la tercera temporada y para contar el spin-off; pero vi que este tercer intento no llevaba a ningún sitio. Mi intención no era la misma que la del proyecto.

¿Cómo viviste tomar la decisión de dejar Sapere Aude?

Fue un acto de amor propio. Nos iría bien a todos hacerlo más en cuanto a amistades y en cuanto a trabajo. Hay algo de no seguir perpetuando dinámicas que no molan y hay que hablarlo. Igual que en su momento el primero que criticaba la esclavitud recibía palos y a la primera mujer quiso votar se la comieron con patatas... Siempre ha pasado, y hay algo que choca, porque se desmonta el circo. ¿Qué pasa aquí? Todo tendría que ir sobre ruedas y pasan cosas chungas internas.

Y hay una industria, pero como en todos lados. En el mundo del periodismo, supongo que habrá cosas súper machistas, abusos de poder. Está bien no tener miedo a hablarlo, porque si hablarlo es lo que te deja sin trabajo, yo en esa industria no quiero estar, que sea tóxica.

Me compensa vivir la vida, ser feliz. Para mí están mis amigos, mi familia, mis cosas. Si puedo trabajar de actor, fantástico. Pero si tengo que traicionarme a mí mismo para trabajar de esto... Para mí el éxito, la fama y el dinero están en la lista 40 de prioridades en la vida. No me compensa en absoluto.

Si hablarlo es lo que te deja sin trabajo, yo en esta industria no quiero estar

David Solans

¿La decisión que tomaste fue una excepción dentro de lo que ocurre en la industria?

Juego con el comodín de que no me imaginaba nada de esto, y para mí ya todo esto es un regalo. Tengo la sensación de que me han subido al cielo, me han bajado a la Tierra y me han dicho “quédate un rato más”. Estoy como de regalado y no me da tanto miedo perder, porque mi objetivo no es estar en los Goya, en los Oscars o hacer muchas pelis al año.

Mi objetivo es vivir tranquilo y si algo no me deja hacerlo, no lo cojo. Lo que más me costó es el sentimiento de cara a las seguidoras de la serie, de no poder tener esa historia. Aunque no se hubiera generado era ruptura con el spin-off, esa historia tampoco iba a estar bien contada porque había muchos temas ahí metidos que no lo permitían.

Tienes pendiente el estreno de La noche más larga, el próximo 8 de julio en Netflix. Sabemos que habla sobre un atraco a una cárcel en Nochebuena, ¿cómo ha sido participar en esta serie?

Una pasada. Construyeron un centro penitenciario enorme a escala real con un plató de tres plantas. Es una serie súper coral. Prácticamente todos los personajes están casi todo el rato en escena, porque es una prisión en la que de repente se lía.

Fue un ejercicio súper chulo porque era un guion vivo. Esto significa que a lo mejor ibas a rodar y eras un psicópata; y al cabo de dos semanas, la gente que veía el material y los guionistas decían “ahora eres personalidad múltiple”. Era un ejercicio de confiar en la persona que te está dirigiendo y en el proyecto.

Era un juego absoluto estar en un espacio enorme en el que te grababan siempre desde súper lejos. No sabías cuando era tu plano y cuando no. Improvisas lo que te sale. El grupo de casting es súper especial. La mayoría no son nombres súper conocidos, pero es gente muy talentosa y con un mundo que les conoces y te enamoras.

¿Cómo ha sido meterse en la piel de un preso dentro de la cárcel?

Y generar una cárcel en la que todo el mundo está por asesinatos y tiene un trastorno. De repente entran a atacar, ahí se termina la medicación y se ponen todos en una situación límite. Gestionar la locura de tu personaje cuando estás rodeado de toros que también están locos, que cada uno tenga su tipo de locura, su espacio y su arco ha sido muy guay.

También por descubrir el laberinto mental que puedes llegar a tener si lo aprietas un poco. ¿Cómo justificas que has matado a quince personas a sangre fría? Entrar en ese sitio ha sido curioso. Han arriesgado bastante fuerte en contar una historia distinta.

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