Jaime Lorente y Belén Cuesta en la piel de 'Cristo y Rey': de lo “terrible” de ser el domador al “tabú” con Juan Carlos I

Belén Cuesta y Jaime Lorente en 'Cristo y Rey'

Laura Pérez

Atresplayer Premium estrena el próximo domingo 15 de enero Cristo y Rey, su serie basada en la historia de Ángel Cristo y Bárbara Rey. Jaime Lorente y Belén Cuesta son los actores encargados de dar vida en la ficción a dos personajes que marcaron la crónica social de la España del último tercio del siglo XX, y a los que se han aproximado siendo conscientes de que su trabajo va a ser mirado con lupa.

Así lo confiesan ambos en un encuentro con medios, entre ellos verTele, enmarcado en la presentación de la ficción de Atresmedia y Good Mood en el FesTVal de Vitoria. “Sabemos todos que va a haber gente buscando con lupa porque esta historia es un caramelo, y va a ser 'salseo' puro”, cuenta el actor en el que es su tercer proyecto consecutivo encarnando a un personaje real.

Para llevar a ocho episodios esta historia de “amor, violencia, sexo, drogas... y el rey” han contado con los testimonios y ayuda de una Bárbara Rey que ha estado implicada en el proyecto y que incluso ha pisado el set de rodaje: “El primer día que vino fue cuando rodamos la boda. Para ella tuvo que ser raro de cojones...”, comenta Lorente.

La protagonista real ha tenido más de una conversación con la actriz que le representa en pantalla. En esas charlas, sin embargo, no se habló de uno de los temas que más morbo e interés despiertan de entrada para los espectadores, la relación de la vedette con Juan Carlos I, según reconoce la propia Belén: “No he querido hablar mucho de eso porque entiendo que es un tema tabú para ella. Se cuenta lo que los guionistas han querido contar”.

Lo que también han querido contar, sin ningún tipo de justificación, es la caída a los infiernos de un Ángel Cristo al que no han desdibujado: “La serie no lo salva en ningún sentido, no hay una justificación porque es insalvable”, sentencia Jaime Lorente, entre otras confesiones sobre uno de los estrenos más esperados del mes de enero.

Belén, una vez te has aproximado a ella, ¿cómo valoras a la Bárbara con la que arranca la serie, la que se enamora de Ángel, y cómo ves a la mujer que al final se separa? Es un viaje intensísimo...

Belén Cuesta: La serie habla al principio de una mujer muy libre y pionera para esa época, una mujer que vivió un éxito tremendo. Fue amante de mucha gente, la mujer más deseada, pero también una mujer que tenía muchas carencias de las que surge el no saber salir de una situación como la que vivió con Ángel. Aunque lo tenía todo, o tenía mucho, tenía esa falta de amor. Y esa necesidad de ser amada y de que alguien quisiera construir con ella una familia fue lo que le hizo acabar en una relación así. Cuando en una relación hay una dependencia o una necesidad es cuando surge el problema. Ella lo deja todo, abandona el éxito y acaba yéndose a vivir a una caravana en un circo por amor, y se engancha a esta historia.

Al final, termina siendo una mujer que acaba luchando por ella realmente, teniendo que defenderse y sacando uñas porque la propia época y lo que vivió le hizo llegar a eso. Pasamos de una Bárbara inocente que sueña con el amor, a una mujer absolutamente firme, en su sitio, una luchadora que se enfrenta y grita de manera simbólica a mucha gente.

A esa Bárbara que nunca se ha sentado en un plató a hablar de su relación con el rey, ¿en la privacidad le ha preocupado especialmente cómo se iba a tratar, o qué se iba a contar de ello en la serie?

Belén Cuesta: Honestamente, no he querido hablar mucho de eso [con Bárbara] porque entiendo que es un tema tabú para ella. Se cuenta lo que los guionistas han querido contar. Desde la productora supongo que habrán hablado con ella, yo ahí no me he querido meter, yo me he metido en cómo era ella a nivel íntimo con la gente con la que ha tenido intimidad. He querido ser siempre muy respetuosa con ella, con el tema del rey y con todos. A mí me interesaba la Bárbara cercana, así que no sé si estará de acuerdo o no [con lo que se cuenta en la serie].

Bárbara Rey vino al set cuando rodamos la boda. Para ella tuvo que ser raro de cojones...

¿Cómo habéis llevado los momentos más intensos que compartís juntos? Por lo que vemos en el avance, son duros...

Jaime Lorente: Son muy duros, y ha sido muy difícil.

Belén Cuesta: Nos ha quebrado un poco, ¿verdad?

JL: A mí me provocó mucha ansiedad y mucha inestabilidad cuando estábamos rodando, porque ponerse en la piel del domador ha sido terrible. Me ha gustado visitar estos momentos, pero menos mal que nos hemos cuidado muchísimo entre nosotros porque son terribles, me ha costado mucho. Hay una violencia intrínseca en esa época que da mal rollo, que piensas “¡qué asco!”. A mí me ha costado.

¿Os habéis apoyado para abordarlo?

BC: Sí. Afortunadamente, para trabajar en este campo hay que hacerlo con mucha confianza. Hemos podido hablarlo mucho para intentar comprender -que no justificar- por qué llegan a ese punto.

JL: En cada personaje siempre hay cosas de uno, pero de estos momentos yo no tengo absolutamente nada. No sabía dónde buscar en mí para sacar lo que tenía que sacar.

¿Se puede decir que los personajes de Ángel Cristo y Bárbara Rey han sido de los más complejos de vuestras carreras?

JL: En mi caso, sí. Uno de los más complejos, seguro.

BC: Para mí, sin duda. Por lo que apuntaba antes, por todo el arco y el viaje de Bárbara, y por la época también. Para mí como actriz y como Belén ha habido cosas que me han quebrado un poco a nivel emocional. Entender el sufrimiento de una mujer en esa época que en realidad fue 'ayer', con unas leyes que también estaba 'ayer', como quien dice. Hay algo que parece que está muy pasado, pero es muy reciente.

Y encima teniéndola a ella presente...

BC: Tenerla presente, hablar con ella, hablar con su hija...

JL: Ha venido al rodaje, incluso. El primer día que vino fue cuando rodamos la boda. Para ella tuvo que ser raro de cojones...

BC: También para Sofía Cristo, que es encantadora y maravillosa. Ella ha hecho un viaje para entender su vida, como hacemos todos, y ha colocado cosas... y ahora lo está revisitando. Hay algo que también he hablado con Bárbara, que es de la imagen del maltrato. Ella era una mujer absolutamente liberal en esa época, no era el patrón de mujer maltratada, y eso jugó en su contra. Qué injusto, qué duro y qué difícil salir de ahí.

¿Se piensa uno más aceptar un papel en un biopic? Al final, los personajes están ahí y te enfrentas a comparaciones...

JL: Yo no lo pensé, aunque yo también pienso las cosas después [ríe]. Me enganchó tanto la historia... Ahora que se acerca un poco el estreno sientes vértigo, pero a mí me tranquiliza que trabajo con mucha honestidad. Hemos hecho un trabajo con mucho respeto y mucho amor. Sabemos todos que va a haber gente buscando con lupa porque esta historia es un caramelo, y va a ser 'salseo' puro.

BC: A mí me pasa. Cuando consumo biopics soy de las que espera hasta el final para ver todos los parecidos. Para mí eso no era lo que me echaba para atrás, sino al revés. Poder contar la historia de alguien que está vivo me parece fascinante. Es un poco lo que he dicho antes, y quiero ser honesta: al principio escuchaba el nombre de Ángel Cristo y Bárbara Rey y me llevaba al mundo del corazón, a un mundo de cosas que para mí no tenía mayor interés. Ahora quiero que se haga justicia y se entienda quiénes fueron porque a mí me ha fascinado esta historia.

¿Con qué Bárbara y con qué Ángel empieza la serie, y cómo acaban?

BC: Bárbara empieza en un momento dulce, siendo una mujer exitosa, única y diferente, y acaba enfrentándose a la realidad de su vida, a la realidad de una época y casi que a un modo de vida. Reivindicando quién es y teniendo que defenderse en un contexto muy difícil.

JL: En el caso de Ángel, la serie empieza con una caída a los infiernos por falta de curro y porque le va mal el circo. Encuentra un camino de luz, pero termina siendo un monstruo, de la peor manera posible. La serie no lo salva en ningún sentido, no hay una justificación porque es insalvable. Termina en los infiernos.

¿Te hubiese gustado poder hablar con él?

JL: Sí, me hubiese gustado.

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