Entrevista

Raquel Ejerique, directora de informativos de À Punt: “No puedes ir a un servicio público elitista o sibarita”

Raquel Ejerique, directora de informativos de À Punt

Marcos Méndez

En abril de 2020, hace un año y cuando la pandemia del coronavirus acababa de empezar y ninguno sabíamos cuánto podría alargarse, Raquel Pérez Ejerique fue ratificada como nueva directora de informativos de À Punt, la autonómica valenciana. Recibió el apoyo mayoritario del Consejo de Informativos, tras ser la candidata mejor valorada del concurso público, e inició una etapa en una cadena pública tras dos décadas de experiencia en distintos medios que culminó al destapar el “caso Máster” de Cristina Cifuentes y ser jefa de Investigación en elDiario.es.

Doce meses después la pandemia sigue con nosotros, y se ha convertido en uno de los principales retos de la periodista al frente de la información en À Punt. Entrevistamos a Raquel Ejerique para que realice un balance de este primer año de aventura, valore si los informativos y cadenas públicas deben pelear por la audiencia, y nos explique cómo lleva ver su trabajo convertido a veces en arma arrojadiza de carácter político.

¿Qué valoración hace de este primer año al frente de los informativos de À Punt?

El balance es muy positivo, no sólo por la audiencia de los informativos, que ha crecido y que demuestra que sí era necesaria una televisión pública. Si esa televisión pública no hubiera estado, no nos habríamos enterado de muchas cosas, más aún con toda la pandemia. Los valencianos habríamos seguido la pandemia desde cadenas nacionales. Hemos podido dar mucha información, muchas señales en directo... todo por lo que la información autonómica y local es necesaria. Así que el balance ha sido muy positivo.

Eso desde el punto de vista del servicio público. En cuanto a las cifras, pues también hemos subido, hay un gran consumo de informativos. A veces hacemos récord, como el informativo más seguido a mediodía en algunos puntos, hemos estrenado la web... Todo muy bien.

¿Los informativos de las televisiones públicas, como À Punt, deben perseguir la audiencia?

Eso es un gran debate que creo que no se ha resuelto ni a favor ni en contra de nadie todavía, pero sería un poco ingenuo pensar en hacer un servicio público sin público. El servicio público tiene que dirigirse a un público que tiene que estar ahí, y si está ahí es porque le interesas, entre otros muchos factores. Obviamente, sin salirnos del rigor, de la información, de los hechos contrastados, del entretenimiento también, que tiene cabida en programas de información... Obviamente no es buscar el público a costa de todo, pero hay que buscar productos que interesen, y que interesen pluralmente, porque a veces se piensa en un servicio público como casi diseñado desde la teoría de la información, que sea pulcro, neutro, blanco...

La verdad, yo creo que simplemente lo que hay que hacer es contar con una sociedad, en nuestro caso la valenciana, a la que sirves y que no sólo es plural en cuanto a política o ideas políticas o ideologías, sino que es plural en edad, en gustos, en aficiones, en salario, en clase social... es en todo. No puedes ir a un servicio público que tú diseñas en tu cabeza, elitista o sibarita, o para universitarios. En ese sentido, claro que nos tenemos que adaptar a una sociedad diversa y plural. Claro que sí.

¿Cómo lleva que un trabajo periodístico, por ser en una cadena pública, se convierta en arma arrojadiza política?

En la Comunidad Valenciana efectivamente estamos en un contexto en el que, como en todas las autonómicas, al ser un servicio público pagado con impuestos, obviamente tenemos que estar vigilados, cuestionados si hace falta, criticados para quien le parezca. Y en ese sentido aceptamos muy bien la crítica. Es cierto que a veces la crítica es espuria, no es una crítica que se haga para mejorar, que las aceptamos y las agradecemos. A veces la crítica es espuria y no tiene tanto que ver con lo que hemos dado o lo que no hemos dado, sino que se utiliza la propia existencia de las televisiones públicas, y hay más casos, para hablar de malgasto, o de inutilidad, o de censura. Cuando las críticas son desde la batalla política, digamos que estamos acostumbrados, y la gente que lleva aquí más tiempo está todavía más acostumbrada.

Sabemos distinguir perfectamente lo que es una crítica constructiva y cierta, que asumimos y que también nosotros mismos nos hacemos todos los días; de lo que es el ruido político, de la utilización de lo público para la consecución de los fines privados o personales. ¿En ese sentido, me afecta? No me afecta, porque todos los que sabemos leer los discursos políticos, que somos la mayoría de gente, sabemos cuándo la crítica va en serio y cuando la crítica es una excusa para arrearle al de enfrente. Claro que a veces se nos utiliza un poco de piedra, pero como lo sabemos no nos desviamos de nuestro camino, que es noticias, información, calidad, que nos quieran, que nos aprecie la sociedad. En ese camino estamos.

"Se utiliza la propia existencia de las televisiones públicas para hablar de malgasto, o de inutilidad, o de censura"

Este mismo mes Toni Cantó dijo en TVE que À Punt “ha dado muestras de haber dejado de ser un espacio neutral”. ¿Qué opina?

Efectivamente, ese es un ejemplo reciente. Hemos tenido otros, pero hablando en concreto de Toni Cantó, pues la verdad es que no me sorprende. Ha hecho este tipo de declaraciones también estando aquí. No últimamente, pero sí hace años, cuando se creó la televisión. Obviamente, yo creo que está muy bien si eso me lo acompañara de algún argumento. Si no es un argumento, es una opinión personal, y es una opinión personal que se basa en algo que no es una evidencia ni muchísimo menos, que imagino que es una sensación. Porque Toni Cantó ha venido a esta televisión en numerosas ocasiones, en varios programas, programas prime time, programas de la mañana...

Resulta sorprendente, y también lo vi en La hora de La 1, que una persona a la que se le está dando voz pública en un espacio público, y que ni siquiera se le corta el discurso, es decir que él habla todo lo que quiere y el rato que quiere; hable de censuras en las televisiones. Resulta paradójico que esa crítica se haga cuando no está siendo censurado. En la propia reflexión, un espectador crítico o inteligente ya se da cuenta que no habrá tanta censura cuando el supuesto censurado está denunciando la supuesta censura, y lo puede hacer con normalidad.

De forma directa: ¿En este año, ha recibido, o ha dado, órdenes para favorecer o perjudicar a partidos?

No. Y lo puedo decir rotundamente, porque trabajamos en libertad. Trabajamos en libertad, repito.

¿Y qué diría a los que piensan que eso es exactamente el trabajo de una directora de informativos en una cadena pública?

¿Pues que vieran la televisión, no? [ríe]. Sería lo mejor, porque también encontramos muchas críticas y luego indagas y dices: “¿Pero a qué programa te refieres?”, y te encuentras con que hay gente que critica y que ni siquiera te conecta, no te tienen ni sintonizado. Si ve la televisión, si ve nuestros informativos, creo que no hace falta ni que yo les convenza, quedarían bastante convencidos. Hemos dado todo tipo de noticias cómodas e incómodas para el gobierno actual. Por ejemplo el caso de un hermano del president que se presentó aquí, en À Punt, a un concurso público amañando precios. Y lo denunciamos a competencia, y luego lo sacamos en nuestros informativos. Yo no sé qué más prueba puede haber de nuestro rigor periodístico.

Nosotros nos podemos equivocar en el criterio periodístico. Y nos equivocamos a veces, y pedimos perdón o reflexionamos. Pero puedo decir que nunca, del tiempo que estoy aquí y me consta que antes tampoco, nos hemos equivocado por intentar cuidar o tratar mejor o peor a un partido político. Porque no es nuestro negociado, nuestro negociado son los valencianos y las valencianas. Lo demás, lo que pasa en Les Corts, eso ya es desde prensa, que seguro que tienen mucho trabajo con esas cosas [ríe], el nuestro es otro. Y yo creo que además aquí los políticos lo entienden, lo saben, y por eso, por ese mismo motivo, no me han llamado nunca, ni del PP, ni del PSOE, ni de Vox, ni de Compromís, ni de Unides Podem. Nunca jamás me han llamado para decirme “oye, da esto o no des esto”. Y yo tampoco lo aceptaría, obviamente.

"No me han llamado nunca, ni del PP, ni del PSOE, ni de Vox, ni de Compromís, ni de Unides Podem"

A nivel personal, ¿le ha costado “cambiar el chip” para enfocarlo desde un medio público, o sigue siendo lo mismo?

Sigue siendo lo mismo. Y a veces parece que “como es público, que tus periodistas no sean conocidos”, o “como es público...”. Bueno, soy público, pero yo hago periodismo. Porque si no, no estoy en competencia con el ecosistema que me rodea. Y estamos en competencia. A propósito también de lo que decíamos antes, de si debemos buscar la audiencia: claro que tenemos que buscar audiencia, en la tele, en la radio y en la web. Porque tenemos que llegar antes que los demás. Claro que sí. Tenemos que dar la mejor información, porque así es como los valencianos se ven recompensados por el dinero que pagan por nosotros. Claro que estamos en competencia.

Por ejemplo en TVE siempre se pide la promoción interna. Usted era la jefa de investigación de elDiario.es, se presentó al concurso público donde fue la mejor valorada, y luego fue ratificada por el Consejo de Informativos con amplia mayoría. ¿Es un apoyo que, justo por venir de fuera, sabe mejor?

A mí me sorprendió muchísimo, la verdad. De hecho, pensaba que venir de fuera podía ser un lastre, y con gran sorpresa recibí los datos de esa votación, de un 70% de apoyos. Me parece de una generosidad total por parte de gente que no me conocía. Y también una declaración de intenciones de ellos, de estamos abiertos hacia afuera, no somos un ente que se está reconcomiendo en sí mismo, sino que queremos cambios, estamos deseando hacer cambios, escuchar, abrirnos, cambiar, mejorar... Realmente esa votación refleja bastante lo que me encontré aquí, que es un grupo humano de gente muy profesional y con enormes ganas de mejorar y de tener cada vez más implantación en la sociedad valenciana.

¿Lo celebró más, o menos que cuando la Justicia archivó la querella de Cifuentes contra usted e Ignacio Escolar por el caso Máster?

[Ríe] Pues es que como me ha pillado todo en pandemia, no he podido celebrar nada. La celebración sin vértigo fue la de Cifuentes, porque esa fue una celebración total. Y lo de venir de directora de informativos fue una celebración con más vértigo, y la sensación más de responsabilidad y de estar a la altura, sobre todo quería estar a la altura. Así que lo celebré, pero con más responsabilidad y más vértigo que lo otro. La verdad es que las dos han sido noticias muy felices este año. No me puedo quejar de la pandemia, sinceramente. Para mí el 2020 ha sido un año frenético y muy apasionante.

Actualmente desde la política se señala a periodistas, se apunta tanto contra medios como contra profesionales con nombres y apellidos. Le pregunto desde dos aspectos: ¿esto coarta su labor, siente miedo? ¿Y hace falta más unión entre los periodistas, dejándonos de intereses partidistas?

Las dos cosas son muy interesantes y muy complementarias. Porque por una parte creo que somos los periodistas, y también los ciudadanos, quienes tienen que expulsar de esta profesión a la gente que utilizando el nombre está buscando otros fines que no son legítimos y no son periodísticos. No deben ser los de fuera, los partidos políticos, los que señalen en función de la ideología o el gusto personal, y eso sí que me parece lamentable. Pero nosotros como profesión debemos unirnos más, dejar bien claro el valor del periodismo. Y eso pasa también por señalar, y no hablo del señalamiento que desgraciadamente vemos estos días, sino un señalamiento profesional de las prácticas poco periodísticas o poco éticas.

Digamos que desde fuera nos están imponiendo, por cuestiones ideológicas, un señalamiento detestable que no quita para la responsabilidad que como colectivo, que nunca hemos sido realmente un colectivo y deberíamos serlo, deberíamos hacer nosotros mismos. Y desde un punto de vista obviamente no ideológico, sino deontológico. Y cuidarnos más como profesionales, cuidarnos más como profesión, y dejar claro que no todo es lo mismo, que no todos somos lo mismo. Que no todos somos iguales. Esa crítica y autocrítica no la hemos hecho, por lo tanto no hemos llegado ni a la mínima unión como colectivo, a la unión a la que deberíamos haber llegado. Y encima nos lo están haciendo desde fuera, por motivos totalmente injustificados y que buscan fines ilícitos. Ahí sí que hemos fallado.

Y respecto al miedo a ser señalada: yo pasé ese miedo. Ese miedo ya lo pasé con el caso Cifuentes. No varió mi compromiso con seguir dando el tema, pero ese miedo de ser yo la protagonista en alguna portada o en algún medio de comunicación en los que se nos señalaba... Eso ya lo pasé. Aquí hay mucho más respeto. En mi situación actual en la Comunidad Valenciana, ese miedo la verdad es que no lo tenemos. Nosotros, como decía antes, trabajamos en libertad. Y lo puedo decir en mayúsculas: trabajamos en total libertad.

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