Entrevista

Roberto Leal: “También he estado en el lado de las audiencias bajas peleando contra titanes”

Desde este viernes 13 de enero, Roberto Leal se duplica en Antena 3. El comunicador sevillano, al que vemos cada tarde en Pasapalabra, toma las riendas de El Desafío para presentar la tercera edición del programa, que incorpora como concursantes Rosa López, Boris Izaguirre, Florentino Fernández, Mariló Montero, Jorge Lorenzo, Laura Escanes, Ana Guerra y Jorge Blanco.

“Se la han jugado demasiado”, asegura el presentador, que se toma muy en serio las exigencias de cada prueba: “El Desafío no es un paseo. Vamos a ver retos todavía más bestias”, promete.

Entrevistado por verTele, Leal quita importancia al brusco duelo que libran cada día Telecinco y Antena 3. Un duelo en el que él, como presentador del imbatible Pasapalabra, empuña con maestría la espada.

Pero lo hace con humildad. “Estoy feliz de que a mi programa le vaya bien, pero no de que a otros les vaya mal”, argumenta el andaluz, que tienen claros sus orígenes: “Yo he estado también al otro lado, en el lado de las audiencias bajas y peleando contra titanes”, recuerda el que fuera reportero y presentador de TVE.

Por eso prefiere no regodearse en el éxito del que disfruta, así que este viernes, cuando le eche un pulso al Mediafest de Telecinco, tendrá bien presente que todos viajan en el mismo barco: “Cuando me hablan de competencia pienso que enfrente tengo personas”.

¿Con qué nos va a sorprender 'El Desafío' en esta tercera edición?

Por la experiencia de las ediciones anteriores, los nuevos concursantes vienen concienciados de que se la juegan de verdad. El Desafío no es un paseo, vamos a ver retos todavía más bestias. Y la dedicación de los concursantes es mayor en cada edición porque son conscientes de que si no le dedican tiempo, ganas y esfuerzo, están teledirigidos al pozo del ranking.

A todo el mundo le gusta hacerlo bien, porque no se puede olvidar que el programa tiene un fondo solidario ya que el ganador de cada gala dona el dinero a la ONG que haya elegido. Este año vamos a ver retos más potentes y momentos de muchísima tensión en los que hemos pensado que [la situación] se nos iba de las manos porque [los concursantes] se la han jugado demasiado.

'El Desafío' no es un paseo, vamos a ver retos todavía más bestias

Si el programa fuerza la mecánica con pruebas cada vez más exigentes, ¿quién pone los límites? Porque los concursantes no son profesionales de los deportes de riesgo...

Ellos no son profesionales, pero sí hay profesionales detrás de cada prueba. Los coaches son expertos en cada una de las pruebas y tienen un equipo detrás. Siempre hay seguridad, pero luego hay uno o dos minutos en los que ellos [los concursantes] se la juegan.

Son ellos mismos los que se ponen los límites y complican los retos, y es ahí donde suelen pasar las cosas. Hay momentos en los que todo está controlado, pero, si le das una vuelta de tuerca, lo que en los ensayos salía bien luego sale mal. El programa tiene ese punto de 'verdad' que es una de las bazas por las que está funcionando. Te puedes llevar un susto contenido y luego te llevas una alegría cuando consiguen el reto.

Y tú sufriendo...

Se sufre, se sufre. Te pones en su piel y quieres que les salga bien. Te desmoronas con ellos, tratas de animarles y, cuando lo consiguen, te emocionas y lloras. También es muy bonito para el jurado e incluso los técnicos, que los ves detrás de las cámaras con cara de: 'Joder lo que estoy grabando'.

Hacéis bastante hincapié en los buenos valores del programa, sobre todo en la competencia sana que tienen los concursantes. ¿Es una rara avis 'El Desafío' en un momento en el que se potencia más lo conflictivo?

Yo creo que no. La televisión tiene que buscar este tipo de formatos, y se está demostrando que funciona el camino de entretener y de que las personas que tienes delante se diviertan contigo y sumen a esa escala de valores que ponemos sobre la mesa, que son superación, trabajo, esfuerzo y disciplina.

Yo creo que se está trabajando en eso, en nuestra cadena y en el resto también, porque es el momento del entretenimiento y de que una familia entera se pueda sentar en el sofá a ver un programa. Que los niños me paren por la calle, o mi hija de cinco años me diga que quiere ver El Desafío, es algo que no vi venir cuando me dijeron que iba a presentar este programa.

Está ese punto de transmitirle a los chavales que, si hay curro, las cosas pueden salir bien. A veces no, pero si hay curro, eso se va a premiar de alguna forma. Creo que cada vez se apuesta más por este tipo de contenidos, y creo que ese es el camino.

¿Vais a competir contra el 'Mediafest', pero tú estás acostumbrado a esa lucha contra Telecinco en 'Pasapalabra'. Cuando un programa como el tuyo destroza sin piedad a sus rivales, ¿no te acabas compadeciendo de ellos?

Cuando me hablan de competencia pienso que lo que tengo enfrente son personas. Nunca me alegraré de que a alguien le vaya mal. Yo he estado también al otro lado, en el lado de las audiencias bajas y peleando contra titanes.

Esta carrera es larguísima y no puedes alegrarte de que a ti te vaya muy bien y a otros no tanto. Ojalá todos tocásemos el paraíso para vivir de esto durante mucho tiempo. Tengo la suerte de que cuando mi programa se ha enfrentado a otro, jamás he sentido que me estuviera enfrentando a un presentador. Al contrario, hemos tenido mensajes de cariño porque somos compañeros y los datos están para quienes tienen que hacer cuentas. Estoy feliz de que a mi programa le vaya bien, pero no de que a otros les vaya mal.

¿Cuál es el último desafío que has llevado a cabo en tu vida personal o profesional?

Vivo en un desafío constante porque tengo una niña de cinco años y medio, y otro de dos. El desafío es que no he conseguido que el niño duerma cuatro horas seguidas. Esto me está costando más que la apnea. De hecho, hago apnea para salir de su habitación porque es un ninja y si toco una miga de pan con el dedo gordo, se despierta. A lo mejor esto me viene bien para entrenar de cara a una futura apnea en la edición de 2027. Ojalá.