Entrevista

Daniel Grao: “Con HIT se escuchó mucho lo de 'esto es lo que tiene que hacer una TV pública'”

Daniel Grao en la presentación de 'HIT' T2

Marcos Méndez

Con muchas lecciones aún por dar, Daniel Grao vuelve a encarnar desde este jueves a Hugo Ibarra Toledo, el heterodoxo profesor que, como él mismo celebra, “pone patas arriba el sistema educativo”. La 1 de TVE estrena la segunda temporada de HIT, su serie a cargo de Ganga Producciones que fue, y volverá a ser, aclamada por su servicio público.

Entrevistamos al actor antes de este nuevo comienzo para saber qué tenemos que esperar de HIT, y nos avanza que su personaje “siempre da un paso más allá que se sale de las aulas, se mete en las casas y pregunta a ti”. Grao valora el verdadero trasfondo de la ficción: “Hablamos desde el punto de vista de los estudiantes, la adolescencia, los jóvenes; pero en esencia estamos hablando de todos nosotros”.

Para cumplir con la intención de todo el equipo de “no estirar el chicle”, como define el intérprete, esta segunda temporada parte de un importante cambio de instituto (y de alumnos) que hará a HIT salir de su zona de confort y pasarlo mal, porque como reconoce el actor, esta vez “va a sufrir más”. Bullying, búsqueda de identidad, homofobia, radicalismo político... todos los “temas que están en la calle”, como defiende Grao, estarán presentes en este retorno.

De todos ellos subyace el apoyo que HIT brinda a los jóvenes, y específicamente a esta generación. Un apoyo que se hace concreto en su personaje, como explica el actor: “HIT es un enamorado de esa generación, y entiende que mucha de la crítica que recibe no tiene tanto que ver con un mal comportamiento por parte de ellos, sino por una falta de referentes y por una sociedad que está muchas veces enferma”.

Ese apoyo se traslada a la realidad, con un nuevo casting de jóvenes actores y actrices ante el que Daniel Grao se muestra apasionado: “A mí HIT me ha dado horas y horas con ellos, y ya quisiera yo a mis 16 años haber tenido esa madurez y esa solidez. Hablas de temas que están ahí y dices: yo creo que esta generación es que ya nos da mil vueltas”.

HIT es una serie con clara vocación de servicio público, lo que se encomienda a TVE. ¿Qué problemáticas se reflejan esta temporada?

Pues tenemos problemáticas que son un clásico, que puedes ir a cualquier época y tienen que ver con la propia adolescencia, como el bullying o la búsqueda de identidad y de cómo a veces la necesidad de pertenecer a un grupo te puede hacer elegir mal. Y luego hay temas que quizá son más novedosos o tienen más que ver con nuestros días. Por ejemplo ahora tengo a una alumna no binaria, y se va a abrir ese melón de cómo llevan ese tema en casa, qué le pasa a ella con el grupo, qué hacer yo como como profesor para respetar esta opción y hacerlo compatible con la vida social... También se toca el tema de la homofobia, y de alguna manera los extremos políticos y cómo muchas veces, en esencia dijéramos emocional, pueden ser menos distintos de lo que parecen los colores o las ideologías. Cómo la ideología política sería una cuestión, pero que te lleve a reventar un cajero, o a prenderle fuego a un contenedor, o a una acción concreta destructora, en esencia responde a otra cosa que no tiene que ver con una vehemencia en lo político, sino que seguramente tiene que ver con algo que tú estás viviendo en tu propia casa, o con una ira que tienes que no sabes muy bien como canalizar. Todo eso va a estar reflejado.

¿Cuánto hay de ficción, y cuánto de realidad?

Yo creo que estamos muy pegados a la realidad. Sé de buena mano que el equipo de guionistas se está continuamente entrevistando con diferentes asociaciones y plataformas, y para cada caso que nos metemos se basa mucho en casos reales. Algunos que incluso no diré que no fueran creíbles, pero hay cosas que son incluso más salvajes de lo que nosotros hacemos en la serie. A mí [Joaquín] Oristrell, que es el creador de todo este universo, me va haciendo partícipe desde que empieza a escribir la temporada, y hay cosas muy heavys.

Y a nivel personal, ¿cómo se trabaja y prepara un personaje como Hugo? 

Por un lado, me han ayudado mucho desde el principio y ya desde la primera temporada con todo esto que digo de la información que van recabando, de la que me van haciendo partícipe. Y por otro, luego he tenido la ocasión de hablar por ejemplo con una orientadora, que además va a hacer de orientadora en HIT, es decir es un pequeño personaje del mundo de los profesores, pero realmente ella no es actriz sino orientadora. Yo le iba diciendo todas las dudas que tenía, algunas incluso para saltarme la norma, porque es como: no, un profesor nunca podría hacer esto de esta manera... pero lógicamente luego HIT igual sí, a sabiendas de que eso no está permitido. Tampoco es ir construyendo un profesor más, sino que HIT es alguien controvertido, que a veces sus métodos y su forma pasan por saltarse lo establecido. Por eso estaba bien saber cuáles serían esos límites reales, para saber desde el personaje que me lo estoy saltando.

Pero luego la esencia del personaje ha sido basándome mucho en los guiones, como cualquier otro personaje. Sí que hay algo que no sé si las casualidades existen, pero cuando me llegó este personaje sentí que, primero, me apetecía un montón; y luego como que sabía de alguna manera de lo que hablaba, por inquietudes personales que no tienen nada que ver con lo actoral, tienen más que ver quizás con lo paternal en mi caso. Con haberme documentado bastante en distintas pedagogías, porque es un tema que a mí como padre me interesa mucho. Y luego todo lo que tiene que ver con lo terapéutico, que de alguna manera el personaje lo vincula. Todo lo que tiene que ver con las heridas emocionales en la familia, y cómo eso te hace a veces ser de una manera o de otra, o acarrea un conflicto u otro. Es una cosa que a nivel personal me ha interesado siempre mucho y que no me es nada ajeno. Lo tengo como muy presente.

¿Fue como unir interés personal y papel actoral entonces?

Sí, justo se me propuso un personaje que vincula estos dos universos. Porque al final hablamos desde el punto de vista de los estudiantes, la adolescencia, los jóvenes; pero en esencia estamos hablando de todos nosotros, ya que HIT siempre da un paso más allá que se sale de las aulas, se mete en las casas y pregunta a ti qué te ha pasado, qué no te ha pasado, que está pasando en tu casa, y qué no tienes todavía bien canalizado, por así decirlo. No es que tenga respuesta para todo, pero por lo menos mete las narices ahí, y al final se convierte más en algo casi genealógico que meramente estudiantil. Y de paso, pone patas arriba el sistema educativo. Pero en esencia, nos plantea temas a todos que nos pueden sonar, porque en casa de todos están esos temas: qué te impide tolerar ciertas cosas, o la identidad sexual de tu hijo, qué te pasa a ti con eso, o qué te pasa con la violencia, o con qué adicción coqueteas, tengas o no un problema serio todavía. Hay cosas que al final te obliga un poco a arremangarte y mirarte real y honestamente.

Te lo pregunto al revés: ¿Si como padre ya habías indagado en temas que te han servido para HIT, HIT te ha aportado también instrumentos a nivel personal?

Bueno, yo tengo un hijo acercándose a la adolescencia y sí que por ejemplo el tema de las redes y lo adictivo que puede ser eso, ya no solo como padre sino como usuario, que el enganche lo puedo vivir yo también. ¿Dónde poner el límite en eso? No es que me haya dado unas herramientas que no las hubiera tenido sin haber hecho HIT, pero sí que me ha subrayado o refrescado algún tema en el que yo ya a título personal me estoy metiendo también. De pronto había cosas que dices: mira qué curioso, estoy tocando este tema en la ficción, y en casa de alguna manera también está latente. Dónde pones el límite, dónde no... Yo tengo a mi hijo, el que se acerca la adolescencia está en 13 años, y está ya pidiéndome poder tener redes sociales. Y yo estoy en ese debate interno de intentar patear la idea de que las tenga pero con tiempo, decir: bueno, si puede ser un poquito más tarde mejor. Y por otro lado, viendo que no se trata de ponerle puertas al campo, porque la realidad es la que es, yo también las tengo. Lo que hay es que educar un poco en los peligros que pueda tener y en que las use con conciencia. Sí, hay cosas que de alguna manera las estoy viviendo en casa, como en paralelo.

Una crítica habitual es “en mi clase eso no pasaba, ni pasa en la de mis hijos”. ¿Cómo explicar que esto es una ficción, que resume y condensa casos para poder visibilizarlos?

Claro, tú si haces una serie policial, pues no te vas a las multas de tráfico, te vas a los casos interesantes, los casos enigmáticos o los que realmente son temas gordos, en los que te preguntas cómo se resuelve eso. De alguna manera nosotros, sobre todo en la primera temporada, la parte ficticia que inventamos era que en un instituto había nueve alumnos con graves problemas de conducta. Que te los puedes encontrar, ya te digo yo que te los puedes encontrar. Pero bueno, en cualquier caso, era una excusa para reunirnos en esa especie de masterclass que hacía HIT en la primera temporada, que se los llevaba al gimnasio a hacer su clase especial, y ya se contaba que de alguna manera eran esos nueve casos aislados. Si tienes suerte, yo la tengo en el centro en el centro de mis hijos por ejemplo, que afortunadamente no sé si hay ni uno de esos, pero sé que en muchos otros puede haber más de esos nueve.

Para nosotros, la excusa era: vamos a juntarlos para que nos funcione la ficción de tenerlos ahí reunidos. Y a partir de ahí da lo mismo. Quiero decir, ojalá en tu centro no tengas ni uno, pero los casos en sí te van a sonar, porque vamos a tocar temas que están en la calle. Y que a lo mejor, afortunadamente, en tu familia en menor medida, pero que la comunicación entre padres e hijos cuando se acerca la adolescencia te va a sonar sí o sí, sin necesidad de que tu hijo coquetee con las drogas, por ejemplo. O cómo hablas según qué temas que tengan que ver con la sexualidad, o hasta qué punto llevas tu bien o no ciertas cosas del universo de tu hijo que a lo mejor te pilla más lejos. Todo eso te va a sonar.

Vamos a tocar temas que están en la calle

¿Y en esta segunda temporada?

En la segunda temporada yo no creo que sean casos, dijéramos, tan “bestias” en ese sentido. Porque sí que es un grupo, una clase regular en la que HIT por primera vez es como el tutor todo el año. No viene solo a dar su clase especial a los nueve chungos, por así decirlo. Entonces se va a encontrar cosas, que hay algún caso grave, pero se encuentra algo que es más un reflejo general social de un desencanto en una generación que no sabe muy bien si tiene sentido o no estudiar por cómo está el patio ahí fuera. ¿Qué te garantiza un futuro más o menos esperanzador? Ya ni siquiera estudiar según qué carrera.

Va a imperar como un desencanto, y yo creo que con eso sí que nos vamos a un contexto concreto: Formación Profesional (FP), que también es un poco la denostada de la educación, y nos vamos también a la España rural, y a un año después del Covid, con el cierre de una fábrica, con crisis, y con estos jóvenes que si en su casa no hay mucha esperanza y sus padres están en si se encierran en la fábrica o no para quejarse y manifestarse, pues ellos se quedan un poco como con una pérdida de sentido en general, socialmente hablando, como ¿qué sentido tiene que me forme? ¿Para qué? ¿En qué? Eso es lo que va a empeorar, sobre todo en segunda temporada, como telón de fondo.

¿Se refleja y representa en distintos casos?

Sí, a partir de ahí hay casos concretos, los conflictos. Nos va a sonar a todos el tener a un alumno que coquetea con ideologías de extrema derecha, y qué te empuja a eso. No a que tengas una ideología u otra, sino qué te empuja a irte al barrio a pegar a inmigrantes. Que eso está pasando. O qué te empuja a insultar y a pegar a alguien porque sea homosexual. Que eso está pasando. Todo eso socialmente nos va a sonar mucho. Que no lo estés viviendo en tu casa, pues ojalá y me alegro, pero desde el punto de vista de la ficción también tenemos que hacerlo atractivo y entretener. Que tampoco es un documental.

Hemos hablado de los conflictos. ¿Pero y los apoyos? Es muy claro que HIT defiende a la juventud, en concreto a esta generación. Y se demuestra desde su reparto, con actrices y actores noveles.

Por supuesto que lo hace la serie, y sobre todo apoyándose mucho en HIT, mi personaje. Él es un enamorado de esa generación, y entiende que mucha de la crítica que recibe no tiene tanto que ver con un mal comportamiento por parte de ellos, sino por una falta de referentes y por una sociedad que está muchas veces enferma. Que nos tenemos que aplicar el cuento desde la generación anterior, desde arriba. Por eso mete el hocico enseguida en las casas, cosa que no siempre es muy bien recibida porque es como: tú en mi casa no me digas cómo tengo que hacer las cosas. Pero él lo que hace por lo menos es evidenciar si hay un problema. Reclama ser honesto y reconocer que está pasando esto, que esto no lo llevas bien; y entonces ¿qué esperas de tu hijo? ¿Eres el referente?, qué lejos queda el amor incondicional. Por encima de todo, HIT quiere a ese grupo y les quiere ayudar, aunque a veces se ponga chungo con ellos. Pero es precisamente para que reaccionen y de alguna manera seducir su atención. Por eso a él le hace falta este carácter combativo y ser muy políticamente incorrecto, para pillarles.

Pero luego, por encima de todo, los ama, y quiere que estén bien. Quiere, de alguna manera y en su visión ideal, sanar. Quiere sanarlos, quiere sanar a la sociedad, y quiere sanarse a él, lógicamente. Lo bueno que tiene es que no es panfletario en el sentido de “yo estoy por encima del bien y del mal porque yo me aplico todo y lo tengo todo resuelto”, ni mucho menos. Él se va encontrando siempre en paralelo esas cosas no resueltas, afectivas, familiares... y eso es lo bonito. A mí me encanta de HIT eso, que hace el viaje en paralelo con ellos, que no tiene la verdad, y que tampoco siempre le sale bien. A veces hay cosas que no tienen más explicación, o que él no se la encuentra. Pero lo que le mueve es el amor a esa generación. Y entiende que si no nos gusta cómo va el mundo y no nos gusta eso que llamamos “sociedad” como si no perteneciéramos a ella, que el cambio está en los que van a venir. Que los que vengan tengan el nivel de conciencia suficiente para que cambien las cosas. Si no, no parece que vayamos en muy buena dirección.

Y a nivel real, fuera de la ficción, ¿se repiten esos roles maestro-alumno entre los actores y actrices con experiencia, como tú o Marta Larralde, y los actores y actrices jóvenes que debutan?

A mí me emociona mucho, me gusta mucho, y me ayuda al personaje y a interpretar lo que estamos contando. Es muy bonito tener esa inocencia ahí delante, esas ganas, y aunque sea también esa inexperiencia. Hay algo virginal que es muy emocionante, y de alguna manera te recuerda todo el rato tu inicio como actor, cuando tú tenías esa edad. Y hay algo que a mí no me deja de sorprender, que es lo bien amueblada que están esas cabecitas. Que a lo mejor en grupo muchas veces incluso yo he intentado estar alerta, porque muchas veces los ninguneamos pensando en “la chavalería”, como si estuviesen con sus tonterías, sus risas, sus músicas y tal. Y sí, tienen todo eso, lógicamente tienen dieciséis años, tienen que jugar, tienen que reír, tienen que payasear... si lo hago yo con 45... pero luego los pillas uno por uno, y tienes conversaciones.

A mí HIT me ha dado horas y horas con ellos, y ya quisiera yo a mis 16 años haber tenido esa madurez y esa solidez para todo. Incluso como actores, aunque no tengan experiencia hay algo en la manera en la que se enfrentan al trabajo. Y luego los temas. Hablas de temas que están ahí y dices: yo creo que esta generación es que ya nos da mil vueltas [ríe]. No sé, yo es que les cojo mucho cariño, y yo creo que ayuda. Por muy verdes que estén, y que alguno tenga más rapidez o menos para improvisar contigo, da igual, al final se impone esa frescura y esa verdad. También creo que están muy bien elegidos cada uno para su personaje. El menos experto se parece mucho a su personaje, y han estado generosos ahí, dándoles como si dijéramos su propia historia al personaje.

A nivel narrativo, se ven novedades. La más evidente es que Hugo sufre más, como ya contaste en la presentación. Pero también comienza con un salto temporal adelante que desvela el final, HIT busca la complicidad del espectador, se traslada a un entorno más rural... ¿Son formas de renovarse y no repetir?

HIT es un personaje que me fascina, y casos pueden haber eternamente, por lo que estaría contándolos, al menos por ahora, con las mismas ganas todo el rato. Pero sí que entiendo que cuando lo divides en temporadas, necesitas algo. Yo tenía miedo a tener la sensación de estirar el chicle, no quería estirar el chicle. Primero, que con los alumnos del año pasado de alguna manera se resuelven sus casos. Hay una evolución, no en todos se consigue, y Lena la dejamos ahí un poco varada, pero no veía mucho el sentido de volver a estar con ellos porque de alguna manera sus casos nucleares ya están. Entonces a mí Joaquín [Oristrell] me habló de la idea de de otra nueva clase, pero además, para que no sea lo mismo, cambiar y tener la excusa para contar otras cosas donde la ficción no siempre se mete. Esa otra España, ese mundo más rural, y otras problemáticas que tienen que ver con el contexto de esos jóvenes.

No es más de lo mismo, es la misma esencia, pero es un paso más

¿Y para el protagonista, al que tú encarnas?

Para HIT significaba un cambio también: estar fuera de su zona de confort, fuera de su loft cool en Madrid, y llevarlo a un sitio en el que él se sienta incómodo y que diga qué hago aquí, que ya desde el principio tenga también su caminito que hacer, de intentar entender a esa gente, de intentar adaptarse a esta otra forma. Escarbando ya un poquito más en el personaje, pues sí que empezamos con ese principio de anunciar que algo trágico ha pasado, que vamos a ir intentando hilvanar de capítulo a capítulo, que ya muestra una fragilidad que siempre ha estado en él, pero es verdad que su soberbia no le dejaba expresarla. Sólo con el personaje de Maya en casa lo habíamos visto alguna vez más vulnerable, y de pronto en la segunda temporada yo creo que lo vamos a ver mucho más inseguro.

Va a sufrir más, y sobre todo en lo que le atañe de primera mano, que tiene que ver con sus métodos y con su forma, por la sensación de fracaso y de que no hay una fórmula aplicable todo el rato, sino que cada vez tienes que empezar de cero, que es un poco lo que hacemos los actores también. Que cada personaje la sensación es de “estoy en pelotas otra vez, vuelvo a empezar, cómo era esto”, o cuando te subes a un escenario cada noche, por mucho que hayas hecho la función, esa vez es esa vez y a mí me recordaba mucho eso. Yo creo que a HIT le pasa, se da cuenta de que no tiene el manual y lo aplica allí donde va, sino que se da cuenta de que ahora aquí qué pasa, por qué no le está funcionando. ¿Esta gente que quiere, qué les pasa, y qué me pasa a mí con ellos? HIT ve cómo una vez más tienes que empezar desde abajo, intentar empatizar con ellos, conocerlos realmente y que no hay una fórmula que puedas aplicar. Y eso es bonito porque no es más de lo mismo, es la misma esencia, pero es un paso más.

Alguno podría preguntarse por qué TVE renueva una serie que no destaca en su audiencia lineal. ¿Qué le dirías?

A ver, como yo lo he vivido, es que con HIT han pasado muchas cosas. Para empezar, ha atraído a un público joven que TVE no tenía. Toda una franja que de pronto se iba sumando semana a semana incluso en abierto, que es más raro todavía que esa generación se prenda, y más tarde sobre todo en descargas. Luego los datos, como datos más fríos, porque efectivamente sí sumabas todos los visionados era un buen dato. Y por último creo que también que de cara a TVE hubo una especie de fenómeno de bastante unanimidad con el tema de la temática y de cómo era tratada esta temática. Yo creo que se le juntó todo eso. Influyó el aplauso de la crítica, por así decirlo, sobre todo teniendo en cuenta que es una televisión pública. Se escuchó mucho lo de “esto es lo que tiene que hacer una televisión pública” y de esta manera, no aleccionando sino abriendo el melón de verdad y diciendo: bueno, esto está ocurriendo. Que se hable, llamar al debate en diferentes temas sociales. Esta suma de factores es lo que ha hecho que sigamos ahí.

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