'Anatomía de Grey' 12x23 Review: Sin calma tras la tormenta

Por Juan Carlos López SáezJuan Carlos López Sáez

A un paso de la season finale, y tras el tenso episodio de la semana pasada, parece que la calma no llegará al Grey Sloan Memorial en casi ninguna de las relaciones, y solamente las parejas que vivían enfrentadas al inicio de temporada se han librado,

Pero además, en lugar de estirar la trama judicial que ha resultado durar lo mismo que un suspiro, se han creado nuevas tramas de formas muy forzadas para asegurarse que cada personaje tenga su momento a lo Shonda en la season finale, en la que parece no habrá una catástrofe para sacudir todavía más el ambiente en el hospital de Seattle.

(¡Cuidado SPOILERS!)

Amable hasta cierto punto

Arizona ganó la custodia de la hija de Sophia y ahora tiene que lidiar con el trabajar cerca de Callie después de toda la tensión que ha supuesto el juicio. Por consejo de April, Robbins muestra su mejor cara y se muestra receptiva a las peticiones de Callie para ceder a su hija los días que le toca.

Pero tras el tira y afloja que mantienen y varias peticiones, Arizona estalla contra Torres dejándole claro que su paciencia tiene un límite y que tras todo lo que desencadenó Callie por querer irse a Nueva York no tiene derecho a pedirle favores.

La ruptura más dolorosa

Callie, que suele ser la fuerte, vive uno de sus momentos más duros por la pérdida de la custodia, y porque no puede irse a Nueva York junto a Penny sin su hija, por lo que decide acabar con la relación, hundiendo también a Penny en el momento que debería ser uno de los más felices de su carrera.

Y de forma irónica, el hombro en el que llora Penny es el de Meredith.

Los celos de Grey

No hace mucho que Meredith animaba a Amelia a que se lanzara a los brazos de Owen en lugar de negarse a ser feliz con él. pero no se esperaba que la pareja pondría la quinta marcha en su relación, pensando en boda e hijos a pesar de no llevar mucho tiempo juntos.

Ver la felicidad de Amelia le produce celos, sobretodo porque Amelia ha ocupado el lugar de Derek en el hospital y en su vida, y no se corta a la hora de culparla de haberse apropiado de todo lo que era de Derek.

Como es normal, Amelia se queda tocada por esta reacción, pero por una vez decide no sucumbir y seguir con lo planeado, por lo que acepta la propuesta de Owen.

Es curioso que Meredith se enfrenta a un caso complicado en el que el tiempo es esencial para salvar la vida de un adolescente, pero al contrario que en su vida personal, Meredith vive un buen momento profesional y se engrandece en el quirófano.

Por lo contrario, Amelia, que por fin se siente feliz, se confía y no mantiene esa buena racha en su trabajo. Este hecho se suele dar en la serie, y ya en la temporada anterior, la Meredith tuvo una racha profesional imparable cuando Derek se fue a Washington.

Y ahora la parte que en mi opinión queda muy forzada, Meredith se marcha al terminar la jornada a su coche cruzándose con Rigg, que le recrimina su actitud con ánimo de hacerle reaccionar, pero en su lugar, viven un inesperado momento de pasión en el aparcamiento.

Digo que me parece forzada porque Meredith no ha interactuado demasiado con Rigg, ni se le ha visto interesada en nada más que descubrir que pasó entre él y Owen.

Un error con un triste final

Edwards abandonó a Kyle porque no soportaba la idea de verse en la sala de espera del hospital por su condición, pero ahora que lo tiene en el hospital en estado crítico, no puede evitar ir a verle a pesar de las negativas de todos por su actitud.

Edwards no respeta ninguna de las normas, ni la voluntad de Kyle, ni la de su familia que conoce la historia de ambos, ni de Amelia, a la que falta al respeto por hablar sin su permiso a los familiares sobre la condición del paciente.

Pero Jo se apiada de su amiga y le cuenta que Amelia hará una intervención que pocas veces sale bien por lo delicada que es. Edwards intenta hacer entrar en razón a Amelia, que por el dulce momento que vive personalmente, se cree infalible.

Edwards consigue que Kyle acepte sus disculpas y se dan un último beso antes de la operación, prometiéndose estar juntos una vez haya terminado todo. Pero tal y como predijo, ve desde la galería como Amelia no puede controlar el estado de Kyle, y manda a Jo a que eche a Edwards de la galería para que no vea el inminente final del chico.

Una escena que me ha parecido magnífica, y de los mejores momentos de esta temporada, con Edwards rota en la galería viendo fallecer al hombre que abandonó por miedo, Jo incapaz de evitarle ese mal trago, y Amelia comprobando que no es tan infalible como pensaba. Las miradas de ambas, la alumna enfurecida que trató de advertir a su engreída maestra, que ahora solo puede bajar la mirada por el sentimiento de culpa, son para enmarcar.

El juego silencioso y el no

Bailey y Warren siguen sin dirigirse la palabra, y aunque parezca desde fuera que la relación esta muriendo, ambos le confiesan a Webber que solo es una estrategia para que el otro ceda reconociendo ser el que se equivoca.

Webber que no termina de entender este juego por orgullo de la pareja, ve también como April y Jackson se llevan mejor que cuando eran pareja, y comparten ilusionados cualquier novedad del embarazo. Ante tanta insensatez, se siente agradecido por su matrimonio lleno de normalidad.

Por otra parte, Alex vuelve a sacar el tema del compromiso a Jo, diciéndole que esperará lo que haga falta que acceda porque tiene muy claro que quiere estar con ella. Pero la respuesta por parte de Jo es de nuevo un no puedo, sin llegar a argumentar el motivo.

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