‘Black Mirror’ 3x02 Review: el límite entre la realidad y lo virtual

PorDavid MarañónDavid Marañón

¿Sabéis cuando siempre llegan estas fechas y pedimos capítulos decentes de terror? Halloween siempre ha sido una premisa para que los creadores de series se tomen la libertad de cambiar las tramas o introducir historias que induzcan al terror – ya sea a través de la comedia como los famosos especiales de ‘Modern Family’ o desde el terror mismo con los increíbles ‘Trick or Treat’ de ‘American Horror Story: Murder House’ -. El caso es que, como bien ha declarado Charlie Brooker, creador de la serie, sabían que se estrenaría en fechas muy cercanas a Halloween. Si bien la serie ya de por sí juega con un terror psicológico muy grande en ocasiones, en el caso del capítulo segundo de esta tanda, se meten de lleno en el terror puro y duro. Y puedo decir que es de lo que más miedo que he visto en una serie de televisión.

La historia es sencilla: chico gamer con crisis existencial decide recorrerse el mundo. En su parada en Reino Unido – guiño al origen de la serie antes de la compra de Netflix – conoce a una chica que le mete en el mundo de la prueba de videojuegos de realidad virtual. A partir de ahí, olvidaos de lo que hayáis visto antes, porque la tensión va a ser vuestra peor acompañante. Con un protagonista totalmente relajado y un dispositivo que proyecta imágenes reales nutriéndose de sus miedos, acudimos a uno de los episodios más duros de toda la serie. Lo que comienza como algo completamente normal termina siendo algo extremada y excesivamente perturbador. Todo en este capítulo roza la perfección: el casting, el guión, la ambientación y unos efectos especiales en los que se nota la subida de presupuesto de la serie.

No sé hasta qué punto consigue hacer una crítica social, si bien ‘casualmente’ coincide con la salida de las gafas de realidad virtual este mes, pero está claro que lo que hace que empaticemos con el personaje principal son sus miedos. Ni más ni menos. Afrontar traumas, recuerdos malos de la infancia y fobias: todo en un cóctel de terror que hace que no nos despeguemos de la pantalla durante todo el episodio. Tras un inicio algo frío de temporada, con este episodio dan un golpe en la mesa para recordar por qué ‘Black Mirror’ es una serie que tiene un lugar reconocido en el panorama seriéfilo. Juegan con la mente del espectador hasta decir basta. Aquí sí van por delante, nos ganan un paso siempre, y cuando pensamos que hemos pillado su truco, van y dan un giro en la trama que consigue no solamente que no pestañeemos, sino que nos sorprendamos, cosa que hoy en día es muy difícil de conseguir.

Esto sí es ‘Black Mirror’ en todas sus vertientes. No realizan esa crítica social tan ácida, pero sí recalcan el “todo vale”, el juego con las personas y, sobre todo, lo fácil que es vernos metidos en una situación no deseada con tal de estar por encima de los demás. La novedad siempre atrae, cueste lo que cueste. Y en el caso del protagonista, no cuenta con que la tecnología más completa y a su vez terrible reside en nosotros mismos: nuestra mente. ¿Lección moral? No demasiada. Por eso aciertan.

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