Especial Día de Galicia: Diez series gallegas para la historia

Javier Rey en Fariña

Por Betty M. Martínez

Galicia está de moda. En concreto, la ficción made in Galicia está de moda. Los hechos así lo atestiguan. Después de El Príncipe y Perdóname, señor, Telecinco ha decidido que su nueva serie tenga sabor gallego y rueda ya en O Salnés Vivir sin permiso con Álex González y José Coronado. Al mismo tiempo, Bambú ha decidido volver a casa y graba Fariña para Antena 3. Hace unos meses, TVE emitió en su prime time Al final del Camino, serie histórica producida y rodada en Galicia.

En resumen, las tres grandes cadenas nacionales han confiado en el know how de los gallegos para sus nuevas series. Sin embargo, esa apuesta no es producto de la casualidad. Es el resultado de un metódico y constante camino que el audiovisual gallego emprendió hace varios años. Productores, guionistas, directores y actores encontraron en las series de TVG la oportunidad para aprender y desarrollar el talento que ahora los lleva no sólo a Madrid, sino incluso a grandes plataformas internacionales.

Quizá sea este un buen momento para recordar diez series que han hecho historia en Galicia.

1. Mareas Vivas

‘Mareas Vivas’ supuso un antes y un después en la ficción gallega porque consiguió sentar frente al televisor a toda la familia. Todos viajábamos semanalmente a Portozás para ver cómo les iba la vida a los vecinos de este imaginario pueblo costero.

Entre sus atractivos, ver cómo evolucionaba el romance entre el juez del pueblo y su casera, los enredos del furtivo Currás o las tertulias en la taberna de Petróleo (Luis Zahera), lugar de encuentro de todos y donde todo se comentaba, entre otras muchas tramas protagonizadas por un amplio elenco de actores y actrices.

Pero, además de por su calidad, la serie también ha pasado a la historia porque los gallegos dejamos que Luis Tosar entrase en nuestra casa mucho antes de que los premios y los reconocimientos empezasen a entrar en la suya.

Y, como anécdota, fue el debut televisivo de Martiño Rivas.

2. Pratos combinados

Fue una de las primeras apuestas de TVG por las series allá por 1995. La historia era simple. Miro (Ernesto Chao) y Balbina (Mabel Rivera) son los propietarios del bar Suizo, local que montaron con el dinero ahorrado como emigrantes en Suiza. Hasta aquí todo normal. Lo extraordinario viene después. El bar Suizo no es un bar de barrio más. Es el bar más surrealista en el que se puede entrar. Sería algo así como ‘La que se avecina’ de la hostelería.

Miro, alma mater del bar (y de la serie) era indescriptible. Sus especialidades eran hacer café con mondas de patatas y servir bocadillos de jamón… sin jamón, pero él estaba convencido de que así era como se hacían las cosas. Y la influencia de su cuñado no ayudaba. En teoría, Antón era empleado de la caja de ahorros, pero pasaba el 80% de su tiempo en el bar, disfrutando, a poder ser, de unas buenas nécoras.

Eso sí, entre nécora y nécora tenía una habilidad pasmosa para enredar a su cuñado en aventuras cada cual más esperpéntica. Sus correrías eran comparables a las del Coyote y el Correcaminos. Miro y Antón eran el Coyote, que, por más que lo intentaban, nunca conseguían engañar al Correcaminos, en este caso, Balbina.

Y no podemos hablar de ‘Pratos Combinados’ sin mencionar a Paula. Pauliña, consciente o inconscientemente, siempre acababa involucrada en los líos de Antón y Miro, pero lo más interesante de Pauliña es que fue uno de los primeros trabajos de Cristina Castaño (‘La que se avecina’), quien, cuando se fue a Madrid, dejó el papel en manos de María Castro (‘Sin tetas no hay paraíso’, ‘Seis hermanas’).

3. Padre Casares

‘Padre Casares’ es uno de los mejores ejemplos de humor costumbrista. La serie arranca con la llegada del sacerdote Horacio Casares a Louredo (Santo Antonio de). Allí ha de lidiar con el anterior párroco, don Crisanto, un cura ‘de los de toda la vida’, acostumbrado a hacer las cosas ‘a su manera’ (boinazos incluidos). Con las beatas, a las que les cuesta entender a este cura progre, que conduce una moto, va a clases de baile y no viste sotana ni alzacuellos. Con Iria, la maestra que le hará dudar de su vocación. Con Delmiro, el alcalde ateo, comunista y enemigo acérrimo de la iglesia y todo lo que represente.

Son muchas las situaciones en las que los vecinos de Louredo consiguieron arrancar una carcajada a los espectadores. Desde las diatribas del alcalde desde lo alto del ayuntamiento llamando “cuervos” a los sacerdotes, los cuidados de Elsa a sus ovejitas, los problemas maritales de Lidia y su Sindiño, el mal genio de Puri, la angustia de Josito por quedar bien con todo el mundo o el sí-pero-no entre Mayte y Miñato (alias Sonny Crockett).

Serie creada, entre otros, por Ramón Campos y Gema R. Neira, ‘Padre Casares’ llegó a ser el programa más visto de las televisiones autonómicas, se emitió doblada en Madrid y Castilla La Mancha y se grabaron adaptaciones en Baleares, Andalucía y Valencia.

También supuso una gran oportunidad para Pedro Alonso. De hecho, en Galicia se daba la particularidad de que un día todos querían que fuera su párroco, pero, al día siguiente, deseaban abofetearlo por ser también el malvado Diego Murguía de ‘Gran Hotel’. Las últimas temporadas de la serie fueron protagonizadas por el padre Rodrigo (Xaquín Domínguez) y el padre Perfecto (Xulio Abonjo), dejando para el ‘Padre Casares’ apariciones esporádicas.

4. Serramoura

Si en ‘Twin Peaks’ la gran pregunta era quién mató a Laura Palmer, en 2014 los gallegos se preguntaban quién había matado a Mónica Triáns (Sara Casasnovas). El hallazgo de su cadáver marcaba el inicio de ‘Serramoura’, serie producida por Voz Audiovisual, que es el último gran éxito de audiencia en Galicia, llegando a tener una fiel comunidad de fans, los “serramourers”.

En ‘Serramoura’ hay tramas para todos los gustos. Por un lado, está el cuartel de la Guardia Civil, que ya ha tenido que lidiar con el anterior crimen, la mafia rusa, asesinos en serie, narcos, traficantes de arte, tramas corruptas de la Benemérita y demás delincuentes que llegan a ‘Serramoura’. Y todo esto aderezado con una tensión sexual no resuelta entre los sargentos Marga Neira (Lucía Regueiro) y Diego Bazán (Miguel Ángel Blanco).

Por otro lado, está la vida en la propia ‘Serramoura’, una pequeña aldea que vive de la madera, donde existe un enfrentamiento eterno e irresoluble entre los Fiuza, principales maderistas, y los Soutelo, propietarios del aserradero de la zona. Y en medio, los trapicheos de uno de los personajes más queridos por el público, pese a ser, en teoría, uno de los “malos”, Santos, interpretado por Monti Castiñeiras.

5. Libro de familia

“Eiche mercar unha saia pola festa de Santalla…” era la pegadiza canción con la que arrancó durante más de 300 domingos la serie ‘Libro de familia’. Ambientada en la ficticia aldea de Santalla, narraba los encuentros y desencuentros de tres familias: los Cabanas (humildes, pero honrados y con ansias de superación), los Lamela (familia del cacique local) y los Freire (ejemplo perfecto del indiano que hizo fortuna en América y que regresa a casa cargado de ideas para mejorar la vida de sus vecinos, pero que tropieza con los obstáculos propios de la época).

Quizá la mejor forma de explicarle a un no gallego lo que significó esta serie sería decir que fue un ‘Cuéntame cómo pasó’ trasladado al rural gallego de mediados del siglo pasado.

Lo más emocionante de ‘Libro de familia’ era ver cómo lo recibían las distintas generaciones. A los más mayores les servía para recordar su propio pasado. Aquel tiempo en el que la vida en las aldeas giraba en torno al campo y los animales, en el que convivían bajo el mismo techo abuelos, padres e hijos. A los más jóvenes nos sirvió para visualizar a través de la pantalla lo que esos mayores nos han contado una y otra vez. Significó un reencuentro con el pasado para unos y un descubrimiento para otros.

Fue tal el éxito de la serie que su creador, José María Besteiro, desarrolló un spin off, ‘Pazo de familia’, que arranca con la mudanza de parte de la familia Cabanas (el abuelo Cosme, la madre Sara y el pequeño Loliño) de su adorada Santalla a la ciudad para trabajar en el pazo de la familia Pardo – Veira.

6. Matalobos

Otro de los temas por los que Galicia suele ser noticia es por ser puerta de entrada del narcotráfico y TVG también quiso apostar por ese tema con ‘Matalobos’, serie donde se narra la vida en la imaginaria Sardiñeira. Aparentemente es una localidad más, pero en sus casas habitan importantes narcos, dispuestos a lo que sea por mantener (o aumentar) su negocio. Y donde hay malos, también hay buenos, que intentan hacer su trabajo, a pesar de las amenazas y los peligros reales que corren.

Su estreno fue toda una novedad, no solo por ser la primera vez que la TVG tocaba el tema del narcotráfico, sino porque el estilo de la serie también rompía con lo que se había visto hasta entonces. Se aparcaba el costumbrismo y se apostaba por temas más duros. El malo ya no era el cacique del pueblo sino Carmelo Matalobos (Luis Iglesias), un narco a quien no le tiembla el pulso para conseguir lo que se propone. De hecho, es casi imposible recordar a todos los muertos que quedaron en el camino en medio del enfrentamiento entre los clanes y las fuerzas del orden.

Fueron cerca de 90 episodios divididos en cinco temporadas en los que tuvo una media del 20% de share llegando incluso a picos del 30% en algunos momentos. Consiguió una Mención Especial de la Guardia Civil por “el rigor y la labor divulgativa realizada sobre el instituto armado” y el Premio Circom 2012 como mejor ficción europea.

7. As leis de Celavella

‘As leis de Celavella’ fue una apuesta arriesgada en tanto que mezclaba elementos muy novedosos en la ficción televisiva gallega. Por un lado, era una serie de época, ambientada a principios del siglo XX. Por otro lado, se adentraba en el género del misterio aderezado con algunos toques místicos. Un joven abogado regresa a su pueblo para dirigir el bufete familiar, pero acaba reconvertido en detective después de un encuentro inesperado y sorprendente. Fue un riesgo que mereció la pena asumir, dado que la serie estuvo en antena cuatro temporadas.

En ‘As leis de Celavella’ también hay un detalle que no debería pasarse por alto. En los títulos de crédito coinciden por primera vez tres nombres propios que en el futuro serían sinónimo de grandes éxitos: Carlos Sedes, Ramón Campos y Gema R. Neira.

8. A vida por diante

En ‘A vida por diante’ se refleja una de las realidades más trágicas que se pueden vivir. En una zona donde existe una comarca llamada la Costa da Morte, la muerte en el mar también tenía que tener su hueco en la ficción televisiva y, aunque en ‘Mareas vivas’ también se abordaba el tema, es en ‘A vida por diante’ donde acapara todo el protagonismo.

La serie cuenta la historia de cinco mujeres que deben enfrentar la pérdida de sus maridos en el naufragio de su barco. ¿Qué pasa cuando se confirman los peores presagios? ¿Qué pasa cuando se acaban las tareas de salvamento? ¿Qué pasa cuando se van las cámaras de televisión?

Aquí se nos relata, pero no solo desde el drama, el dolor, la soledad, sino también desde la esperanza, desde las nuevas oportunidades, desde las expectativas que abre tener todo un futuro por delante.

9. O Faro

’O Faro’ arrancó en 2013 como una coproducción para los canales de la Forta y con cierta polémica por las condiciones laborales del equipo. Sin embargo, a partir de la segunda temporada la producción fue única y exclusivamente gallega, dado que fue en la TVG donde consiguió mayores cuotas de audiencia.

La historia era la típica de un serial de sobremesa. Chico conoce a chica, se enamoran, pero resulta que sus familias viven enfrentadas porque la familia de ella se niega a vender el pequeño bar que impide que la familia de él pueda desarrollar un importante y millonario proyecto urbanístico. A partir de ahí, un sinfín de problemas, mentiras, engaños, reconciliaciones, etc.

La serie puso punto y final en 2016, pero el modelo resultó tan interesante para la audiencia que la TVG pidió a sus creadores que planteasen una nueva serie para esa franja horaria. El resultado fue ‘Fontealba’.

10. Rías Baixas

Grabada en la comarca O Salnés, ‘Rías Baixas’ se centra en la historia de la familia Lantaño, que tienen tanto prestigio como viticultores como secretos escondidos debajo de las alfombras. La llegada de una misteriosa mujer y la muerte del patriarca hacen que los acontecimientos se precipiten.

A partir de ahí, seis temporadas donde los intereses empresariales se entremezclaban los las relaciones sentimentales. En resumen, todo un ‘Falcon Crest’ a la gallega.

En este listado podrían aparecer otras muchas series como ‘Terras de Miranda’, protagoniza por María Bouzas (‘El secreto de Puente Viejo’), ‘O Nordés’, ‘Fíos’, ‘Cuarto sin ascensor’, etc. Precisamente el hecho de que la lista esté incompleta muestra la capacidad de TVG de producir series que son recordadas a lo largo de los años.

En la época de Netflix, HBO y demás gigantes audiovisuales internacionales, es buen momento para mirar alrededor y comprobar que al lado de casa también se hacen series. Y de las buenas.

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