‘Jane The Virgin’ 3x15 Review: Love is in the air

‘Jane The Virgin’ 3x15 Review: Love is in the air

Por Betty M. Martínez

Ahora sí que sí. Señoras y señores, lo mejor de ‘Jane The Virgin’ ha vuelto y esperemos que sea para quedarse. Hacía semanas que no teníamos un capítulo tan intenso, tan divertido, tan emocionante, tan sorprendente. Y no sigo con la retahíla de adjetivos, que hay mucho que comentar.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Aquí no ha pasado nada ¿o sí?

Esta semana voy a romper una de mis reglas habituales. No voy a empezar a comentar las idas y venidas de Jane. Y no es porque no le hayan pasado cosas, que menudo capítulo nos ha dado. Simplemente es que creo que esta semana el gran protagonista ha sido Rafael. Voy a ver si consigo resumir por qué. Avanzo que va a ser complicado porque ha sido el perejil de todas las salsas. Ha estado presente en todos los momentos clave, bien como testigo bien como protagonista bien como instigador.

Comencemos por su relación con Petra. Todos recordamos lo que pasó la semana pasada, ¿no? Pues ellos también, aunque creo que hubieran preferido olvidarlo. Bueno, eso es lo que parecía al principio porque después, no sé en qué momento, algo pasó y todo cambió. ¿O sólo me lo pareció a mí?

Voy a ver si puedo resumir brevemente lo que ha pasado:

Fase uno: reconocimiento del error. Petra y Rafael asumen que lo que pasó no debe volver a pasar.

Fase dos: temor a las consecuencias. Rafael cree que Petra puede confundirse y enamorarse de nuevo de él.

Fase tres: malinterpretación de las señales. Rafael y nosotros damos por sentado que para Petra sí ha sido importante lo que pasó y no le importaría repetirlo.

Fase cuatro: baño de realidad. Rafael y nosotros estábamos equivocados. A Petra no le interesa Rafael. Quiere a Chuck, aunque no quiere quererlo.

Fase cinco: Momento ‘esto no me lo esperaba’. ¿Rafael está mirando con otros ojos a Petra o es cosa mía?

¿Me he saltado alguna fase? Espero que no. ¿Conclusión? Yo no entiendo nada. Rafael, en serio, ¿qué te ha pasado? Bueno, perdona, ya sé que tú estás más confundido que yo, así que voy a ser generosa y te voy a dar algún tiempo para que te aclares, pero no demasiado, que ahora que eres zen te tomas las cosas con mucha calma y nosotros necesitamos respuestas ya.

El consejero Solano

Y sigo con Rafael. Es que esta semana me ha dado el capítulo. Resulta que además de su no-sé-cómo-definir relación con Petra, Rafael ha tenido tiempo de ser consejero sentimental de ¿Jane?

Resulta que Jane tiene un poco desajustado su radar para identificar el “coqueteo” y Rafael decide echarle una mano. Sí, habéis leído bien. Rafael, el líder del TeamRafael, se ofrece voluntario para ayudar a Jane a encontrar pareja. ¿Esto es o no es el mundo al revés? Me podría esperar casi cualquier cosa de estos dos, pero esta “cooperación” desde luego que no.

No voy a comentar ni los consejos de Rafael ni la necesidad compulsiva de Jane de contarle todos y cada uno de sus pasos. Eso sí, señores guionistas, mil millones de gracias por dos momentos memorables. El primero, Jane, Rafael y Petra en el Fairwick. El segundo, Jane en el minigolf. Corrección: Jane en el baño del minigolf. No sé a quién se le ocurrieron esas escenas, pero yo le pagaría un plus porque se lo ha ganado.

La primera cita

Y vamos ya con Jane. Después de medio arreglar su radar gracias a la inestimable colaboración de Rafael y Petra (si no lo veo, no lo creo), Jane ha tenido una cita y nos alegremos por ella. Se merece ser feliz y, como bien le dijo Xiomara, Michael querría que fuera feliz. Ahora no sé yo si a Michael le gustaría que fuese feliz con su mejor amigo. Sí, como habéis leído, Jane ha salido con Dennis.

Ya se conocen, lo que minimizaba el grado de incomodidad. Error. Se conocen, pero como amigos. Seamos más precisos: ella es la viuda del mejor amigo de él y él era el mejor amigo del marido de ella. Aclaración a la frase casi sin sentido: lo que los une es Michael, pero creen, con gran acierto, que sería mejor no hablar de él en su cita. Resultado: no tienen demasiado de qué hablar.

Con todo, la cita no fue un desastre total. Tuvo sus más y sus menos. Se lo pasaron bien, aunque tuvieron algunos problemas con las “señales”. ¿Resultado? Son un par de amigos que salieron juntos un día. Punto y final a la historia Jane – Dennis.

Si al guionista del que hablaba antes hay que pagarle un plus, debería repartirlo con el que se ocurrió que Alba y Jorge tuvieran su primera cita en el mismo sitio y al mismo tiempo que Jane y Dennis.

Alba nos tiene anonadados. Es el mejor ejemplo de que el amor cambia a las personas. La solícita Alba, la generosa Alba, la siempre atenta Alba, esta semana no ha prestado casi ni atención a los problemas del resto de las Villanueva. Su vida entera gira en torno a Jorge. Por cierto, le costó invitarla a salir, pero cuando lo hizo no perdió el tiempo.

Aún no tengo una opinión clara sobre Jorge. Casi ni nos lo han presentado, así que no me atrevo a aventurar nada sobre él. Eso sí, el que avisa no es traidor, Jorge, como Alba Gloriana Villanueva derrame una sola lágrima por tu culpa vas a tener que vértelas con todos nosotros. Avisado estás.

Un cliente cualquiera

Este capítulo nos lo hemos pasado realmente bien, pero también ha habido momentos complicados. La ruptura de Xiomara y Bruce ha sido uno de ellos. Aquí tengo emociones encontradas. Por un lado, me alegro de que ella haya asumido sus verdaderos sentimientos, pero, por otro lado, me da un poco de pena Bruce porque se ve que la quiere y lo está pasando mal.

Eso sí, Bruce es un profesional. Ha hecho todo lo posible por llevar la demanda de Rogelio por incumplimiento de contrato. Y no ha debido ser fácil. Primero porque Rogelio es de por sí un cliente peculiar. Segundo porque es “el tipo por el que me dejas”. Aplaudo los intentos de Bruce por mantener su profesionalidad, pero todo tiene un límite y ver a Xiomara y Rogelio juntos fue la gota que desbordó el vaso. Tal vez Bruce no debió esperar a estar a la puerta del juicio para renunciar, pero lo entiendo.

Una preguntita, ¿alguien sabe si Jaime Camil tuvo problemas de visión después de este capítulo? Lo digo porque debió acabar con los ojos destrozados de tanto como los abrió en algunas escenas. De verdad, hubo algún momento en que pensé que se le iban a salir de las órbitas. Y no era para menos. Descubre a minutos de negociar el acuerdo más importante de su vida que se queda sin abogado y se entera en plena vista judicial que la mujer que ama ha dejado a su prometido porque lo quiere a él. En serio, solo a Rogelio le pueden pasar tantas cosas importantes en tan poco tiempo.

Y no olvidemos la consecuencia de todo esto. Rogelio está feliz porque él y Xiomara vuelven a estar juntos. ¿Será esta la definitiva? Además, puede regresas a las telenovelas (“donde debo estar”) con “Los viajes de Guillermo”.

Pero su emoción por volver al set de rodaje se ve empañada muy pronto por la llegada de su rival en la telenovela. Fabián Regalo del Cielo (no es broma. Se llama así). Mira Fabián, voy a serte sincera, a mí también casi se me salen los ojos de las órbitas cuando te vi aparecer, pero ten clara una cosa: he sido, soy y seré #Rogelifan. Evidentemente voy a darte una oportunidad, pero ojito con pasarte de listo porque aquí la estrella indiscutible es Rogelio de la Vega, que no se te olvide. Por cierto, Jane, por favor, insisto, por favor, no quiero tener que escribir en el futuro eso de “tú también, Bruto, hijo mío”. ¿Me explico?

Y para terminar, una breve mención para Yael Grobglas, aunque se merecería una review entera. Cuando empezó la serie dije que Petra era una villana light. Rectifico. Yael, en esta temporada estás de matrícula de honor. Petra nos está dando tanto juego que no entiendo como no nos dimos cuenta antes del potencial de este personaje. Ojalá que siga así porque cada semana consigue tenernos pegados a la pantalla sin pestañear porque nunca tenemos ni idea de por dónde nos va a salir.

¿Y ahora? Pues ‘Jane The Virgin’ se toma un descanso. Otra vez ¿Por qué siempre se van de vacaciones justo cuando está más interesante? A ver qué hacemos nosotros estas tres semanas. Vale, sí lo sé. Esperar. ¿Por qué? Porque, simplemente, merece la pena.

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