‘Jane The Virgin’ 3x13 Review: Reescribir la historia

‘Jane The Virgin’ 3x13 Review: Reescribir la historia

Por Betty M. Martínez

Veníamos de unos capítulos muy intensos, así que nos ha venido bien que ‘Jane The Virgin’ pisara el freno para poder relajarnos un poco. Esta semana hemos tenido un capítulo de transición, donde no hemos avanzado demasiado, pero ya intuimos algunas cosas de lo que puede venir.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Un libro onomatopéyico

A pesar de haber regresado al Marbella, Jane no descuida su carrera como escritora. De hecho, esta semana ha dado un paso muy importante. Ha conocido a su editor, Jeremy Howe. ¿Qué puedo decir de él? Algo muy simple: es la antítesis de Jane. Bueno, eso y que es la persona que más onomatopeyas pronuncia por frase. La verdad es que era evidente lo que quería decir, pero a Jane le costó bastante procesarlo porque, desde luego, está a años luz de su estilo.

Lo positivo es que, al final, tras mucho bang, boom y demás consiguieron entenderse porque los dos quieren lo mismo, que el libro de Jane sea un éxito. Y lo será. Estoy segura. El argumento es una apuesta segura. ¿Queréis saber de qué va? Voy a hacer por unas líneas de Anthony Méndez (señor narrador, por si a estas alturas alguien aún no lo sabe) y resumirlo.

En 1902 la joven Josephine trabajaba en un hotel de Florida donde conoció al barón (y ladrón) Rake, de quien se enamoró y de quien espera un bebé. Sin embargo, con el tiempo Josephine descubrió que a quien de verdad quería era al detective Martin. ¿Triunfará el amor de Josephine y Martin o se quedará con Rake?

¿Os suena de algo? Digamos que Jane escribió sobre aquello que mejor conoce. Su propia vida. Eso sí, se permitió alguna licencia narrativa. La escena entre Zara y Rake ha sido un auténtico shock. No me extraña que Xiomara le pidiera a su hija que la borrara. Jane, ya sé que estabas bloqueada, pero en esa escena se te fue un poco la mano. Eso sí, el encuentro entre Penélope y Josephine ha sido fantástico.

En fin, que la novela triunfará. Seguro. A fin de cuentas, llevamos meses de fiel seguimiento a la serie de televisión.

Lo más interesante es que gracias a las indicaciones de Jeremy de que Jane debía darle más “bam, boom, bang” a la novela, pudimos repasar algunos de los mejores momentos que vivieron Jane y Rafael cuando eran pareja. La verdad es que me he puesto un poco nostálgica. ¡Quién nos iba a decir entonces que iba a pasar todo lo que pasó después!

Pero que no se nos pase lo importante. ¿Y dónde pasa siempre lo importante? En el porche de Alba. Jeremy ha propuesto a Jane que profundice en la relación entre Josephine y Rake, que genere más tramas en el triángulo romántico que forman con Martin. Sobre el papel, la idea es inmejorable. La cantidad de líneas que he escrito yo sobre el TeamMichael y el TeamRafael es la mejor prueba.

Sin embargo, a Jane le cuesta escribir sobre eso. Y le cuesta porque cree que escribir sobre los amoríos entre Josephine y Rake es una especie de traición a Michael. Dicho de otro modo, Jane se siente culpable por recordar su romance con Rafael. Pero ahí está Alba (Jane, deberías incluir en el libro lo de que “poseo mucha sabiduría que podría compartir” porque es una verdad casi universal) para aconsejar a su nieta. Alba le dice que su relación con Rafael hizo más intenso su amor por Michael y le recuerda lo más importante. Jane eligió a Michael.

Ahora bien, entre tanto paseo por el pasado y tanto recuerdo de los momentos felices, ¿resurgirá la chispa entre los padres de Mateo? Es obvio que ahora mismo tienen una relación muy especial, pero ¿irá a más? ¿Reescribirán su historia?

Las mujeres de Rafael

Si Jane ha pensado mucho en el pasado, Rafael ha tenido que plantearse el futuro. ¿Por qué? Porque Abbey ha dado un paso al frente y ha pillado a Rafael con el pie cambiado. La novia perfecta cree que ha llegado el momento de avanzar en la relación y propone que se vayan a vivir juntos. La cara de Rafael (antes de que se me olvide, gracias por afeitarte) era un poema.

Y la mía un poco también. A ver, en teoría no tengo por qué tener nada contra Abbey porque ni la conocemos (señor narrador, se nos ha despistado con este personaje). Abbey es simplemente la novia perfecta. Si hasta Petra reconoce que tiene mérito que les guste tanto ella como a Jane. Además, esta semana incluso ha fregado platos con Rafael (sí, sabe fregar, no es broma) para ayudar a Jane. Sin embargo, tanta perfección no termina de encajar. Nadie es tan ideal.

Pido perdón de antemano porque voy a ser un poco engreída, pero yo tenía razón. Abbey es la novia perfecta cuando el viento sopla a favor, pero cuando llega el temporal se convierte en una perversa enemiga. Rafael, no sé qué demonios habrás hecho (aunque intuyo que nada bueno), pero, por favor, ten cuidado, porque la mujer con la que casi te mudas, te acaba de clavar un puñal por la espalda. Figuradamente, que nadie se asuste. Que con un disgusto de ese calibre por temporada ya vamos servidos

Y si con Abbey las cosas no terminaron demasiado bien, la relación entre Rafael y Petra es de lo más curiosa. Los hemos visto queriéndose apasionadamente, engañándose mutuamente y hasta odiándose profundamente. ¿Y ahora? Pues ahora son socios y amigos. Rafael intenta que Petra arregle las cosas con Chuck y ella le aconseja sabiamente (creo, pero el checo no es lo mío) sobre Abbey.

¿He dicho amigos? Creo que voy a tener que matizarlo, aunque no sé muy bien cómo hacerlo porque ese matiz depende de “eso” que ha hecho Rafael, “eso” que casi todos suponemos, pero que no sabemos del todo. Rafael ha intentado que “eso” afecte a Petra (casi seguro que para mal), pero al final la jugada le ha salido al revés. Pido, desde ya, disculpas por el uso de la palabra “eso” en las anteriores líneas, pero no he encontrado otra forma de explicar lo que no sé y, además, sin desvelar demasiados spoilers.

Una propuesta inesperada

Y para finalizar, un clásico, Rogelio de la Vega. Nuestro galán favorito se ha buscado un abogado para evitar tener que pagar 10 millones de dólares (me mareo solo con escribirlo) por incumplir el contrato con el reality. El abogado tiene el apodo de “El Jaguar”, y desde luego que no es un lindo gatito ni mucho menos. Tiene toda la pinta de apostar fuerte y hacer todo lo que sea necesario para ganar, sin importarle los efectos colaterales.

Sin embargo, a Rogelio sí le importan los efectos colaterales, sobre todo, si se llaman Xiomara. Sabe que se ha equivocado y quiere hacer las paces, pero ella no quiere ni verlo. Menos mal que en la familia hay quien tiene dotes para la mediación. ¿Jane? Sería lo habitual, pero esta vez se ha mantenido ecuánime. ¿Alba? Tampoco.

Entonces, ¿quién ha mediado para que la paz vuelva a reinar en el hogar de las Villanueva? Agarraos, que esto es increíble. Bruce. Sí, como lo habéis leído. El mismo Bruce al que odiamos sin conocerlo en la primera temporada. El mismo Bruce al que recibimos con recelo cuando reapareció. Ese mismo Bruce ha conseguido que Xiomara y Rogelio se reconcilien. Como amigos, que Bruce es buen mediador, pero tampoco es un suicida sentimental.

No gusta decirlo, pero hay que las cosas son como son: el personaje que interpreta Ricardo Chavira ha ganado bastantes puntos esta semana. Por eso el final del capítulo nos deja una sensación agridulce.

Por un lado, ha sido uno de los pocos momentos divertidos del capítulo (¿qué ha pasado con el concepto de comedia?). La escena de Rogelio, rodilla en tierra, pidiéndole a Bruce que sea su abogado es para recordar durante una buena temporada. Eso sí, hubiera sido más memorable si Jaime Camil llevara en la mano un contrato y un bolígrafo.

Por otro lado, ha sido un poco amargo. Xiomara está muy contenta, pero su felicidad supone la tristeza de Rogelio y para eso aún no estamos preparados. Cuando Rogelio estaba con Darci, creímos que había pasado página a su relación con Xiomara, pero ahora que sabemos que la quiere es muy complicado combinar la alegría que sentimos por Xiomara con la pena que nos da Rogelio. ¿Será este el verdadero final de su relación? Se han dicho adiós y se han vuelto a encontrar tantas veces que ya no me atrevo a pronosticar nada.

Y, a todo esto, para terminar ¿dónde hay que apuntarse para reservar un ejemplar del libro de Jane? Yo quiero uno ya, que, después de cuarenta minutos reescribiéndolo una y otra vez, ya tengo curiosidad por leer la versión definitiva.

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