‘Jane The Virgin’ 2x18 Review: Algunas soluciones solo traen más problemas

Por PorBetty M. Martínez

Si la semana pasada nos quedamos con la boca abierta con un final absolutamente sorprendente e inesperado, en este capítulo casi nos caemos de espaldas. Cuando parecía que las cosas iban asentándose, de repente, todo vuelve a saltar por los aires. Y eso que solo nos han insinuado por donde van a aparecer los nuevos problemas.

¡¡Cuidado spoilers!!

Guerra fría entre Jane y Xiomara

Siete días no han sido suficientes para que Jane y Xiomara arreglen sus diferencias. Es cierto que la discusión ha sido muy desagradable, pero nunca antes habían tardado tanto en hacer las paces. La situación empieza a ser tan insostenible que hasta Alba es incapaz de encauzarla.

Así pues, es Rogelio el que asume el reto de reconciliar a madre e hija. La verdad es que al principio pensé que el interés de Rogelio venía marcado por su lado más frívolo. El padre de la novia estaba muy preocupado porque los preparativos de la boda se estaban retrasando debido a que Jane no estaba centrada por sus problemas con Xiomara. Sin embargo, visto todo lo que hizo después, me queda claro que era el Rogelio más profundo, el más sentimental, el más familiar el que quería que todo se arreglase.

Bueno, tampoco lo magnifiquemos. Digamos que Rogelio se encontró la solución a ese problema mientras solucionaba otro problema. Esta semana ha estado muy ocupado. Primero, las directivas del canal le piden explicaciones por haber construido, con fondos de la cadena, una réplica de la casa de Jane.

El problema es de tal envergadura que tiene que recurrir a Dina, la guionista que escribió la muerte de Santos, para que redacte una escena que justifique el dispendio en el decorado. Y ahí precisamente surge la solución al problema entre Jane y Xiomara.

Y no. No os voy a contar la solución porque es una de las escenas más bonitas de todo el capítulo, esto es, no apta para spoilers. Lo que si voy a avanzar es que la complicidad entre Rogelio y Dina para solucionar problemas nos ha llevado a una situación inimaginable hasta diez minutos antes de que acabara el capítulo. Y no ha hecho nada más que empezar.

Mateo dice su primera palabra

Hace ya algunos capítulos que nos sorprendía la civilizada y cordial relación establecida entre Jane y Rafael. Que no se me malinterprete. Me parece fantástico que se lleven bien, sobre todo por Mateo, pero tanta perfección resultaba demasiado ideal como para ser real y, encima, duradera. Pues bien. Ya han empezado los problemas.

Todo empezó por el tercero en discordia de esta historia. Michael se encarga de cuidar a Mateo. ¿Dónde está el problema? En ninguna parte. Va a ser el marido de su madre así que es normal que se ocupe de atender al bebé. A pesar de que esto es evidente, a Rafael le cambia la expresión cuando se entera de que su gran rival está con su hijo. Eso sí, es lo suficientemente caballero como para no hacer ningún comentario al respecto.

Fantástico, ¿verdad? Parece que al final entre los tres han conseguido organizarse para llevar la fiesta en paz. Pues no. Cuando la situación es tensa cualquier chispa puede provocar una explosión y eso es justo lo que ha pasado.

Resulta que Mateo ha dicho su primera palabra. Fantástico ¿verdad? Pues sí. ¿Y qué ha dicho? Papá. Fantástico ¿verdad? Pues sí. ¿Quién estaba con él cuando lo dijo? Jane, Rafael y Michael. Atención a la siguiente pregunta. ¿A quién llamó papá? A Michael. ¿Fantástico? Pues no.

En todos los capítulos que hemos visto nunca habíamos asistido a un silencio que dijese tanto. A Michael le costó aguantarse la sonrisa. Jane no sabía dónde esconderse. Y Rafael… Confieso que me dieron ganas de atravesar la pantalla para quitarle a Mateo de los brazos y decirle “cállate, ya, pequeñín”, que le acabas de dar a tu padre la bofetada más dolorosa del mundo.

Le has dejado claro que eres ¡¡¡TeamMichael!!! Rafael puede tener muchos defectos, pero reaccionó como un señor. No dijo ni mu, aunque estoy segura de que estaba destrozado, triste y furioso. Pasó lo que tanto temía. Michael no solo ha ocupado su lugar en la vida de Jane, sino que también lo está haciendo poco a poco en la de su hijo.

Me he puesto un poco dramática, ¿verdad? Es que la escena fue muy intensa. Sin embargo, hay que reconocer que después los guionistas consiguieron quitarle hierro al asunto. Resulta que Mateo está en una fase en la que llama papá a todo el mundo, sea mamá, la abuela o la compañera de clase de Jane. Así que la situación no es tan grave como temía Rafael.

Eso sí, Rafael está decidido a marcar muy claramente su territorio y pide reorganizar los horarios del niño para que pueda estar con él más días a la semana. A la petición le sobran argumentos y Jane, que es una mujer sensata, lo entiende y acepta.

Todo arreglado entonces. Por el momento. Porque ahora resulta que Michael ha verbalizado lo que estaba en el aire desde que reinició su noviazgo con Jane y que nadie se había atrevido a plantear. ¿Cuál es su papel con respecto a Mateo? ¿Un niñero ocasional? ¿El tío Michael? ¿El señor que vive con mamá? Está claro que hay que decidirlo.

Jane cree que lo arreglarán, pero la cuestión es ¿qué opinará Rafael? Se avecinan problemas. Yo le recomendaría a Rafael que hable con Rogelio para que le diga dónde consigue los muffins con su cara. Puede ser una estrategia de futuro para que Mateo tenga claro a quién tiene que llamar papá.

Los hermanos perdidos causan nuevos problemas

Pero Rafael tiene aún más problemas. El dueño del hotel Marbella se ha encontrado de repente con que su cuenta bancaria ha crecido en cinco millones de dólares gracias a la información privilegiada que le dio el amigo de su nuevo hermano. Rafael siempre se ha mantenido alejado de los malos hábitos de sus padres, pero parece que los genes también tienen su peso en la disposición a delinquir.

Rafael se lo piensa mucho pero al final decide emplear ese dinero para comprar un nuevo hotel. Rafael, por mucho que lo llames inversión a largo plazo, por mucho que te justifiques diciendo que es el futuro patrimonio de tus hijos, sigue oliendo muy mal. Siendo más claros. Huele a problemas. Recuerda lo que te digo.

Y si Rafael no tiene claro si alegrarse o no de tener un nuevo hermano, Petra aún está procesando la sorprendente aparición de su hermana gemela. Anezka se llama y si da pena solo con verla, ni os cuento cuando se conoce su historia.

Se crió en un orfanato en la República Checa, era carterista y decidió viajar a Estados Unidos cuando vio a Petra en una revista. No parece mala persona, pero si Petra tiene un don para caer siempre de pie, Anezkra es un imán para los problemas.

Primero se dedica a robar a los clientes del Marbella porque le quiere hacer un regalo a su hermana por su hospitalidad. Después araña a la propietaria del hotel que quieren comprar Rafael y Petra y pone en peligro toda la operación.

Pero lo verdaderamente preocupante es lo que sucede quince minutos antes de que acabe el capítulo. ¿Quién? Anezkra ¿Qué hace? Mira ¿A quién? A Rafael. Sí. Lo que estáis pensando es justo lo que está pasando. Vienen problemas.

Y por si todo esto no fuera suficiente para que deseemos que llegue ya un nuevo capítulo, resulta que tenemos un nuevo jugador en el tablero. ¿O es un viejo conocido?

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