Juego de Tronos 07x04 Review: Acaba el primer tiempo

Juego de Tronos 07x04 Review: Acaba el primer tiempo

Por Alberto Rodríguez

Mucho se ha hablado –y se hablará– de este episodio. Días antes del filtrado del capítulo como consecuencia del hackeo a Star TV, los showrunners de la serie habían declarado que esta entrega era una de las más intensas de la temporada. Paradójicamente se trata del episodio con menor metraje, pero ya se sabe, “lo bueno si breve…”

Y una vez más el capítulo no ha defraudado y ha estado a la altura de las expectativas creadas en torno a su emisión. Y esto por un doble motivo: en primer lugar, porque ha rescatado un interrogante del pasado que tiene a gran parte de los seguidores devanándose los sesos y preguntándose ‘¿quién mandó matar a Brandon Stark cuando se encontraba convaleciente, hace unos años?’ Es tal la necesidad de resolver el misterio que muchos se han aventurado a hacer sus prácticas de detective y cual Sherlock Holmes han expuesto el resultado de sus pesquisas en foros, argumentando a favor y en contra de varios personajes.

Y en segundo lugar, la emoción de este episodio ha sido inflamada por las llamaradas lanzadas por los dragones de Daenerys en su primera incursión contra el enemigo. Después de mucho tiempo, por fin les hemos visto entrar en acción. Y hay que decir que el rodaje les ha sentado estupendamente bien.

(Preparados para la estampida de spoilers)

Un reencuentro familiar un tanto agrio

Parecía un sueño, pero era realidad. De nuevo, los tres hermanos Stark se reunían bajo un mismo techo. El techo que les había visto crecer y bajo el cual habían pasado los mejores años de su vida: Invernalia. Lamentablemente ya poco quedaba de los niños que habían sido antaño, pues la historia de horrores que le había tocado vivir a cada uno en particular les había cambiado para siempre.

El mejor ejemplo de ello era el joven Bran, cuya nueva personalidad –apática y serena– da que pensar. Pareciera otro ser, otra persona completamente distinta. Su desapego emocional ante la que fue su amiga y compañera, Meera, en el momento en el que le comunicó que tenían que despedirse hizo comprender a la muchacha que el Bran que ella había conocido había muerto en el interior de la cueva donde se cobijaron. Ni siquiera el hecho de mencionarle a su hermano o a Hodor, los cuales, dieron su vida para salvarle hicieron pestañear al Cuervo de Tres ojos. Al parecer, su visión global de los acontecimientos le permitía apartarse de los lazos afectivos y relativizar las acciones que ocurrían a su alrededor. Como si una muerte más o una muerte menos no supusiera una diferencia. Y claro, para los que no poseen esa visión del cosmos que ahora posee él, la empatía es un rasgo que duele cuando se echa en falta en un ser querido.

Pero Bran no es el único que ha cambiado. Arya tuvo también ocasión de mostrar sus nuevas habilidades como combatiente. El hecho de hablar de su lista de personas a las que matar había provocado en su hermana Sansa el mismo efecto jocoso que en los soldados Lannister. Pero pronto la broma dio paso a la evidencia cuando la vio luchar con su minúscula espada frente a Brienne Tarth. A pesar de la conversación en las catacumbas –después de fundirse en ese abrazo fraternal–, Lady Sansa o Lady Stark había comprobado que su hermana pequeña había dejado las bufonerías en el pasado y que en la actualidad se había convertido en una mujer luchadora que había aprendido a defenderse y a valerse por sí misma.

Con lo que parecía un mondadientes, en comparación con la espada de Brienne, logró derrotar a su oponente en dos ocasiones. Lo cual le enorgullecía pues no en vano estaba luchando con la única que había logrado vencer al ‘Perro’ en combate. Pero incluso cuando parecía que Brienne la había pillado por fin, aunque fuera por veteranía, Arya la sorprendió nuevamente y cuando se quiso dar cuenta le estaba apuntando con la daga de acero valyrio que Bran le acababa de regalar.

La dichosa daga ha sido la que ha vuelto a abrir la caja de los vientos, pues ésta es la misma daga con la que un sicario intentó asesinarlo de niño. Podemos recordar la secuencia en este vídeo. Sin embargo, lo que corroe las mentes de los fans es la identidad de la persona que contrató a dicho sicario. Si refrescamos la trayectoria de la daga, Lady Catelyn la llevó a Desembarco del Rey y el Meñique le dijo que antaño había sido suya, aunque finalmente ésta había acabado en manos de Tyrion por culpa de una apuesta. Pero sería apresurado pensar que Tyrion fuera el autor, pues a nadie se le ocurriría matar con su propia arma.

Esto nos lleva a la principal corriente de pensamiento que abunda en la red y que os presento a continuación: los lectores de las novelas concluyen que fue Joffrey el autor de este encargo. El motivo, según apuntan los admiradores, podría ser intentar impresionar a su padre, el rey Robert, quien en una ocasión llegó a afirmar que lo mejor para Bran sería morir antes que vivir como un tullido. Y la sospecha vendría infundada por el propio Tyrion, quien reparó en el comentario que hizo su sobrino al recibir como regalo de bodas a la espada ‘Lamento de Viuda’: “no es la primera vez que veo acero valyrio”. Este comentario, extraído del libro ‘Festín de Cuervos’, haría pensar a Tyrion que su malvado sobrino se refería a la daga de acero valyrio que el propio Meñique había ofrecido a Bran para ganarse su favor.

Pero Bran le cortó rápido con una de sus enigmáticas frases: “el caos en una escalera”, como haciendo alusión a ese refrán tan nuestro que dice “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Y para Lord Bailish, los tiempos revueltos y el caos de los últimos años le habían supuesto una fabulosísima ganancia. De pasar del propietario de un burdel al dueño del Nido de Águilas.

En cualquier caso, Sansa lo tiene más que calado. Y si lo aguanta todavía a su lado, tal vez sea por aquello de “ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos más”. Aunque parece a que Lord Baelish le ha nacido un repentino interés por Arya ahora que ha descubierto sus dotes como espadachina. ¿Intentará atraerla hasta él o por el contrario intentará neutralizarla antes de que se vuelva más peligrosa?

Lo averiguaremos más adelante, y con suerte, también averiguaremos si se confirma o no que la autoría del intento de asesinato de Bran corrió a cargo de Joffrey. La red se encuentra dividida y el debate encendido. Se aceptan surgerencias.

El hielo aplacó al fuego

Y hablando de tener al enemigo cerca, Jon no ha perdido el tiempo en Rocadragón. Antes de empezar a volar el yacimiento de vidriagón, llamó a Daenerys para enseñarle la cristalina formación subterránea que se encontraba bajo sus pies. Además de impresionarla, el Rey en el Norte buscaba algo más: la gruta escondía una segunda caverna en la que destacaban dibujos realizados por los ‘Hijos del Bosque’. Al preguntarse Daenerys por el origen de las imágenes, Jon le mostró que ya desde esos tiempos ancestrales los humanos y los ‘Hijos de los Bosque’ habían luchado contra el verdadero enemigo: el ‘Ejército de los muertos’. El Rey de la noche aparecía fielmente retratado sobre la superficie con su inconfundible mirada penetrante de azul cobalto.

Una imagen vale más que mil palabras, y esta máxima volvió a ganarse su poder de convicción, porque el rostro de la khaleesi se mostró solemne ante una amenaza que comenzaba a volverse real en su mente. “Lucharé por tu pueblo, Jon Nieve, si hincáis la rodilla”.

Jon, a medio camino entre el orgullo y el conocimiento de la situación, alegó que el Norte nunca aceptaría a una reina sureña. Pero Daenerys, de nuevo más talentosa en el terreno diplomático, le hizo que ver que, si él la aceptaba a ella, su pueblo le seguiría.

Antes de que llegara una respuesta, las negociaciones se vieron interrumpidas por una noticia aciaga: Altojardín había caído. Daenerys se había quedado sin aliados mientras había permanecido quieta en la isla. La furia de saberse ninguneada le hizo incluso dudar de las intenciones de Tyrion, al increparle si realmente tenía intenciones de dañar a los que al fin y al cabo seguían siendo sus familiares. Y ante la falta de aliados, se dirigió a lo más parecido que tenía en ese momento: “¿Qué harías tú, Jon Nieve?”

El bastardo taciturno que tuvo que explicar el origen de su nombre a Missandei de Naath, el muchacho taciturno que después descubriría mediante entrevistas a sus sirvientes que la reina Daenerys tenía buen corazón contestó a su anfitriona con la sinceridad que le caracterizaba: “vos hicisteis posible lo que creíamos imposible. Trajisteis de vuelta a los dragones. Eso puede hacer pensar al pueblo que, de igual forma, podéis hacer de éste un nuevo mundo. Algo casi imposible. Pero si usáis a los dragones para fundir castillos y arrasar pueblos, entonces, seréis más de lo mismo”. Y así fue como Jon aplacó la furia de Daenerys y la recondujo por el cauce adecuado.

Esa misma templanza fue la que impidió que le partiera la cara a Theon Greyjoy al arrivar a la costa de la isla en busca de apoyo para rescatar a su hermana presa de su tío. Pero la reina no estaba en Rocadragón. ¿Ah, no? ¿Y entonces, dónde?

¡Dracarys!”

Pues en el único sitio al que podía dirigirse. Al encuentro de Jaime Lannister y su ejército. Después de reflexionar sobre el sabio consejo de Jon, la ocasión la pintaban calva. En medio de la estepa campestre ningún civil se vería dañado por el más que merecido contraataque que pensaba lanzar sobre sus enemigos. Pobres Lannister. Hasta el cielo les auguró la que se les venía encima.

Porque Daenerys, la madre de dragones, sólo podía hacer una entrada triunfal. El horizonte añil escondía una perturbación que pronto asomaría tras la colina, pero su eco se escuchaba ya en el ambiente. De repente, una hilera de cabezas materializó al ejército Dothraki. Y entonces se produjo el estruendo. Como si de una estampida se tratara, los caballos bajaron en tropel con un impulso y una bravura que ya quisieran los soldados de Poniente. Los gritos indígenas, las melenas negro azabache y la tez morena de estos jinetes, junto a los gigantescos montículos del paisaje recordaban a una escena de lucha sacada del más puro western.

Y una vez que este poderoso ejército traspasó las fronteras de la barricada de los soldados, estos fabulosos guerreros se pusieron a segar gaznates y extremidades con esas hoces enormes que lo mismo rebanaban un cuello como la pata de una montura. Y además sin inmutarse, con la naturalidad de un carnicero despiezando su presa.

Pero lo mejor estaba por llegar. Daenerys apareció volando sobre su mejor creación y con expresión dominante ordenó a su picudo amiguito arrasar con fuego todo lo que se pusiera por medio. Con la primera hilera de soldados carbonizados, las esperanzas de Jaime de contenerlos se fueron al traste. Horrorizado, no le quedó más remedio que presenciar cómo sus leales hombres no tenían salida. Ya fuera por la siega humana a cargo de los dothrakis o las piras humanas alimentadas por las bocanadas de dragón, su mundo se estaba viniendo abajo rápidamente.

No le quedaba otra. Había que echar el resto y accionar el escorpión de Qyburn, el arma creada para Cersei con fuerza suficiente para traspasar la coraza de un dragón. Pero él no podía accionarla con una mano, así que mandó a sir Bronn a hacer el trabajo. Lástima que el dothraki que le persiguió no llegó a darle caza, le hubiera evitado un mal trago a Daenerys. Ya que cuando ésta se puso a tiro junto a su criatura, Bronn accionó el mecanismo y consiguió clavar una lanza en uno de los omoplatos del dragón. Parecía que se había anotado un tanto pero no, porque la bestia enfurecida, pronto se recuperó e hizo trizas el invento.

Ahora sí, todo había acabado. Sin embargo, Daenerys estaba ahí mismo, delante de él. Intentando sacar la lanza del hombro de su lastimado hijo. Tenía que intentarlo. Ahora o nunca.

“Puto idiota”, como lo llamó su hermano. En cuanto Jaime se acercó, el dragón lo rechazó con una nube de llamas. Si no fuera por el placaje de sir Bronn, ahora estaría muerto. Pero ambos cayeron al agua y una perturbadora imagen del cuerpo de Jaime Lannister hundiéndose en el abismo acabó con un fundido a negro.

Es poco probable que Jaime esté muerto, pero desde luego la duda ahí está. Al margen de su supervivencia, lo que es seguro es que el cargamento de oro con el que Cersei tenía pensado pagar su deuda con el Banco de Hierro está más que perdido. Por tanto, el contraataque de Daenerys ha surtido efecto. Punto para la khaleesi. ¿Y ahora qué? Pues me temo que ahora toca esperar. Es tiempo de reflexión y de que ambos bandos reorganicen sus filas. ¿Hincará finalmente la rodilla Jon Nieve? ¿Aceptará Cersei en matrimonio a Euron Greyjoy sabiéndose sin Jaime? Comienza el segundo tiempo de este juego.

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