'Mr. Robot' 1x08 Review: es tiempo de respuestas...

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Me ocurre algo extraño con 'Mr. Robot'. Tal vez porque de algún modo se ha convertido en la niña bonita de las series de mi verano. Es esta sensación de que, pase lo que pase, a pesar de todas sus subidas y bajadas, vueltas, flechazos y enredos, todo dentro de la ficción ocurre por algún motivo.

Como si cada secuencia hubiera sido cuidadosamente calculada por su creador y, después de todo, no hubiera trampa. Se trata solo de una impresión. Si equivocada o no, dependerá en gran parte, a falta de sus dos últimos capítulos, de lo que esté por venir.

Mientras tanto, Whiterose es más que un buen aperitivo, una estupenda racha que atraviesa la ficción con sus tres últimas emisiones. Y como siempre que un episodio que parece un final de temporada se nos cuela antes de tiempo, lleva premio. “Se acabaron las preguntas”, rezaba el eslogan que lo promocionaba, “es tiempo de respuestas”. ¿Será cierto aquello de que la verdad nos hará libres? Comencemos.

¡CUIDADO SPOILERS!

La cuarta pared

Cuando el narrador de una historia es poco fiable, la historia, o lo que podamos creer de ella, se resiente. Elliot Alderson lo es. No es algo que la serie nos haya ocultado en ningún momento. Nunca se trató, en realidad, de engañarnos a nosotros. En eso no había trampa. Tampoco en su protagonista. A él le creo. Especialmente cuando se trata de su dolor, algo en lo que tiene que ver mucho Rami Malek, pero también en toda esa confusión que lo provoca.

De ella somos por completo partícipes. Es la ficción la que lo quiere así. Retrotraigámonos sino a la escena de ballet de Darlene y Angela, ese instante en el que uno piensa, como su protagonista, que hay algo que no encaja. Pero además el propio Elliot nos lo pide. Su personaje no solo rompe una y otra vez la cuarta pared en sentido figurativo, sino que en su octavo episodio nos estampa, literalmente, contra el suelo.

Qué queréis que os diga, algo de razón no le falta. No es que lo referente a Mr. Robot, por suerte de carne y hueso, nos sorprendiera en exceso. No tanto por su identidad -algunos ya habíais apuntado en esa dirección-, sino por la certeza que teníamos de que escondía algo más. Ahora bien, es Darlene, y no el señor Alderson, la llave que probablemente Elliot estuviera buscando todo este tiempo. Ella es la auténtica sorpresa del capítulo. La verdadera pregunta que nunca nos hicimos. Y en eso, la serie, como en una especie de muñeca rusa en cuyo interior hay siempre algo más grande, nos vuelve a ganar otra vez. Una de tantas.

Solo una distracción

No es difícil empatizar con el calvario de Elliot en el momento en que él también empieza a tirar de la cuerda. ¿Lo sabíamos nosotros? No lo sé. ¿Lo sabíais? Todo ese rollo con Evil Corp y AllSafe como bien subraya él no era más que una mera distracción. Poco nos va interesar, en perspectiva, su entrevista con White Rose, a pesar de llevar su nombre como título este capítulo. No obstante, el hacker, esa mezcla entre Job (Banshee) y el conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas, obsesionado como está con el tiempo, es lo suficientemente extravagante como para llamar toda nuestra atención por un segundo.

Como sea, Elliot tiene 50 horas y 23 minutos para solucionar algo llamado “honeypot” relacionado con el servidor dañado de AllSafe que él mismo se encargó de infectar. El daño colateral se llama Gideon Goddard. Y no resulta, en apariencia, un gran obstáculo. ¿Por cuánto tiempo permanecerá al margen ahora que sabe que su ingeniero de seguridad favorito anda detrás de algún modo del ataque informático a su empresa?

Una sospechosa relación

La otra distracción se llama Tyrell Wellick. El aspirante eterno a director de tecnología está nervioso y empieza a ser impreciso. Sin embargo aún se guarda un as bajo la manga. Un secreto, nada bueno seguro, que podría poner a los miembros de Fsociety en contra de Mr. Robot. O eso dice. Por ahora, será suficiente con que todos sepamos de su existencia y de la de esa sospechosa relación que ambos personajes mantienen.

Y es que también él -que acaba de entender que el desapercibido informático de ojos saltones está detrás de algo más que una simple venganza-, tiene cosas más importantes que atender. Como por ejemplo, el interrogatorio de la policía por el asesinato de Sharon Knowles. Por fortuna, la que no comete errores es su esposa, Joanna, que no está dispuesta a admitir que los delirios de su marido lo estropeen todo. Su forma de pensar es rápida. Basta con romper aguas intencionadamente. Otra distracción, algo frío y casi estremecedor, que les dará a ellos algo de tiempo.

Oh, Darlene

Después, ya sabéis lo que ocurre, la confusión del hacker, que aparentemente ha conseguido su primera gran victoria contra E-Corp, que se enreda con las palabras de Darlene. Ese confuso “eres la mejor persona que conozco” seguido de un te quiero que termina en un intento de beso. Y después, más oscuridad.

Lo que queda es un Elliot completamente roto. Y ya he olvidado el número de veces que van. Mientras en nuestra mente algunas de las piezas empiezan a encajar. Al menos la actitud de Darlene, esas extrañas confianzas, atribuidas a una descarada personalidad, que ahora parece incluso que cobran mucho más sentido. También su cara de sorpresa cuanto le pide que le diga quién cree que es.

En realidad, él ya nos lo había avisado más veces. En eso 'Mr. Robot' tampoco es nada tramposa. Porque él es consciente de lo poco que se puede fiar de sí mismo, de los muros que ha construido para aislarse, de que, como Krista, tal vez solo sea una de esas personas temerosas de ver más allá por miedo a lo que puedan hallar. Nos lo ha dicho muchas veces de muchas formas distintas. “Lo más difícil al depurar el error no es arreglarlo. Es encontrarlo”. ¿Recordáis?

¿Quién es Mr. Robot?

¿Quién es Mr. Robot? Es la pregunta que llevábamos haciéndonos prácticamente desde que empezó la serie. Y la ficción nos la devuelve a modo de órdago. También de proposición de intereses. 'Mr. Robot' no se termina con la revelación de la identidad del personaje de Cristian Slater. ¿Lo creíais? Pues un poco sí. Porque este tipo de series suelen pecar de encontrar el ingrediente del éxito y estirarlo demasiado.

Por suerte, no es el caso. Y la ficción decide romper con ello de una vez, a falta aún de dos episodios para terminar su primera temporada. La respuesta, como no podía ser de otra forma, cabe dentro de un cd sin nombre. Mr. Robot es, en realidad, el progenitor muerto de Elliot, ahora también de Darlene. Y a partir de aquí, habrá que atar otros cabos.

Porque, y a pesar de que las fotografías familiares nos muestran un padre cariñoso y divertido, lo cierto es que lo poco que sabemos de él no le deja en muy buen lugar. Y ya no me refiero solo a haber fingido que no se conocían de nada durante, que sepamos, dos meses. Sino que además fue capaz de empujar a su propio hijo, por segunda vez, desde un muro, y abandonarle, junto a su hermana, en manos de un peligroso traficante.

Por lo pronto, él es el que llama a la puerta de su casa. Todas las respuestas que busca Elliot están al otro lado. Para nosotros, a un capítulo. Como siempre, os dejo con su tráiler:

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