'Outlander' 2x11 Review: la venganza se sirve en plato frío

PorEsther VegaEsther Vega

Capítulo de lujo escrito por la mismísima autora de la saga “Outlander”: Diana Gabaldon el cual conserva perfectamente el estilo de la autora y no defrauda. Una inoportuna situación nos llevará a reencontrarnos con personajes queridos y otros odiados.

¡Cuidado spoilers!

Otro intento fallido de cambiar la historia

Los jacobitas han avanzado hasta el norte de Inglaterra. Los generales no quieren seguir hasta Londres a petición del Bonnie Prince que ve una buena oportunidad para conquistar la capital. Están en racha y hay que aprovechar que tienen la suerte de cara. Los generales no lo tienen tan claro y quieren retirarse a Escocia porque hay tres ejércitos ingleses entre ellos y Londres (ellos son 30.000 y los escoceses 5.000). Jamie se pone de parte del príncipe ya que en la historia, los escoceses nunca llegaron a conquistar Londres y él quiere intentarlo para comprobar si la historia se puede cambiar y así evitar Culloden. Finalmente, los generales tienen más peso y el ejército jacobita tiene que dar la vuelta a Escocia.

Por la noche, en la intimidad de la alcoba, Jamie reza una plegaria mientras Claire duerme, donde pide por la protección de su amada ante los acontecimientos que puedan ocurrir. Aquí vemos que Jamie está cada vez más convencido que la historia no va a cambiar y es probable que él muera en la batalla.

Dougal llega con noticias: los generales les mandan a Inverness a buscar provisiones y alojamiento. Al parecer, los generales creen que Jamie tiene mucha influencia con el príncipe y quieren alejarle de él.

También son mis hombres

Camino a Inverness hacen una parada en el camino cuando, de repente, son atacados por los británicos. Se dispersan para confundir a los casacas rojas pero en plena huída disparan a Rupert y le dan en el ojo. Cuando los han despistado, ven una iglesia y deciden meterse allí para que Claire pueda sacarle la bala a Rupert del ojo. Mientras Claire cura a Rupert, Murtagh se asoma a una de las ventanas de la iglesia y ve a hombres británicos que los están asediando. O se rinden o incendian el tejado de la iglesia. Rápido piensan varios planes: Dougal quiere luchar, Jamie quiere entregarse y hacer un trato con ellos… pero Claire se les adelanta y grita que es una rehén inglesa que los highlanders han cogido. Jamie se resiste a entregarla, pero es la única solución sin que hagan daño a nadie. Hacen el intercambio, y como Dougal y Jamie saben donde la llevarán los ingleses, planean rescatarla enseguida.

Claire se va con el ejército británico y en breve llegan a un pueblo donde deciden pasar la noche. Allí está Munro, el amigo mendigo de Jamie que enseguida reconoce a Claire. A la mañana siguiente, informan a Claire que el capitán ha cambiado de planes: van a Belmont donde la dejarán en casa de un rico inglés que la acogerá temporalmente. Claire ve a Munro y le cuenta que han cambiado de ruta para que Jamie vaya a buscarla al sitio correcto. Cuando llegan a Belmont, Claire se da cuenta que el dueño de esa mansión es… ¡El Duque de Sandrigham!

El Duque tramposo

Hablando con el Duque, él le cuenta que está siendo vigilado por los soldados ingleses porque no se fían de él, creen que puede ser jacobita. Hace un trato con Claire: él le ayuda a contactar con Jamie y ella le promete que se irá con ellos. Claire acepta el trato y escribe una carta a Jamie donde le dice dónde está. De repente Mary Hawkings entra en la habitación compungida porque su padrino, el Duque, quiere casarla con un patriota comerciante inglés, para lavar su nombre. Claire dice que la ayudará hablando con Sandrigham.

El mensajero del Duque encuentra al mendigo y le da la carta.

De vuelta a la mansión, Claire ve que el empleado del Duque tiene una mancha en la mano igual a la que tenía uno de los atacadores de París y violador de Mary. El Duque se da cuenta que le ha reconocido y le dice que nunca quiso matarla, que era la idea principal del Conde de San Germain, solo que la violaran. Lo hizo porque el Conde se lo pidió a cambio de liquidar varias deudas que Sandrigham tenía con él. Aunque Claire rompe evidentemente el pacto de llevarle consigo cuando Jamie llegue, el Duque confesa que le ha tendido una trampa: les ha delatado ante los guardias ingleses, están esperando a que llegue Jamie y capturen a los dos.

La promesa de Murtagh

Mientras, Jamie se encuentra con su amigo Munro y éste le entrega la carta que Claire les ha escrito en gaélico, aunque al parecer no es muy bueno. Munro les lleva a la casa de Sandrigham donde la tienen encerrada bajo llave. Claire ve por la ventana a Munro y quiere avisarle de que les han tendido una trampa. Mary Hawkings entra en la habitación y Claire le pide que salga por la puerta principal y que le diga a Munro que es un engaño y que avise a Jamie. Ella mientras tanto irá a la cocina. Allí se encuentra con el Duque y la invita a compartir mesa y comida con él.

Mientras, Jamie va avanzando hacia la casa. Las conversaciones entre Sandrigahm y Claire son increíblemente astutas y llenas de tensión. Ambos se toman el pulso en cada frase. Por fin, vemos que Jamie entra en la cocina y el sirviente del Duque se apresura a coger a Claire y la amenaza con un cuchillo. Murtagh entra por otra puerta y ella aprovecha la confusión para quitarse el hombre de encima.

En plena pelea, Claire les dice a los hombres que ese fue el que las atacó en París y que todo fue idea del Duque. Jamie coge al Duque pero decide dejárselo a Murtagh, le hizo una promesa y ahora es tiempo de cumplirla. La escena se precipita cuando Mary Hawkings agarra un cuchillo y hiere a su violador como venganza. Murtagh hace lo propio con el Duque: le corta la cabeza con un hacha y se la ofrece a los pies a Claire y a Mary Hawkings. Un highlander nunca incumple una promesa.

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