'Penny Dreadful' 3x02 Review: impulsos de animales sofisticados

Por Sabrina RodríguezSabrina Rodríguez

Pocas novedades esta semana en 'Penny Dreadful'. Si no fuese porque en este episodio tenemos a Dorian Gray y a Lily, la estructura sería la misma que la del anterior. Vemos lo que le va pasando a los personajes por separado, en la línea de lo ocurrido la semana pasada, y un giro final que, sinceramente, se veía venir.

Si esta tercera temporada empezó fuerte, este segundo capítulo nos deja un poco fríos y con ganas de saber más. No es lo mismo un ritmo lento, propio del terror gótico, que el que no pase mucha cosa. El equilibrio que existía al respecto en la primera temporada se ha perdido, tal vez para siempre.

Monstruos de aquí y allá tras los SPOILERS.

Vanessa, Drácula y el contexto histórico

Vanessa sigue en terapia, y Renfield le saca información para Drácula. La grabación de la sesión por parte de la doctora Seward es conveniente. Vuelve a salir el tema de la vergüenza y la culpabilidad. Vanessa confiesa sus pecados contando su vida a una doctora que se queda pensativa ante su relato. ¿La habrá creído? ¿Le habrá afectado? Sea como fuere, vuelve a pedirle prácticamente lo mismo: que salga de su rutina y, esta vez, que haga algo que la haga feliz.

Una vez más esto es ir al Museo de Historia Natural donde de nuevo verá al doctor Sweet. Una conversación sobre sus ídolos, donde Sweet habla del capitán Nemo y Vanessa de Juana de Arco (con todas las connotaciones que ello conlleva), hará que acaben en una cita a la luz de una linterna mágica, un bonito homenaje a los artilugios anteriores al cine y la fascinación que producían en la gente.

Pero si en el tema de la linterna mágica, el equipo de arte se esmeró en que pudiésemos ver el mecanismo del aparato con más o menos veracidad, he de decir que me ha sorprendido muchísimo el que introdujesen un objeto totalmente fuera de contexto histórico. Es una curiosidad, simplemente, pero a mí me hizo desconectar de la historia por un momento. En cualquier producción de época, por muy fantasiosa que sea, los pequeños detalles pueden ser muy significativos porque hacen que no parezca algo barato y hecho de cualquier manera.

No sé si ha sido un despiste, pero cuando la doctora Seward enciende un cigarro en este episodio, es demasiado actual. Me aventuraría incluso a afirmar que es de la marca Black Devil, aroma a vainilla. ¿Papel negro mate con filtro negro satinado adornado con una línea dorada? ¿En la Inglaterra del siglo XIX? El español Ramón Galindo inventó el filtro para cigarrillos en los años 50 del siglo XX.

El giro del final, al igual que en el anterior episodio, tiene que ver con Drácula. Esta vez le vemos y se nos confirma lo que muchos ya imaginábamos: el vampiro que acecha a Vanessa no es otro que el galante y educado doctor Sweet. No podría ser de otra manera para que nuestra heroína se vea tentada, con todo lo que ha pasado ya. ¿Se convertirá en una dama en peligro que ha de ser rescatada por sus amigos que están lejos o podrá ella misma acabar con el monstruo sola? Sea como sea, una cosa está clara: el amor no es amigo de la señorita Ives.

Los que están cerca

En Londres sigue Victor Frankenstein y el doctor Jekyll que, como en el anterior capítulo, hacen poco más que planear la forma en la que van a poder domar a Lily. Henry Jekyll tiene un laboratorio en el manicomio de Bedford donde puede hacer experimentos con los internos.

Ahí han de llevar a Lily si quieren hacer de ella una mujer dócil para Victor. “¿Qué no haríamos por amor?”, le dice un Henry que habla de la dualidad del ser humano y de los sentimientos ocultos. ¿Será el señor Hyde una metáfora de la personalidad gay del personaje y la incapacidad de sacarla a la luz en aquellos tiempos? Eso explicaría la tensión sexual que hay entre ellos, sobretodo en el episodio anterior.

Tal vez el mayor aporte a la trama es cuando Jekyll le dice que el hacer de Lily una mujer complaciente no garantiza que le quiera, algo que cae de cajón, pero que Victor no está dispuesto a escuchar. Irá a verla a su ventana cual adolescente obsesionado y ella le dirá las cosas claras pero con delicadeza, lo cual está un poco fuera de personaje.

Y es que tengo muchísimos sentimientos encontrados con el desarrollo del personaje de Lily y también con el hecho de que Dorian Gray no parece el mismo que nos presentaron en la primera temporada; siendo dejado a un segundo plano, que lo le pega nada, sin una evolución que justifique ese cambio.

El episodio empieza con ellos dos como pareja de acción en un rescate de una chica subyugada a servir a los hombres más pervertidos de la ciudad. Lily le dice que la ha liberado y que se vengarán de todos ellos pero también dice que ahora la chica es suya. Dorian sólo mira.

Nos venden la causa de Lily como feminista, lo cual me parece muy peligroso porque tira más a la misandria que a la búsqueda de la igualdad de derechos; verdadero objetivo de un movimiento que ya ha tenido suficiente mala prensa y deficiente representación en los medios. Y Dorian sólo mira y asiente cual florero. No me gusta nada por donde están llevando esta historia ni tengo muy claro qué es lo que nos quieren decir con todo esto. Ah, sí, que hay que domar a la fiera, ¿no? Deseando ver qué pasa cuando Victor y Henry lo intenten.

El Imperio británico

Se toca en este episodio las repercusiones del colonialismo británico y su Imperio, algo que me pareció bastante más interesante que la mayoría de los pequeños avances de argumento que nos han ofrecido esta semana.

Henry Jekyll es mestizo, su madre era la amante exótica de un británico en la India. Se habla del uso de los indígenas por parte de los colonos, del rechazo entre los propios nativos que han tenido contacto con los ingleses y del racismo. Porque con la conquista y la aventura comenzó la globalización. Un par de siglos después aún seguimos aprendiendo a convivir los unos con los otros.

También se habla de la independencia de Escocia. No es un tema de ahora. El paciente que Henry doma era un escocés que intentó atentar contra la reina Victoria. La época victoriana fue la cúspide de la revolución industrial y del imperialismo británico. Una cuarta parte de la población mundial eran súbditos suyos.

Los que están lejos

También se habla de racismo y diferencias culturales entre los personajes que están en América. Ethan sigue siendo llevado hacia su padre y seguido de cerca por Hécate y el inspector Rusk de Scotland Yard. Sir Malcolm y Kaetenay también van hacia ellos. Y ahí es donde tenemos otra semilla nueva plantada en el episodio. El indio no parece que tenga una buena relación con Ethan, aunque diga que es su hijo, pues el licántropo mató a su familia. ¿Habrá sido Kaetenay, con su magia chamánica, quien maldijo a Ethan para que se convirtiese en hombre lobo? ¿Es por eso su padre, su creador, o es algo que le viene de familia, ya de antes, de su padre biológico?

Ethan abraza su pasado apache y esta vez hay luna llena. Pasa lo que tiene que pasar, acabando con los que le conducían hacia su padre gracias a la ayuda de Hécate. ¿Habrá algo entre ellos o él no le perdonará todo lo que hizo pasar a Vanessa en la anterior temporada? ¿Sólo los monstruos pueden entenderse entre ellos?

Si es así 'Penny Dreadful' nos deja una cosa clara, hay un monstruo dentro de cada uno de nosotros que rige nuestra parte irracional y nuestros impulsos. Controlarlo es difícil, la naturaleza humana se acaba imponiendo aún en una época donde la revolución industrial pretendía hacer de las personas seres sofisticados.

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