'El Príncipe' 2x07 Review: un capítulo sin excepciones

Por Betty M. Martínez

‘El Príncipe’ se ha caracterizado hasta ahora por varias cuestiones: por los sí, pero no de Fátima y Morey, por el duelo personal y profesional del agente del CNI con Khaled, por los giros inesperados del carácter de Faruq, por la cantidad de preguntas sin respuesta, por el número de muertos y porque al final de cada capítulo siempre hay alguien en peligro.

Y esta vez no ha habido excepciones. Mejor dicho. Casi no ha habido excepciones.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Todo queda en familia

La semana pasada nos quedamos con Faruq apuntando a Khaled con una pistola y con todas las ganas del mundo de dispararle tras averiguar, cortesía de Morey, que era el autor intelectual del atentado contra Leila. Reconozcámoslo. Todos deseábamos que Faruq le diese una lección a su cuñado y estuvimos varios segundos con el alma en vilo cuando le apuntaba a la cabeza. ¿Disparará o no disparará? Era la pregunta. ¿Iba a ser precisamente Faruq quien ejerciera de justiciero para librar a 'El Príncipe' del malo extraoficial del barrio? ¿Nos íbamos a quedar ya sin antagonista? Parecía impensable, pero Faruq disparó. Y varias veces. ¡¡A un cojín!!

No sé quién se quedó más sorprendido. Si Khaled o nosotros, pero lo cierto es que Faruq no hirió físicamente a su cuñado, pero sí lo dañó donde más le duele. En su orgullo. Faruq no solo atacó a Khaled por el bebé de Leila, sino que lo tenía atragantado desde mucho tiempo atrás por esa imagen de catálogo de yerno ideal. Parece que ese “porque yo lo valgo” que tanto nos molesta a nosotros, también cabreaba a Faruq. Solo a alguien con el ego de Khaled se le ocurre decir eso de “no voy a tener en cuenta lo que has hecho” cuando le tienen retenido en su casa a punta de pistola.

Pero Faruq se está revelando como un hombre de recursos que cada vez nos sorprende más. Después de recordarle al engreído de su cuñado que “eres traficante igual que yo”, nos deja con la boca abierta al proponerle un negocio. Bueno, quizá lo más correcto sería decir que le impone unas condiciones para su liberación sano y salvo. Ahora mando yo en el negocio de la droga. Va a ser verdad eso de que la sabiduría no se traspasa, sino que se aprende, y parece que Faruq ha tenido en Lamela a un maestro. Con Aníbal y el gallego fuera de juego, la única competencia que queda es Khaled, así que le lanza una OPA hostil y se queda con el negocio completo. Total, todo queda en familia.

El único cabo suelto para ese negocio redondo es el hijo de Lamela, que clama venganza, pero, hay que reconocerlo, todavía juega en tercera regional y se lo lleva por delante un Champions como Faruq. Por cierto, no sé si los guionistas están faltos de ideas o es que Faruq y Morey se parecen cada vez más, pero tienen el mismo estilo a la hora de amedrentar. ¿La escena de la pistola en la boca no os ha recordado otro momento similar de la temporada anterior con Morey en un balcón?

Prohibido beber agua del grifo

Y mientras Faruq pone en orden sus negocios, el CNI también intenta organizar los suyos, que pasan por evitar un atentado en Ceuta y, de paso, convencer a los franceses de que Khaled no es tan bueno como parece. Empieza a cansarme un poco esa confianza ciega en su infiltrado. ¿No se supone que los espías no se fían de nadie? ¿O eso solo es válido para los españoles?

Maticemos. Khaled no es bueno en el sentido de bondad, pero es muy bueno desde el punto de vista de la inteligencia y la estrategia. Diseña un atentado a lo grande con el agua potable de Ceuta, concreta absolutamente todos los detalles, y cuando tiene lugar la acción delictiva, tiene la mejor de las coartadas. Estaba rodeado de agentes del CNI. Eso sí, en algún momento seguro que deseaba no estar allí para no tener que comprobar la cantidad de veces que Fátima llama a Morey.

Y mientras el CNI intenta controlar a Khaled, a los policías del barrio les toca desplegar el protocolo antiterrorista. Bien por Fran, que ha puesto al “inútil” de Nabil en su sitio y toma el control de la situación. No sé qué sería de esa comisaría sin el inspector Peyón.

Y también bien por Mati, que averigua la identidad del terrorista. Insisto. ¿Cómo es posible que con la cantidad de espías de dos potencias europeas que hay en ‘El Príncipe’ tengan que ser una policía de barrio y una profesora las que encuentren al malo? El problema es que todo lo bueno que hicieron Fátima y Mati en los prolegómenos lo fastidiaron en el último momento.

Es impresionante la capacidad de Fátima para pisar todos los charcos. Le echa voluntad, pero a veces olvida que ella no es una espía y, claro, Yasin la encuentra, la amordaza y no la mata porque es la señora Ashour, que si no... Menos mal que llega Morey al rescate. Maravilloso el momento romántico, pero hay un pero (con esta pareja, siempre hay un pero). Mientras el héroe rescata a su princesa, el malo escapa (parece imposible que el Morey hombre y el Morey espía puedan aparecer juntos en una misma escena).

Y ahí es cuando la fastidia Mati. Cuando tiene al terrorista en el punto de mira, justo cuando era necesario que estuviera al 100%, vuelven los fantasmas del pasado y le juegan una muy mala pasada. A ella y, sobre todo, a Samy.

En cuanto al atentado, la verdad es que yo tengo bastantes dudas. ¿Por qué el tío Salman envía la dirección de la planta al CNI? ¿Por qué quería avisar si al final iba a disparar a Yasin? El químico se da cuenta de que el recipiente con el veneno no estaba como él lo dejó ¿quién lo manipuló? ¿Ese jugador sospechoso que en el capítulo anterior encerró a Morey en un congelador? Si tío Salman se deshace del cadáver de Nasser que estaba en ese congelador ¿fue él quien golpeó a Morey?

Lo confieso. Estoy hecha un lío. El único que parece tener las cosas claras es Morey. Y espero por su bien (y por el nuestro) que tenga razón en sus sospechas porque si está equivocado la semana que viene lo va a pasar muy mal. Y nosotros con él.

Quiero que estés conmigo

Y una semana más también hemos tenido nuestra dosis de amor. Morey sabe que la fastidió, y mucho, cuando le pidió a Fátima que volviera con Khaled e intenta rectificar, pero ella, con razón, se ha sentido utilizada (“¿qué vienes a pedirme?”) y no va a dejarse convencer fácilmente.

Morey saca a pasear todas sus armas de seducción. Del “te he echado de menos” al “siempre quiero besarte”, pero Fátima demuestra una vez más que es una gran alumna y le propone un trato al más puro estilo CNI. “Yo te ayudo, tú libras a mi familia de Khaled y después desapareces de mi vida para siempre”. Me creo completamente la primera parte del acuerdo. Fátima está deseando librarse de su marido y eso hasta Khaled lo sabe (de ahí el puñetazo que le dio al espía en pleno hospital). Pero eso de que quiere que Morey desaparezca para siempre es otra historia. Fátima lo sabe. Morey lo sabe. Nosotros lo sabemos.

La lealtad de una amiga

Está claro que Morey es el héroe de la serie, pero tiene tantos frentes abiertos que va a acabar siendo un superhéroe. Tiene que repartir su tiempo, sus habilidades y sus pensamientos entre Fran y la comisaría, Serra y el CNI, Khaled y los colegas franceses, Fátima y ahora… Carvajal.

No. No ha resucitado. Lo que ha pasado es que Morey ha recibido un vídeo que Carvajal grabó durante una misión en Tánger antes de su muerte en Ceuta. En el vídeo le cuenta que está vigilando a un grupo de yihadistas en el que está Abdu, pero el CNI no le deja decírselo. Ya tenemos explicación a las famosas fotos que había en el ordenador de Hidalgo. Carvajal no traicionó a su amigo, sino que tuvo que callar por órdenes superiores. “No te fíes de nadie”, le aconseja. Como si a estas alturas Morey no tuviera claro eso. El problema está en que es muy posible que su mayor enemigo no esté en la Yihad, sino en el CNI.

Es más, gracias a ese vídeo, Morey sabe que hay alguien de quien debe desconfiar y mucho.

Y la gran pregunta ¿ha habido realmente un atentado? Si lo ha habido, menudo capítulo nos espera la semana que viene. Si no lo ha habido, ¿por qué montar todo ese espectáculo?

Lo confieso. Estoy hecha un lío. El único que parece tener las cosas claras es Morey. Y espero, por su bien, que tenga razón en sus sospechas porque si está equivocado la semana que viene lo va a pasar muy mal. Y nosotros con él

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