'El Príncipe' 2x14 Review: ¿es este el final de Morey?

Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez

Con sus luces y sus sombras, con sus virtudes y defectos, con sus fortalezas y debilidades, Javier Morey seguirá siendo siempre el príncipe valiente de ‘El Príncipe’. Ha peleado sin pausa porque el bien triunfase sobre el mal y ha defendido contra todo y contra todos el amor por su amada.

Hasta ahora, había conseguido salir airoso de prácticamente todas las vicisitudes. Sin embargo, esta semana ha caído en una telaraña que pone en peligro todo aquello por lo que ha luchado.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

El peor enemigo estaba en la sombra

Hasta ahora Khaled ha sido el antagonista de Morey. Era el terrorista al que había que detener y era el hombre que se interponía en su relación con Fátima. Quizá por enfocar toda su atención hacia el líder de Akrab se le olvidó mirar a los lados y darse cuenta de que un peligroso enemigo lo acechaba desde la sombra.

Y la verdad es que el golpe de gracia no ha sido una sorpresa. Robledo ya mostró su verdadera cara cuando envió a Hidalgo de regreso a Ceuta con un único objetivo: matar a Morey. Ese plan fracasó, pero su nueva estrategia sí ha salido bien.

Primero, lo “quema” como agente al destapar su identidad como agente del CNI y al acusarle de filtrar información. Claro, sin dar la cara, que para eso ya está la prensa, o sea, Pedro Piqueras. Robledo es inteligente y sabe que es una jugada que va a desestabilizar al espía. Y vaya si lo desestabiliza. Morey llega tan absolutamente fuera de sí a la sede del CNI que ni el coche aparca. No es capaz de razonar ni de atender consejos.

¿Dónde quedó aquel agente frío y reflexivo que llegó en ferry a Ceuta?

No sé en qué momento. No sé si cuando se enamoró de Fátima. No sé si cuando mató a Abdu. No sé si cuando descubrió a Khaled. No sé si cuando averiguó que el lado oscuro del CNI. No sé si cuando le dijo a Robledo que tenía pruebas contra él tras el homenaje a Serra (error garrafal, todo hay que decirlo, porque puso en alerta al enemigo). No sé cuándo, pero el Morey de hoy es la sombra de aquel Morey.

No me atrevo a decir si uno es mejor o peor que el otro, pero para esta situación concreta aquel Morey hubiera sido mucho más conveniente. Morey comete su peor error: perder definitivamente los nervios. Es cierto que Robledo le provoca al mencionar a Fátima, pero Morey, lejos de defenderla, la pone en peligro porque con esa reacción violenta pierde la posibilidad de protegerla porque cava él mismo su propia tumba como agente del CNI.

Siento decirlo, pero la realidad es la que es. Robledo ha resultado ser mucho más hábil, más astuto que Morey. Ha mantenido la cabeza fría y se ha centrado en su misión particular: que no lo descubran. Morey tiene tantas cosas en su cabeza, lleva tantos golpes emocionales acumulados, que era una bomba de relojería que ha explotado en el peor momento posible.

¿Qué va a pasar ahora? No tengo ni idea, pero aventuro que Morey no va a tirar la toalla. Quizá no vuelva a ser agente del CNI pero estoy casi segura de que hará todo lo posible por evitar el atentado de Granada y, sobre todo, porque no va a dejar a Fátima a merced de Khaled. Además, con lo poco que falta para que acabe la serie ¿nos van a dejar ya sin el héroe?

Faruq está haciendo puntos, pero ya ha demostrado que aún le faltan tablas. Fran también hace lo que puede, pero llegamos a ‘El Príncipe’ con Morey y nos iremos de ahí con él.

La elección de Fátima

La verdad es que este ha sido un capítulo muy intenso para Morey. Espero que a Álex González le hayan pagado un plus porque su personaje ha sufrido lo indecible. No solo ha muerto su mentor, no solo está a punto de ver cómo su carrera se evapora, sino que, además, ha perdido a la mujer de su vida.

Tal vez la palabra “perder” sea demasiado contundente, pero, en este momento, tal y como están las cosas, es lo que pasa. La reunión a tres (¡qué momento!) ha dejado claras varias cosas. La primera es que Morey, cuando quiere tiene una gran capacidad de contención. En algún momento llegué a pensar que saltaba por encima de la mesa.

La segunda es que todos los adjetivos negativos que se me ocurren para definir a Khaled son insuficientes o irreproducibles en este texto. Eso sí, hay que reconocer que es valiente. Otro no se hubiera plantado delante del amante de su mujer dispuesto a poner todas las cartas sobre la mesa. Claro que jugaba con ventaja. Sabía que el partido lo tenía ganado.

¿Y por qué estaba tan confiado?

Tercera cuestión, Fátima está muerta de miedo. Todos sabemos que Fátima sería capaz de ir a nado hasta Noruega con tal de estar con Morey, pero teme las consecuencias de su huida. Khaled no es un bravucón al que se le va la fuerza por la boca. Fátima sabe que si huye, su marido cumplirá sus amenazas y su familia sufrirá las consecuencias.

Es como si hubiéramos vuelto a aquellos momentos de la primera temporada en los que Fátima era un mar de dudas. Lo peor es que la situación ha empeorado aún más. Antes le preocupaba el dolor emocional que iba a provocar a su familia. Ahora teme el dolor físico que Khaled pueda causarles. Pobre Fátima, sigue encerrada en su jaula de oro y ahora, además, está aún más sola porque se ha quedado sin Morey y sin Faruq.

Objetivo: Granada

Pero por muchos problemas a los que se enfrente, Morey es el héroe, casi casi un superhéroe porque con todo lo que le está pasando aún tiene cabeza para preocuparse por el atentado de Granada. No lo olvidemos. Es una amenaza que cada día está más cerca de convertirse en realidad y, por desgracia, el CNI cada día está más lejos de prevenirla.

No sé qué habrán ideado los guionistas para la trama del atentado en Granada, pero lo que sí pido, por favor, es que veamos la reacción de la espía francesa cuando se entere de que Khaled sí que tenía explosivos, de que sí preparó un atentado, de que sí los engañó. Ha sido el único momento en el que Robledo despertó una milésima de simpatía en mí. Cuando se planteó que tal vez Morey tenía razón y que Khaled estaba jugando con dos barajas (fantástico el juego de guion), Robledo mostró que dentro de su personalidad corrupta aún quedaba un mínimo de sentido común.

Quien sí tiene mucho sentido común es Fran. Durante esta segunda temporada ha sido algo así como el escudero de Morey. El espía ordenaba, él hacía. Pero en esta ocasión algo ha cambiado. Ha cuestionado las instrucciones. Quizá porque ha sido el primero que se ha dado cuenta de que Morey estaba perdiendo la perspectiva. Quizá porque es el único que entiende por completo lo que esta misión ha significado para el espía y comprende la frustración que siente por no conseguir que las cosas salgan como él quiere.

¿Cómo han cambiado las cosas en ‘El Príncipe’? La serie arrancó con tres policías tirando al mar el cadáver del presunto Abdu para evitar una guerra en el barrio y ahora Fran pone en peligro toda una misión antiterrorista para llevar a un adolescente al hospital. Y encima le pide a Faruq que ayude al chaval. Y encima Faruq lo ayuda.

Faruq es una caja de sorpresas

Faruq. Otra caja de sorpresas. Menuda evolución. Ha pasado de ser el rey del narcotráfico en el barrio, enemigo acérrimo de Fran, a convertirse en el mejor aliado de la Policía y del CNI. Sigue con sus “negocios”, pero ahora sus prioridades han cambiado. Ahora lo importante es poner a su familia a salvo de su cuñado y para eso se aliará hasta con el mismo demonio, que, para Faruq, son Fran y Morey. Es curioso. Faruq comprende a la primera que Morey va a tener muy complicado proteger a los Ben Barek con su nueva situación de paria en el CNI, pero, aun así, cumple su parte del trato. Lástima del resultado.

Por cierto, Faruq, cuídate de Paco, que ha vuelto a demostrar que se vende al mejor postor y, aunque ha fallado una vez, tiene una buena cantidad de motivos en formato de euros para volver a intentarlo.

En fin, recuperando el hilo para terminar ¿quién nos iba a decir a principio de esta historia que Fran, Morey y Faruq acabarían siendo aliados? El ejemplar agente del CNI, el policía corrupto y el narco. Quizá este sea el mayor atractivo de esta serie. Que nunca sabes qué te espera en la siguiente secuencia. Y no digamos en el siguiente capítulo. A ver con qué nos sorprenden ahora.

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