'The Strain' 1x04 y 1x05 Review: van a rodar cabezas

Por Miriam OrtizMiriam Ortiz

Anoche lo tuvo difícil 'The Strain', aunque esto no es ninguna novedad las noches de los martes. Antena 3 jugó una buena baza y estrenó 'Bajo sospecha', una serie que tenían guardada a buen recaudo y debía haber sido estrenada hace ya días. El parón obligatorio de la postproducción del siguiente reportaje de 'En tierra hostil' les brindó en bandeja de plata la posibilidad de captar a la audiencia seguidora de ficciones españolas. Y parece ser que fue todo un éxito.

En cuanto a 'The Strain', obviaremos el tema de la audiencia y nos centraremos en los hechos. Mis expectativas para estos dos siguientes capítulos, tras el bajonazo de los anteriores (en especial el 1x02), eran: algo más de ritmo en la acción y descubrir algo sorprendente.

En el caso del ritmo, bueno, va y viene, como ya comenté, es un tema de la forma en que está escrito el guión, lineal y temporal, y depende de cada una de las tramas. Aunque sigue habiendo escenas que sobran más que Wert en el gobierno.

Y las sorpresas, escasas, es un poco más de lo mismo. Para los que somos fans de los vampiros (de los de verdad, no de 'Crepúsculo'), por mucho que en este caso hablemos de un gran parásito asqueroso, la historia no cuenta nada nuevo e intrigante, por el momento...

Para esto no vale todo el mundo

Desde luego que no vale todo el mundo. No todos seríamos capaces de enfrentarnos a algo así, al igual que muchos no son capaces de ver las escenas de sangre y vísceras con las que se recrean. A mí me encantan, aunque no tanto a mi estómago. Se hace difícil compaginar la cena mientras ves la serie.

El capítulo comienza justo donde lo dejamos. Esta es una de esas series cuya estructura temporal hace que todo vaya hilado. Ahí están, frente al cadáver (esta vez sí) del piloto, con la cabeza bien chafada, por si acaso, y nuestros protagonistas, que son más sosos que lamer cartón, sin saber qué hacer. Como no saben qué es exactamente lo llaman monstruo, vaya prejuicios tienen. Nora Martínez, la que debería ser la protagonista de la serie, tiene menos sangre que cualquiera de los infectados, y parece una sombra de sus compañeros masculinos. Así que como casi no da juego se limita a reproducir lo que los demás dicen: hay que cortarles la cabeza y quemarlos.

Por su parte, nuestro protagonista, Buentiempo, ha tenido tiempo suficiente para peinarse la peluca. Debe de llevar gomina en el bolsillo, porque tan pronto tiene el flequillo hacia delante como todo repeinado para atrás. En serio, si a estos dos les quieren meter una tensión sexual no resuelta, lo llevan crudo. No me preguntéis porqué, pero lo que más odio de la serie son sus dos protagonistas, que investigadores más coñazo, por favor. Ya no se si es cosa del doblaje, del guión o que realmente le aportan poca vida a sus personajes.

Y nos vamos hasta casa del gafas, que sabe que está en las últimas, pero eh, que no me voy al médico ni nada, ¿para qué? Eso sí, le dice a su mujer que se lleve a los niños... Y se queda solo con el perro. Cuando su regresa su mujer, la cual es una fanática religiosa a lo Berta de 'La que se avecina', descubre que ha destripado al perrete y se ha encadenado en el cobertizo. El doblaje de este personaje, medio trasformado y diciéndole a su mujer que huya, es peripatético. Más que miedo da pena, parece Rajoy intentanto decir “las chuches”. La mujer entierra a su perro mientras hace una oda contra los aviones. Y, contra todo pronostico, por capullo y pegar a su perro, la mujer le dice al vecino que entre a darle modales a su perro, del cual no paraba de quejarse... ¡Cariño, la cena ya está lista!

Mientras tanto nuestro simpático ratero mexicano recibe la visita de su socio, que le plantea un nuevo 'negocio'. Se trata de robar coches de alta gama y vendérselos a unos negros muy chungos. Su hermano parece algo enfermo. Coge el reloj robado del anticuario y se lo devuelve a Abraham, el judío.

En cuanto a nuestros líderes en la sombra, los masónicos, antisemitas y nazis del grupo Stoneheart, contratan a una hacker para llevar a cabo una guerra tecnológica. Los virus informáticos y el hackeo de webs de gran relevancia es la forma de debilitar al enemigo en nuestra era digital.

Comienza la caza

Vamos con los queridos y amados investigadores “coñazo”, que se han quedado haciendo la autopsia al cuerpo del piloto. My God! Los órganos sexuales y excretores desaparecen, para echarlo todo por el mismo conducto, muy gráfico todo. Vemos que estos vampiros son un parásito enorme que se aloja en su huésped, lo seca por dentro alimentándose de él y luego lo utiliza para seguir buscando alimento. Una forma biológica que crece en el interior de los humanos y que está conectada, de alguna manera, al puto amo. Puede que sea la mejor escena del capítulo, viendo a ese gusanazo que sale por la boca. Realmente asqueroso, ¡genial!

Tras la autopsia incineran los restos. Jim, en un arranque de sinceridad, confiesa lo que hizo, sin saber lo que iba a pasar después. ¿Quién podía imaginarse algo así? ¿Una epidemia intencionada? Les cuenta que un señor alemán le amenazó si iba a la policía, verdadera cabeza pensante tras los hechos. Goodweather, que como vamos viendo en su extraña evolución, es un tipo sin alma, y probablemente sin músculos faciales, le pega una hostiaca al pequeño y regordete siempre buen tipo. Pero ¿quién se ha creído Goodweather? Si él no cuida ni de su familia.

Ephraim Goodweather and company van a casa del padre de la niña vampiro-zombie. Ahí encuentran a la niña escuchando musiqueta (y no es reaggeton, aunque en mi mente sí, y eso es muy tragicómico). Y ¡anda!, aparece el judío y le corta la cabeza a la cría. Y luego al padre. Que espada más de puta madre tiene, seguro que la ha afilado una hora antes. La ñoña de Nora se echa a llorar (tengo que ver la serie en V.O., no me creo que sean tan malos estos actores). Ella, que es muy sentida, dice que prefiere morir a matar. ¡Pero alma de cántaro, que ya están muertos! Y quieren vendernos que esta mujer es bioquímica. Si trabajas en un departamento sobre control de epidemias y enfermedades no entiendo que ahora dramatices por esto. Es un tanto incomprensible la moralina de estos personajes, tan rebuscada y, sobre todo, forzada. Todos sabemos que las cosas no son blancas o negras.

Por su parte, el señor Palmer, el abuelo rico que parece el señor Burns de los Simpson, tiene una charla con Maggie, una secretaria de no sé qué, pero que debe de ser algo importante. Le cuenta la milonga de que el ejército de los EEUU se llevó los cuerpos porque un agente biológico altamente letal se propagó sin querer. Y en eso que se desmaya el viejarras, así que le van a hacer el trasplante de riñón, para ponerle pilas nuevas.

El más deseado del lugar, el artista cuyo nombre recuerda a un militar venezolano (Bolivar), es atendido por una uróloga, por eso de que se le cayó el pene y los testículos, ya sabes. Su representante, que a estas alturas de la historia aún no se ha percatado de lo perturbado que está, le pilla 'in fraganti' succionando a la moza: “Es míaaa”; y sale pitando de allí como si hubiesen puesto rebajas en Zara.

Huidos

Empieza el capítulo 1x05 con la continuación de la secuencia de la representante huyendo. Parece que este episodio nos va a arrojar más datos sobre los orígenes del monstruoso ser que ha llegado a Nueva York y esta plaga que parece orquestada desde las alturas. Abraham y su historia personal serán protagonistas, viajando al pasado del anciano, cuando en 1944 es llevado a un campo de concentración para judíos, casualmente ahí estaba el bastardo del nazi, más nazi que nunca.

Según él, esta plaga existe desde hace milenios, es la corrupción de la carne y el espíritu del ser humano. Porque el objetivo del 'amo' es destruir a la humanidad. Como si necesitásemos espectros de ultratumbra para excusar el lado malvado de los humanos. No somos malos, es que nos llevan hacia el lado oscuro. Yo no quería, me liaron. Y así conocemos un poco más sobre el maestro de la manipulación y la desinformación. ¿El gobierno? No, hablamos de la serie hombre, 'the master', una criatura ancestral llamada strigoi (vamos, vampiro pero en rumano queda más misterioso). Este propaga el 'virus', o lo que demonios sea, a través de los parásitos de su sangre, que se convierten en sanguijuelas asquerosas.

Parece que esta subtrama del pasado va a dar más de sí, pero no va más allá de ver cómo el 'amo' se cobra una víctima cada noche en los barracones de los judíos, hasta acabar con la vida del mejor amigo de Abraham. ¿No tienen suficiente los judíos con estar en un campo nazi que además les chupa la sangre un vampiro? De locos. Según la mitología del strigoi, le atrae la miseria humana. Por eso ahora está en Nueva York, porque está lleno de miserables americanos.

Vamos a ver a una de las supervivientes de la que menos sabemos, esta señora de mediana edad cuya historia nos interesa menos que a los guionistas. Es la última en trasformarse, como todos los demás ni ella ni su entorno son capaces de ir a un puto médico. Los ojos que se cierran a lo lagarto de 'V' son la voz de alarma para que su criada se largue con los niños, otra cosa no, pero todos huyen antes de llamar a nadie para que haga cargo del caso.

Mientras tanto, el viejo cazavampiros y el tontolaba del protagonista se preparan para ir a por muertos vivientes, con una intrascendente conversación entre medias sobre un coche y Nora Martínez ¿¿?? Ah, pero... ¿se supone que tenía que haber tensión sexual entre Goodweather y Martínez? Había más feeling entre Epi y Blas en 'Barrio Sésamo'.

El chachi matarratas, por su parte, deduce con su gran inteligencia que un predador más grande está echando a las ratas de sus hogares. ¡Qué experto en roedores! Así que se adentra en las alcantarillas y... ¡no son las tortugas ninja! Son los cadáveres desaparecidos, que se esconden bajo el subsuelo porque no pueden soportar la luz, como un guiri tras tres días de rave.

En casa del gafas, Goodweather y Abraham descubren el cuerpo de su mujer, que se ha suicidado. Lo encuentran y el judío habla en rumano o algo así antes de cortarle la cabeza. Las sobras de la cena del día anterior, es decir el vecino, está todavía allí con vida. Y como los judíos no se andan con rodeos, zasca, se lo carga por si acaso.

En la guarida de Bolivar, el gótico de pega, entra un tipo canijo al que ha pagado su representante, para limpiar el destrozo que ha hecho matando a su uróloga. Y claro, acaba succionado hasta la médula.

Nora, la sosaína, recibe una llamada: su madre se ha escapado de la residencia. Descubrimos que, además de ser una cobarde es una capulla que tiene a su madre encerrada en una residencia de ancianos siendo todavía joven. La pobre mujer se quiere ir a su casa, lógico, y la otra erre que erre con que tiene que quedarse allí. Solo se sostendría que esa mujer estuviese allí si tuviese alzheimer y no pudiese vivir sola. Si no, repito, Nora es una ingrata.

Sin saber cómo, un vampiro aparece justamente allí, en la residencia. Se están extendiendo... y salen a cazar ancianitos de noche, muahaha.

Goodweather, que es más tonto que las piedras, le lleva el vídeo que ha grabado a su jefe: “Es una enfermedad, están en letargo, no mueren, se transforman”, le dice. S, sí, lo que tú me digas, majo. El jefe quiere detenerle a él, por idiota, y Jim le ayuda, después de la hostia que le ha dado.

Y así, con un protagonista medio lerdo huyendo, gente por todas partes que quiere huir y el pánico apoderándose de todos, finaliza el doble estreno de 'The Strain'.

¡Que el mal nos traiga la semana que viene algo más de intriga y se carguen pronto a Goodweather! La promo no tiene mala pinta...

'The Strain' 1x04 y 1x05 Review: van a rodar cabezas 360

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