'Tyrant' 2x11 review: ¿Se acabó matar gente?

Por Betty M. Martínez

Estamos a punto de poner fin a esta segunda (y aún no sabemos si última) temporada de ‘Tyrant’ y ya podemos decir que esta semana hemos visto uno de los mejores capítulos de toda la serie. Hemos asistido a algunos de los momentos más esperados, pero también nos hemos llevado alguna que otra sorpresa. ¿Lo vemos?

¡CUIDADO SPOILERS!

Todos somos Khalil

La semana pasada nos quedamos con la duda de si Khalil descubriría a tiempo que no iba a tener refuerzos en su batalla contra el Califato. Pues el aviso llegó, pero demasiado tarde. La resistencia se vio rodeada por los hombres de Abu Omar. La situación era desesperada pero, a pesar de todo, Bassam Al Fayeed ha nacido con estrella y ha contado con varios aliados que lo han ayudado a salir nuevamente airoso de un momento crítico.

El más inesperado ha sido Ihab Rashid. Sus ansias de venganza contra el asesino de su mujer lo han llevado a cometer varios errores. El primero, “olvidarse” de comentarle a Abu Omar que tenían rodeado a Khalil. Puede ser que Ihab fuese necesario para el Califato, pero, como hemos comprobado, no era imprescindible porque el líder indiscutible es Abu Omar.

El segundo error de Ihab fue darle a Khalil un motivo para luchar tras la muerte de Marwan, quien, antes de su sacrificio, nos regaló una de esas frases para recordar: “todos somos Khalil”.

Pero el mayor error que cometió Ihab Rashid fue darle tiempo a Khalil. Esa hora que el Califato estuvo sin atacar a los hombres de la resistencia fue muy útil para que en otra parte del país los aliados de Bassam AL Fayeed moviesen ficha.

Jamal descubre la verdad

La primera que se pone manos a la obra para ayudar a Barry es su mujer. Se acabaron las lágrimas para Molly. Es el momento de pasar a la acción y su primera jugada ha sido muy, pero que muy arriesgada. Se ha plantado en el despacho de Jamal para contarle la gran verdad. Barry vive, le dice. Es Khalil, añade.

Era uno de esos momentos que esperábamos todos los espectadores. Esa escena en la que Caín descubre que Abel sigue vivo. Me la he imaginado muchas veces y he elucubrado varias posibilidades, pero, desde luego, ninguna era tan frontal. Y la verdad es que aún no sé si definirla como brillante o totalmente descafeinada. Reconozco que me esperaba algo diferente.

Sea como fuere, la verdad ha sido revelada y ¿qué hace Jamal? Varias cosas. Primero no la cree, algo que puede ser lógico. Después cree que el piloto que lo ayudó a llevar a Bassam al desierto se ha ido de la lengua, que también podría ser posible. Pero cuando Jamal muestra hasta donde llega su paranoia es cuando asegura que lo que le ha dicho Molly es una artimaña que ha orquestado con Rami. En resumen, Jamal cree que Rami y Molly se han aliado para destruirlo. Su estado mental se ha agravado hasta tal punto que ve un complot en absolutamente todo lo que le rodea.

Leila prepara el futuro

Pero si Molly ha puesto de su parte para ayudar a Bassam, Leila no se ha quedado atrás y ha unido fuerzas con su cuñada para evitar el desastre. Es más, hay que reconocer que la Primera Dama ha sido la que ha arriesgado más. Ha sido ella la que ha convencido a Mahmoud de que liberara a Rami, lo que es un acto de traición. Necesario sí, pero traición al fin y al cabo.

Podría parecer que Leila se la juega por Bassam, pero ya sabemos que esta mujer no da puntada sin hilo y, aunque no dudo que quiera que su cuñado siga vivo, su objetivo es otro. Quiere a Ahmed en la silla de Jamal. Todavía no sabe cómo va a hacer ese movimiento, pero lo que sí sabe es que ese futuro pasa porque en este presente Bassam y Rami consigan derrotar a Califato. Sin una guerra a las puertas del palacio, será mucho más fácil la batalla interna.

Y Ahmed qué dice de todo esto. Pobre Ahmed. Una vez más sigue los pasos dictados por su madre. El arranque de personalidad de la semana pasada se quedó en eso. Un arrebato. Un berrinche. Ahmed Al Fayeed sigue haciendo lo que mejor se le da. Decir: sí, mamá.

Es curioso que después de todo lo que ha pasado, hayan tenido que ser las mujeres Al Fayeed las que solucionen el principal problema del país. Ni el presidente ni el líder de la resistencia hubieran podido hacer frente a la amenaza del Califato si Molly y Leila no tomasen las decisiones acertadas en el momento adecuado. Y no olvidemos que fue Amira quien rescató del ostracismo a Rami. Definitivamente, la familia Al Fayeed tiene en sus mujeres a su mejor capital humano.

La familia unida, otra vez

Y mientras los Al Fayeed de palacio siguen desmoronándose como familia (esta semana Leila ha dejado a Jamal, aunque él no puede saberlo todavía), los Al Fayeed de Pasadena siguen dando pasos hacia la reconstrucción de su unidad perdida.

Esta semana Molly no sólo se ha enfrentado a Jamal y ha presionado a Leila, sino que se ha convertido en la jefa de los mercenarios de Solomon al financiar su operación en Ma’an con la herencia de Sammy. Tal vez en un primer momento Molly odiase a Bassam por ocultarle la verdad, pero está claro que no ha olvidado a su marido, y después de su conversación telefónica de esta semana (que esta vez sí hemos escuchado completa) también ha quedado claro que Bassam sigue queriendo a su mujer.

Bassam siempre se ha debatido entre varias personalidades. Por un lado, era un pediatra de California. Por otro, era un Al Fayeed. Y para rematarla, también era Khalil, el líder de la resistencia.

Pero en este capítulo algo ha cambiado. Es como si con la llegada de Rami al campo de batalla (este general sí pelea, no se queda en la seguridad de palacio como el señor presidente) Bassam pudiera quitarse de encima a Khalil. La guerra ya no es cosa suya. Ya hay otro Al Fayeed para pelearla. Por cierto, me sigue faltando el momento en el que Rami descubre que Khalil es en realidad el tío Barry, aunque la verdad es que aún no tengo claro que lo sepa. Sigo insistiendo en que hay acontecimientos que van demasiado rápido y hacen que nos perdamos detalles que como espectadores eran muy importantes.

En fin, recuperando el hilo. Ya no importa que todos sepan que Khalil es, en realidad, Bassam Al Fayeed. El Califato se está replegando y la resistencia ya cuenta con el general Said como líder. Barry puede dejar de matar gente para volver al principio y dedicarse a salvar vidas.

La duda ahora está en saber qué deparará el futuro para Jamal Al Fayeed.

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