'Vikings' 4x06/07 Review: un enfrentamiento (in)esperado y una corona en peligro

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Por si acaso nos habíamos acostumbrado a tierra firme, después de aquel pequeño bache que no llegó ni a un episodio y medio, 'Vikings' se embarca, a lo largo de estos dos capítulos, en aguas algo más turbulentas y agitadas. En realidad lo estábamos esperando. Tanto da veinte que diez.

La trama continúa y tal vez, después de todo, no vayan a reservarse los fuegos artificiales solo para la traca final. Al menos algunos ya han estallado y otros nuevos han empezado a estallar. ¿Los comentamos?

¡CUIDADO SPOILERS!

Las horas más bajas de Ragnar Lothbrok

A pesar de su advertencia–“no pierdan el tiempo mirando atrás. No vamos en esa dirección”–, a sus dos hijos, Ubbe y Hvitserk, es el propio Ragnar el que añora una vida pasada. Tal vez una granja. Quizás, una familia. Otro concepto de familia más parecido a sus comienzos (ya sabéis, Lagertha, sus otros hijos y Athelstan) que a su actual situación con la reina Aslaug. Es ella la que se queda atrás, concretamente en Kattegat, mientras los vikingos arrían velas y sueltan amarres con dirección a París.

Sin apenas apoyos más allá de Bjorn y, posiblemente Lagertha, con Floki, en apariencia más distanciado que nunca y más cerca de Harald y Halfdan, el rey del norte no atraviesa su mejor momento. Tampoco el más lúcido. Sumido en plena crisis de ideales, adicto por completo a las drogas que Yisu le suministra, no solo fantasea con su vida pasada.

Que en algún momento Lothbrok desaparecerá de nuestras vidas es un hecho que tenemos que empezar a asumir. Más aún cuando el propio vikingo no deja de visualizar ese instante y especialmente ahora que sabemos que ocurrirá, palabra de Oráculo, el día en que el ciego vea. Signifique eso lo que sea que signifique.

El recibimiento de París

Por suerte, aún le quedan algunas batallas por librar. La primera, en la frente. Muchos estábamos esperando este momento desde que comenzó la temporada. Y ocurre mientras Ragnar avanza rodeado por sus barcos y Rollo le espera en tierra firme, a lomos de su caballo.

La puesta en escena no podría haber sido mejor. No hay nadie, ni si quiera el líder vikingo que de algún modo se lo esperaba, que no se sorprenda al verle, de nuevo, en el bando contrario.

La decepción es grande. Especialmente en quien más apostó por él, su sobrino Bjorn, que ahora jura venganza y odio eterno. Pero Ragnar subestima en exceso a su propio hermano, que al contrario que él, sí lo conoce bien y ha pensado en todo. Al menos, gracias a Rollo, los franceses han leído bien su estrategia. Son ellos, comandados por él, quienes antes de atacar sus barcos, hacen retroceder al grupo de vikingos que han enviado por tierra liderados por Lagertha.

Precisamente con ella, vemos la primera muestra de debilidad del nuevo duque que concede y en cierto modo salva su vida. Ella es el único nexo común que parece unir a los hermanos Lothbrok. La más feroz de las guerreras, le explicará después a Gisla. Y vaya si lo es. Pero la sombra de la guadaña es grande y me pregunto si esa premonición de que nunca tendrá más hijos tendrá más que ver con ella que con su embarazo.

Unas veces se gana...

Sea como sea, la batalla se salda por ahora con una de las derrotas más dolorosas de Ragnar. Especialmente en lo emocional, el rey de Kattegat, oficialmente roto, aún tiene unas penúltimas palabras que decirle a su hermano antes de regresar al campamento que ha sido saqueado en su ausencia.

Allí el panorama no es mucho más placentero. Entre los cuerpos de los vikingos se encuentra además el de la dulce Helga, visiblemente malherida.

A estas alturas, la cuarta temporada no solo es la más solitaria del rey Lothbrok, es también la más incomprendida. Desde luego, méritos no le faltan. Por completo desquiciado, el varapalo ha sido tal que él solo piensa en la retirada, física y espiritualmente. Las consecuencias es un abismo entre él, cada vez más mermado por las drogas, y sus hombres, agravado quizás por la presencia de Harald y Halfdan, los nuevos amigos de Floki.

A lo mejor a este, después de todo, no le pasa desapercibido el acto de Ragnar, que tiene de leal lo que su hermano de desleal, de saltar para salvarle su vida. Quizás el vikingo más inestable de la ficción nos sorprenda para bien en algún momento (aunque no apostaría nada por él).

Sea como sea, lo que está claro es que nunca antes habíamos visto al rey del norte tan tocado, y mira que ya lo habíamos visto antes. Tal vez, como dice el dicho popular, sea cierto eso de que unas veces se gana y otras se aprende. Puede que todavía haya tiempo de aprender y que antes de cruzar el Valhalla, los dioses vikingos o Lothbrok nos reserven alguna victoria.

La reunión de Ecbert y Wigstan

Mientras en Kattegat, Harbard, que empieza a ser un habitual en las ausencias de su monarca, trata de dar consuelo a Ivar (que sigue dando escalofríos) y a las demás mujeres vikingas –y no solo a Aslaug (conexión mediante con Floki)–; en Wessex el rey Ecbert, que últimamente parece también un poco desquiciado pero de una manera distinta, ha tomado la decisión de enviar a su nieto Alfred, descendiente de Athelstan, de peregrinación a Roma bajo la protección de su hijo, Ethelwulfo.

En realidad, sospecho que su determinación tiene mucho más que ver con este último y con su necesidad de quitárselo de en medio, que con aquel.

Sin el heredero al trono presente, Ecbert parte rumbo a Mercia con sus tropas, sin ningún obstáculo en caso de que necesite deshacerse de la reina Kwentrhith, a la que ya le cuento los capítulos que le restan. Poca opciones parece tener ahora que además el monarca de Wessex se ha aliado con el extraño caballero que responde al nombre de W.

Wigstan, descendiente directo de la familia real de Mercia, me recuerda un poco a Ragnar. Ambos, cada cual con su propia crisis existencial, parecen al menos dispuestos a renunciar a todo por la otra vida. Pero apuesto a que aún no está todo dicho. Por supuesto que no, al menos, en el caso del vikingo.

Sea como sea el trato del noble con Ecbert parece sencillo. Unirán sus ejércitos, derrocarán al consejo de gobierno que se ha instaurado en Mercia y a cambio, W renunciará al reino de su tierra y de Inglaterra en favor de aquel.

Y con este panorama, nos acercamos al final de la primera mitad de temporada. A juzgar por este tráiler de su próximo capítulo, no parece que el ambiente se vaya a relajar. ¿Tendremos más fuegos artificiales?

https://www.youtube.com/watch?v=LoxW62cLu_U

Sobre este blog

Etiquetas
stats