‘Black Mirror’ 3x03 Review: una webcam para destrozarte la vida

PorDavid MarañónDavid Marañón

Que no. Justo esto es lo que no queremos de ‘Black Mirror’. La moralina está bien en dosis pequeñas. Sin embargo, en este capítulo se pasan. Y el giro final del último minuto no basta para justificar un capítulo en el que los personajes pasan de la ansiedad a la tranquilidad en muy poco espacio de tiempo. Creo que no soy el único que no ha conseguido empatizar con los personajes en todo el capítulo. Que sí, la historia está muy bien y te mantiene en tensión, ¿para qué? Aún no lo sé. Tiene un final demasiado lógico después de cómo se desarrolla toda la trama y de la evolución de los personajes. ¿Acaso fui el único que sabía que el episodio terminaría así?

Cuando me enteré de que esta temporada tendría 6 episodios, y no tres, no cabía en mí del gozo. Lo que había tenido en dos temporadas, con su correspondiente espera anual entre una y otra, lo tendría en una, y encima todo de golpe al ser de Netflix. El presupuesto era mayor, el espacio de tiempo también, y podría ver seis historias más hardcore si cabe al no depender de una cadena de televisión, sino de una plataforma digital. Pero este capítulo le pone el broche negativo a una temporada con un nivel altísimo. ¿Por qué? Por lo sencillo de la historia. Quizás demasiado. Y es que el tema de las webcam, de las imágenes pornográficas y de la privacidad es algo que hoy en día, aunque se practica, también se mira con recelo. Al igual que el primer capítulo trataba un tema con el que puede verse reflejado la mayoría de los espectadores, este no. Podría tratarse de una película procedimental de Antena 3 de los domingos, salvo porque tiene una factura más bonita y un giro final completamente hollywoodiense. Pero ya está.

El casting es otro error, al igual que el guion. Como bien decía antes, son personajes cuyas emociones no encajan con lo que están viviendo, y los actores que los encarnan miden demasiado eso. Exageran todo hasta el extremo, tanto para bien como para mal. Y todo ello, unido a un desarrollo que va a trompicones – hay momentos excesivamente rápidos y otros tediosamente lentos – hacen que este capítulo sea lo peor – para mí, ojo -, de esta tercera temporada. Que, aun así, no le quita que el nivel siga siendo alto, pero ‘Black Mirror’ nos tiene tan acostumbrados a episodios de un nivel tan superior a la media actual que éste en concreto me supo a poco. ¿Que me dieron ganas de desinstalarme según qué Apps del móvil? Totalmente. Pero esta serie no consiste en eso solamente. Porque detrás de una realidad parecida a la nuestra, hay una lección moral. Y la lección moral se la llevan los protagonistas, no nosotros.

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