Cobra Kai, la serie que soñó Barney Stinson

Cobra Kai, la serie que soñó Barney Stinson

Por Cristina Alonso

Si como yo, viviste tu infancia en los años 80, sabrás que hay una serie de películas que quedaron para siempre en nuestra retina: Los Goonies, Los Cazafantasmas, La princesa prometida, Willow y Karate Kid son solo algunas de la gran hornada cinéfila que vivimos en esos años.

Seguro que con muchas de estas historias te gustaría saber que sucedió años después, pues esa curiosidad la podemos satisfacer con Cobra Kai, la serie que ha recuperado Karate Kid y la ha traído de nuevo a nuestras pantallas décadas después, gracias a Youtube Red.

Es imposible ver Cobra Kai si no has disfrutado previamente de Karate Kid, ya que es una secuela que nos traslada a la época actual, cuando han pasado 34 años desde la primera película de la trilogía.

Con Cobra Kai volvemos a meternos en la vida de Daniel Larusso (Ralph Macchio) y Johnny Lawrence (William Zabka): los que fueron eternos rivales en su época de instituto reaparecen para mostrarnos cómo les ha ido y cómo son ahora.

En los diez episodios que dura la serie no esperes encontrar la superproducción del año, pero seguro que logra emocionarte con algunos momentos, ya que la comedia está cargada de flahsbacks en los que podemos ver escenas de la película. Aunque contamos con dos de los protagonistas, vamos a echar en falta a algunos personajes como Ali (Elizabeth Shue) o al inolvidable señor Miyagui (Pat Morita). La nostalgia es un arma muy poderosa para la generación X, aquella que creció en los años 80, y en esta serie saben exprimirla, pero también hay que resaltar que tiene momentos muy cómicos, sobre todo por parte del personaje de Johnny Lawrence, quien parece que se ha quedado anclado en la época de las hombreras y el cardado.

La ficción es una más que digna sucesora de la saga original que ha sabido jugar con la melancolía pero sin que sea su única virtud. Sabe adaptarse a la actualidad y conseguir engancharnos dejándonos un buen sabor de boca para poder disfrutarla en la segunda temporada que ya ha sido confirmada.

¡Alerta spoilers!

Cobra Kai nos traslada a San Fernando Valley en la época actual. Para Johnny Lawrence, estos años no han sido demasiado buenos, es lo que intuimos tras verle en un trabajo de mantenimiento que no le gusta y ahogando sus penas en alcohol. Johnny está divorciado y tiene un hijo, Robby, al que apenas ve. Sin embargo, a Daniel Larusso la vida le ha sonreído, es dueño de varios concesionarios de automóviles y vive feliz con su esposa Amanda, su hija mayor Sam y su hijo pequeño Anthony.

Durante estos 34 años ninguno ha sabido nada más del otro y se han perdido la pista, por lo que sus rencillas se han quedado en el recuerdo.

La chispa entre estos rivales de juventud vuelve a prender cuando Johnny Lawrence se convierte en sensei de un vecino adolescente y decide reabrir el dojo Cobra Kai, un nombre que a Daniel Larusso no le trae muy buenos recuerdos. Esta será la razón por la que Daniel se proponga cerrarlo, ya que está convencido de que Johnny sigue siendo tan abusador como en su adolescencia. Aquí empezará una historia de venganza que les afectará tanto laboralmente como en el terreno personal, pero que también será el germen para que forjen relaciones de amistad y de superación.

Johnny y Daniel recuperan su pasión por el Karate y sus eternas desavenencias. De hecho, vuelven a enfrentarse en el tatami, pero esta vez como entrenadores. En esta ocasión será Johnny quien triunfe a manos de su discípulo Daniel, pero la victoria no es completa, ya que el derrotado es su propio hijo, Robby.

La serie, aunque es una comedia, trata temas más comprometidos como el bullying que, como sabemos, fue el origen de la saga. Johnny pasa de ser un abusador a ser el que entrene a los más discriminados del instituto para que puedan defenderse.

Para mí ha sido un auténtico gustazo disfrutar, de nuevo, de las andanzas de Danny y Zabka, y es una serie ideal para disfrutarla de una sentada porque sus diez capítulos se te pasaran volando. Sin duda, la recomiendo.

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