'Mr. Robot' 1x06 Review: un juego... ¿sin vencedores?

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

No sé si es la primera vez que lo escribo. Desde luego no es la primera vez que lo pienso. 'Mr. Robot' juega un poco con nosotros cada semana. Nunca empieza como debe empezar, o al menos como esperamos que lo haga, y rara vez termina como debería. Quiero decir, y aquí va una tremenda obviedad, que la principal virtud de la serie es que nada pasa como imaginamos que lo hará. Y no me refiero solo al argumento, si no al modo que tiene de contarnos las cosas.

Tampoco ocurre en este capítulo, el mejor hasta la fecha, donde el personaje de Christian Slater no ha necesitado más que unos minutos en pantalla para arrojarnos, a nosotros y al propio Elliot, un poco de sensatez. De su discurso se extraen dos verdades que no podemos negar. La primera, que uno no debería jugar nunca a un juego en el que no tiene opciones de vencer. La segunda, que el verdadero valor consiste en ser honesto con uno mismo.

Sinceramente, llegados a este punto, no sé si el protagonista de 'Mr. Robot' tiene en realidad demasiadas posibilidades con alguna de las dos. Lo que sí sé es que, gane o pierda, yo sí quiero seguir jugando. ¿Y vosotros? ¿Aún queréis continuar la partida?

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

“Cuando nos encontremos esta noche, te abrazaré”

Como recordaréis, en el último episodio de 'Mr. Robot' Shayla fue secuestrada por los hombres de Fernando Vera y, sin embargo, lo primero que vemos nada más empezar este, después de ese primer plano del cuadro del pintor dominicano Gilberto Hernandez Ortega, es a ella conversando en una cafetería con Elliot.

No sé si es el diálogo, el tono, la camarera octogenaria o qué, pero la escena, además de ser una de las mejores de todo el capítulo, tiene algo de onírico o de ilusorio. La propia Shayla también lo opina. “No se siente real”, dice. Pero lo es.

Tan pronto como aparecen en el plano los dos secuestradores lo sabemos. En la pantalla todo sigue con ese tono extraño, casi hipnótico, propio de la serie. Nadie en el restaurante se mueve. Solo Elliot, como en una pesadilla, escoltado por sus raptores hasta un teléfono. Al otro lado espera Fernando Vera, uno de los grandes villanos de la ficción, con una extraña promesa, la de su abrazo, y un chantaje, ella estará allí con ellos cuando él salga de la cárcel.

Tengo estos primeros minutos del capítulo metidos en la cabeza. No hay mucho más que decir.

La trama de E-Copr avanza en segundo plano

Así las cosas mientras Elliot, con la ayuda de Darlene, trata por todos los medios de hackear la red de seguridad de la cárcel para liberar a Shayla, de la mano de Angela avanzamos con la trama de E-Corp. Es posible que de un modo inconsciente sea ella, víctima también del conglomerado, la que termine por acelerarlo todo.

De momento se ha puesto en contacto con Nayar, una de las abogadas del caso Washington Township, quien le aconseja que para tener algo sólido necesitaría un testigo fiable, alguien que lo viviera todo desde dentro.

Cierto es que el personaje de Angela gana más cuando nos muestra esta versión de sí misma enfadada y dispuesta a todo que cuando aparece esa otra mucho más anodina. No obstante, me da la sensación de que en algún momento meterá la pata y Elliot tendrá que salir en su ayuda.

No será por ahora, con Shayla no sé sabe dónde y la propia Darlene encerrada en su piso con el hermano y socio de Fernando Vera amenazándoles. Así que lo mejor que se le ocurre a él es decirle que confíe en ella misma. Ambos se arrepentirán de estas palabras. En especial después de verla visitar en su domicilio a Terry Colby, quien ni siquiera la reconoce.

El otro personaje que está de malas con E-Corp es precisamente uno de mis favoritos. Me gusta Tyrell Wellick en particular cuando se junta con su mujer y nos deja escenas como la de esta semana.

Al aspirante de Director de Tecnología no le ha sentado demasiado bien que Scott Knowles le haya leído su jugada antes de tiempo. Su ataque de ira espantaría a cualquiera menos a su “adorable” esposa que apenas parece inmutarse. No sé si a vosotros también os pasa, pero a veces tengo la impresión de que estos dos esconden algo mucho más allá que su avaricia por controlar la empresa. Quizás los sobrestime.

Ser valiente o huir

Por su parte, cuando creíamos que Christian Slater había salido por fin del armario resulta que la serie se las ingenia muy bien para volvernos a hacernos dudar. Dura apenas unos minutos. El tiempo necesario para que el líder de FSociety, real o no, actúa en esta ocasión como conciencia de nuestro protagonista.“Este es un juego sin vencedores”, le dice.

En cualquiera de los escenarios posibles Vera gana y para que eso ocurra, todos los demás tienen que perder. Si él fuera honesto consigo mismo lo asumiría y se iría. La valentía consiste en reconocer las cosas. No hay disyuntiva posible, por tanto, entre luchar o huir.

El problema es que Elliot ya ha perdido antes de empezar. Y, si algo sabemos de él, es precisamente toda la oscuridad que le rodea y lo mal que se maneja en distinguir lo real de lo ilusorio. Así que actúa, en consonancia con el consejo que él mismo le diera a Angela, como cree que debe actuar. Aunque eso signifique liberar a todos los presos de la cárcel donde se encuentra el traficante.

El reencuentro

Pero no ha medido bien las consecuencias. No con Fernando Vera, ese hombre capaz de disparar a su propio hermano a bocajarro. Tal vez ese es el momento en que Elliot debió de sopesar lo que vendría después. Quizás fue antes. Justo cuando tuvieron su primer encuentro en el segundo capítulo. Sea como sea, el criminal no faltó a su palabra ni tampoco Mr. Robot. Nunca tuvo opciones de ganar porque ella estuvo allí todo ese tiempo.

La escena impacta más por el silencio y por la actuación contenida y solemne de Rami Malek. Más de un minuto transcurre entre que abre el maletero y nos enfocan el cuerpo ya sin vida de Shayla. Todo lo dulce que era. Imagino que lo malo de morirse en el sexto capítulo es que apenas hay tiempo de reacción, tampoco para encariñarse demasiado de su personaje, por muy entrañable que fuera.

Así las cosas con la muerte de Shayla, la única que gana es la serie - y con ella, nosotros-, que se marca este capitulazo difícil de olvidar, donde 'Mr. Robot' nos recuerda pasado su ecuador, con algún que otro altibajo en el camino, que cuando quiere hacer bien las cosas, las hace mejor.

Próximamente...

A partir de ahora habrá que lidiar con un nuevo Elliot que, a sabiendas de su responsabilidad en la desaparición de Shayla y en la fuga de todos los presos, se queda más tocado que nunca y sin ninguna distracción en su lucha contra E-Corp, que tendrá a partir de ahora muchos más frentes abiertos.

Como no podía ser de otra forma cuando se tratan de sus emociones, nos espera un próximo episodio cuanto menos inquietante. Como muestra, os dejo su tráiler:

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